La nueva normalidad: cómo será la vida después de la pandemia por coronavirus
El concepto de nueva normalidad aparece cada vez que los seres humanos superan acontecimientos extraordinarios. Sin embargo, la construcción lingüística concreta surgió en el mundo después de la crisis económica de 2008 para hacer referencia a las nuevas condiciones del mercado que finalmente se adoptaron como normales en el largo plazo. Hoy esa "nueva normalidad" se define como la posible realidad pos pandemia por coronavirus a la que todos los seres humanos deberemos acostumbrarnos antes o después: se tratará de convivir con el virus o con sus fantasmas.
España, uno de los países más castigados por el coronavirus, planifica el regreso a un futuro desconocido a través del llamado "Plan para la Transición hacia una Nueva Normalidad", que se basa sobre la premisa de una salida gradual y escalonada del confinamiento. De la misma manera, Alemania, Italia, Nueva Zelanda, Reino Unido y los países escandinavos también han desarrollado una serie de medidas que apuntan a devolver la libertad a los ciudadanos mientras se reactiva la economía.
Lo cierto es que en la nueva normalidad nada será como antes, incluso, en el caso de que se descubra una vacuna que nos proteja del virus. ¿Por qué? Porque después de aproximadamente dos meses o más de cuarentena estricta las personas seguiremos sintiendo la amenaza de infección por parte del otro y es probable que durante un tiempo nos provoque cierta aversión el contacto físico estrecho tanto con amigos y familiares como con extraños. Los abrazos y los besos serán reemplazados por codos y guiños.
De ahí que, tal como lo aconseja la OMS, la nueva normalidad estará atravesada por el distanciamiento social, las medidas de higiene intensa y el uso de barbijos. Es posible que el espacio público se reconstruya como lugar de amenaza en un sentido sanitario: salir a la calle, ir a la plaza, viajar en tren, subte o colectivo nos resultará un desafío para superar a diario mientras que el mañana continuará siendo una incertidumbre porque el desastre del ayer seguirá resonando en nuestra memoria.
La nueva normalidad en España
Una vez cumplidas las medidas correspondientes a las distintas fases para la salida del aislamiento, en España los bares, los cines, los museos, los teatros, las escuelas, las oficinas y toda clase de lugar cerrado se convertirán en espacios donde el imperativo sanitario será la prioridad mucho antes que lo social, lo cultural, lo laboral o lo educativo.
Nos acostumbraremos a que nos apunten en la frente con un aparato para tomarnos la temperatura antes de entrar a cualquier parte así como después de la gripe A el alcohol en gel se convirtió en un producto de consumo masivo.
Se espera que las peluquerías españolas dispongan de cabinas cerradas para sus servicios que comenzarán a funcionar a partir de este lunes: las conversaciones entre clientas desaparecerán así como también las revistas de chismes de famosos. En cuanto a las tiendas de indumentaria, un informe del British Retail Consortium ha establecido pautas que incluyen el cierre de los probadores y la restricción de personas en los locales a la mitad de su capacidad.
El 50% pareciera ser la cifra de la suerte para cualquier tipo de actividad a puertas cerradas. Dicho número en España seguirá en funcionamiento cuando finalice el plan de transición. Desde las oficinas hasta las aulas -dos casos en los que se incentivará la modalidad a distancia-, pasando por los centros comerciales, los gimnasios y los templos: todos deberán cumplir con la medida de permitir la presencia de grupos menores a la mitad de lo que hubiera correspondido antes de la llegada del coronavirus.
Los deportes también serán afectados en la "new normal" o nueva normalidad. En República Checa se reanudaron las prácticas de golf, de tenis y de pesca de caña: actividades que en sí mismas implican un distanciamiento social. El plan español ni siquiera menciona a los deportes de contacto en su plan de transición.
Con la amenaza permanente de una posible irrupción de otro acontecimiento devastador, los especialistas estiman que tendremos una conciencia mucho mayor del presente. Así lo afirma Dipali Mukhopadhyay, una científica de la Universidad de Columbia que estudia cómo actúan las sociedades durante los conflictos extremos, en un artículo del New York Times: "Al asumir que no tenemos idea de cómo va a ser el mañana y al recordar, a la vez, que el ayer fue terrible, el ser humano tiende a concentrarse en el presente, a vivir el momento hoy y ahora".
Otras noticias de Trends
Más leídas de Sociedad
Tenía 31 años. Viajaba en moto, chocó contra un camión de carga en Barracas y murió
Sofía Pizzi. La mujer que adoptó a cinco hermanitos y se rebeló ante la indiferencia
“Espíritu relajado”. La playa que, por sus propuestas de turismo aventura y gastronomía, es la estrella de un destino clave
Objetivo. Qué es el servicio cívico