LA PEDRERA.– "No pases de pesos uruguayos a argentinos si querés ser feliz". La frase la repiten media docena de jóvenes que llegaron desde la Argentina hasta esta localidad de Rocha, a más de 110 kilómetros al este de Punta del Este . Un poblado que esta temporada parece sentir aún más la "invasión" de chicos de entre 18 y 22 años.
"En 2019, fuimos a Mar del Plata y este nos dijeron que se ponía La Pedrera. Por eso, vinimos para acá. Somos un grupo de 17 amigos y excompañeros del Pilgrims’ College que alquilamos dos casas, una a la par de la otra", señala Facundo Vallejos.
La historia de este grupo de amigos se repite en decenas de otros jóvenes que coparon esta tranquila localidad de 250 habitantes estables y una de sus dos playas, la del Barco. Mientras que la otra, El Desplayado, sigue llena de familias.
"¿Por qué La Pedrera? Porque sabíamos que muchos chicos de nuestra edad iban a venir acá", cuenta Helen Ashe, que comparte una casa con 13 amigas y excompañeras del colegio Santa Inés, de San Isidro.
Sobre la arena de la Playa del Barco, los grupos de chicos se cuentan de a decenas. Mates, juegos, guitarras y algunos tragos marcan la tónica de la pacífica convivencia. "Los que se levantan temprano van a la playa y luego vuelven para comer. Tipo 16 nos vamos todos y nos quedamos hasta el atardecer", cuenta Justo Zanoni, que llegó con amigos.
A las 20.10, 40 minutos después de la puesta del sol de anteayer, retumbaba la música del cantante de cumbia Pablo Lescano, que comenzó a despedir a los jóvenes que dejaban la playa para ya pensar en la comida, la previa y la salida que duraría hasta el amanecer.
"Somos de Bella Vista, estamos 15 en una casa. Pensábamos que era más pueblo y, la verdad, nos sorprendió. Es una locura de gente. Creo que el 70% de los chicos de nuestra edad que están acá son argentinos", aventura Nicolás Carcavano.
Los contingentes de jóvenes se organizan en una suerte de "cooperativismo" para poder economizar y convivir los días de vacaciones, que se extienden por al menos unos 10 días. "Pusimos 500 pesos cada uno para comprar la comida y trajimos el 80% de lo que vamos a necesitar de Buenos Aires. Luego pusimos 1500 pesos más para el alcohol", explica Jerónimo Pérez Monti el método que usó con sus amigos.
Organización
En su grupo, el menú de las primeras seis comidas fueron fideos. Recién antenoche llegaron las salchichas con puré. "Son dos para cada uno, pero de las grandes", aclaran. "En la cocina de esta casa hicimos el puré. En la de al lado, las salchichas. Cada uno va y se sirve", explican, mientras se acomodan en la mesa que está en el patio de la casa y que se convertirá en la sede de la previa, para luego terminar en uno de los boliches de la Avenida Principal, el corazón de este poblado caracterizado por pocas calles asfaltadas y casas que no superan las dos plantas.
"En el primer viaje que hicimos juntos, a Mar del Plata, teníamos una grilla de quién limpiaba y quién cocinaba. Ahora ya nos conocemos y sabemos qué le gusta hacer a cada uno y funcionamos de esa manera", explica Manuel Gómez Lanza.
En el caso del grupo de 14 amigas, el ritual de la comida es más organizado y estructurado. No se come hasta que todas están en la mesa. El menú de la noche consiste en pizzas que cocinaron dos de ellas. "Son cinco pedazos para cada una. Es un promedio que sacamos. Algunas comen más, otras menos. Pero todas tienen qué comer", expone Lola Piñero.
Ellas también juntaron el dinero antes de salir de Buenos Aires. Cada una aportó 2000 pesos argentinos para las compras. "Como gastamos muchísimo menos de lo que esperábamos en el mayorista en Buenos Aires, con lo que sobró compramos algunas cosas que no se podían traer en el mayorista de Punta del Este. Después hicimos un pozo de 1500 pesos uruguayos cada una [unos 3400 pesos argentinos] para las compras en La Pedrera, como frutas y verduras", cuenta Mora Soares Gache.
Valentina Davidov tiene 18 años y junto a cuatro amigas forman una ronda con mate de por medio en la Playa del Barco. Estas chicas que llegaron de Buenos Aires antes de fin de año llaman la atención porque están vestidas con remeras negras en medio de una marea de ropa colorida. "Tengo una casa acá. Desde siempre vengo a La Pedrera con mi familia e invité a mis amigas. Sabía que este año iba a ser este boom de jóvenes, pero estoy un poco sorprendida con tanta gente", indica.
Cambios en el ritmo
Según dice, esta temporada se encontró con mucha más música, salidas, fiestas y chicos de su edad: "Es mucho más divertido, pero no sé si La Pedrera da abasto para tantas personas. Son muchísimas". Y calcula: "El 70% son argentinos. También hay uruguayos y brasileños. Creo que eligieron La Pedrera porque es muy linda y está todo cerca. Se diferencia mucho de Punta del Este. Es muy cómodo no tener que agarrar el auto para nada".
Sobre el final de la charla, revela: "Nosotras nos vamos el 15, la mayoría de los chicos que vinieron se van el 10. Por suerte vamos a tener cinco días tranquilos. No me gusta que haya tanta gente. Este lugar donde estamos ahora era el más tranquilo y ahora se convirtió en algo masivo. Nunca tuve que caminar media playa para alejarme de la multitud. Hoy, sí".
Algo de eso remarca Inés Young, una veraneante asidua de este poblado: "A La Pedrera este año llegan y siguen llegando hordas de jóvenes. Más que los años anteriores. Invaden todo, no conocen ni entienden la mística del lugar y contaminan el ritmo y la vida del pueblo", se queja. E ilustra: "Ponen música en las calles hasta cualquier hora de la madrugada, andan gritando por las calles hasta la madrugada interrumpiendo la paz y la vida familiar".
Para Mechi Martínez Woodward, otra veraneante usual de este lugar, la temporada comenzó tranquila y con buen clima. "Se nota un mayor número de jóvenes que llegaron entre Año Nuevo y los primeros días de enero. Cambia un poco el ritmo, hay música en la playa y las calles están de fiesta. Luego de su partida todo vuelve a la normalidad y el ambiente recupera su esencia familiar".
"La Pedrera te enamora. Te enamora su geografía, su rambla, sus playas divididas por rocas y piletones. Pero sobre todo te enamora su ritmo, su posibilidad de estar siempre a pie, su ambiente despojado y sin pretensiones. La Pedrera son vacaciones sin tendencias. Descanso. Despojo", grafica.
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