La nueva guerra entre los browsers ya empezó en la Web
La informática es tan rara. Por momentos, aparece como el ambiente más ferozmente competitivo de la historia; por momentos, como un ejemplo de colaboración global.
Google ( www.google.com ), por ejemplo, utiliza software libre y hace poco sembró su ciudad natal, Mountain View, con antenas Wi-Fi para proveer acceso gratis de banda ancha inalámbrico a todos sus habitantes.
Pero, a la vez, Google guarda bajo siete llaves la fórmula secreta de su buscador y compite sin descanso contra el coloso de colosos, Microsoft ( www.microsoft.com ).
La informática e Internet están planteando nuevas reglas de juego en toda la dinámica del mercado. Un ejemplo característico son los navegadores o browsers, el tipo de programa que usamos para ver páginas Web. Hoy el más conocido y utilizado es el Internet Explorer (IE), de Microsoft. Pero no siempre fue así.
En los inicios de la Web, otro browser llegó a ser el rey, con una participación de mercado cercana al 85 por ciento. Se llamaba Netscape ( www.netscape.com ) y había sido creado por Mark Andreesen.
Andreesen había sido programador de otro proyecto anterior, llamado Mosaic, por derecho propio el primer navegador Web que alcanzó cierta popularidad; hoy está extinto.
El éxito de Netscape y el avance de la Web llamaron la atención de Microsoft, que entró en el negocio de los navegadores con el IE 1.0 en agosto de 1995.
Se venía la primera guerra de los browsers, que demostraría cabalmente un principio clásico: que la competencia mejora la oferta. Entre 1995 y 2001, Microsoft lanzó seis versiones del Internet Explorer; eso sí, una vez obtenida la supremacía, no lanzó nuevas versiones de su browser. En un plazo idéntico (2001 a 2006), Microsoft siguió con la misma edición del IE, la 6.0. Hasta ahora.
Mientras el IE se quedaba con prácticamente todo el mercado, ocurrieron dos cosas con Netscape. Fue adquirida por America Online y liberó el código fuente de su navegador. Es decir, cualquier grupo de programadores podía tomar el programa y seguir desarrollándolo. Recibió el nombre de Mozilla ( www.mozilla.com ), fue reescrito por completo en 2002 y su navegador, el Mozilla Firefox, alcanzó la versión 1.0 en 2004.
De acuerdo con las reglas tradicionales del mercado no había posibilidad alguna de que amenazara el dominio de Microsoft.
Sin embargo, en el curso de dos años el Firefox no sólo erosionó paulatinamente la supremacía del gigante de Redmond hasta quitarle un 10% del mercado, sino que lo obligó a apresurar el lanzamiento de una nueva versión del Internet Explorer, la 7, originalmente destinada al Windows Vista.
Fue una combinación de factores lo que impulsó al Firefox hasta su puesto actual. Primero, es rápido, ocupa poco espacio, su instalación es sencilla y apostó, de entrada, a la navegación por pestañas, una característica tan útil que Microsoft debió incluirla en el IE 7. Pero, además, los últimos dos años fueron, en términos de seguridad, catastróficos para el IE 6.
Recomendación
En 2004, justo cuando el Firefox alcanzaba su versión final, el centro de emergencias informáticas de los Estados Unidos ( www.us-cert.gov ) recomendó usar el Firefox en lugar del IE.
Pese a los esfuerzos de Microsoft por corregir las fallas, las vulnerabilidades siguieron apareciendo y para muchos usuarios el Firefox, que hoy va por la versión 2.0, resultó una opción más segura. Y no, como se suele creer, porque intrínsecamente lo sea. También se descubren vulnerabilidades en el Firefox. El principal flanco del IE es al mismo tiempo su activo más valioso: al dominar el mercado atrae inexorablemente a los piratas informáticos.
Un dato no menor: el Firefox y el IE son productos totalmente gratis. Asombra, desde luego. Pero las nuevas eras suelen traer nuevos paradigmas. En el caso de la informática e Internet, los nuevos paradigmas traen también buenas noticias.
El IE y el Firefox conviven plácidamente en una misma PC. El usuario puede bajarlos, decidir cuál le gusta más y hasta utilizar ambos indistintamente. Uno, el IE, es obra de una corporación multinacional. El otro, de una ONG que ha recibido donaciones de particulares y de empresas como IBM, Sun y Red Hat.
Así, nos encontramos en los inicios de la segunda guerra de los browsers. Pero esta vez no está en juego la supremacía, el equilibrio es más dinámico y el resultado es que tenemos los dos mejores browsers que ha visto hasta ahora la informática personal.