La nueva campaña de marketing de Ozempic y otros fármacos que desata la polémica en la comunidad “cuerpo-positiva”
Las farmacéuticas están contratando a influencers de talla grande para que promocionen sus medicamentos para perder peso
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WASHINGTON.– Cuando Virgie Tovar recibió un email donde le proponían promocionar medicamentos inyectables para perder peso a través de sus cuentas en las redes sociales pensó que se trataba de un mail basura.
Virgie se había pasado los últimos 13 años haciendo campaña a favor de la aceptación positiva del propio cuerpo. ¿Justo ella iba a ponerse a promocionar fármacos como el Ozempic en su cuenta de Instagram? Pero las ofertas para que promocionara a otras empresas y productos del mismo rubro seguían llegando y llegando…
Hasta que en la cuenta de otra activista de las personas gordas posteó capturas de pantalla de emails similares a los que ella había recibido. Los mensajes llegaban de distintas agencias de marketing y “spas medicinales” con nombres como Valhalla Vitality, Toma Skin Therapies y The Hills Beauty Experience, que promocionaban medicación inyectable para bajar de peso.
“Fue ahí que empecé a darme cuenta de que tal vez era algo muy extendido, y que en realidad era parte de una estrategia”, dice Virgie.
Y tenía razón. Los emails que recibió eran parte de una estrategia de toda la industria farmacéutica y sus derivados para promocionar drogas inyectables para la pérdida de peso a través de “influencers de talla grande”. Así que Virgie y otras activistas empezaron a difundir la noticia en sus redes y a hablar con la prensa.
En medio de una explosión de ventas de drogas como el Wegovy y el Ozempic —nombre comercial en Estados Unidos de la semaglutida en su presentación para perder peso— laboratorios Novo Nordisk lanzó campañas de marketing que apuntan a las comunidades “cuerpo-positivas”, el movimiento que promueve la aceptación del propio cuerpo. La empresa WeghtWatchers, por ejemplo, está promocionando su nueva WeightWatchers Clinic, que se especializará en drogas inyectables para perder peso, a través de avisos pagos en las redes sociales de los influencers.
Pero esta nueva estrategia de la industria de la pérdida de peso está generando divisiones ideológicas en las comunidades de positividad corporal o “cuerpo-positivas”.
Jessie Diaz-Herrera, instructora matriculada de fitness para personas de talla grande, publicó un video en Instagram amenazando con tirar su computadora por la ventana si recibía otra oferta para asociarse con una empresa que vende inyectables médicos.
“Si algunos de tus influencers gordos favoritos comienzan a hacer campañas pagas para estas cosas, es porque se vendieron a la maldita cultura de las dietas, y punto”, dice Jessie en el video.
Para las personalidades de talla grande de Internet, las nuevas campañas de marketing representan un dilema existencial sobre lo que significa la autonomía médica, el amor propio y la autoaceptación.
“Se removió el avispero, porque en la comunidad de positividad corporal online los inundaron a todos de invitaciones para asociarse con compañías farmacéuticas para la pérdida de peso”, dijo Kara Richardson Whitely, directora ejecutiva de GORGEous Agency.
Parte del negocio de su agencia es conectar a las empresas con personas influyentes de esa comunidad online. Pero Kara dice que el aumento de propuestas para asociarse con las empresas de inyectables para perder peso les hace ruido a muchos de los potenciales promotores.
“Las personas que se han esforzado tanto para apreciar y aceptar su cuerpo y para refutar la cultura de las dietas lo viven como una ofensa”, dice Kara.
Medicamentos con semaglutida
En abril, WeightWatchers adquirió la empresa de telesalud Sequence, lo que le permitió conectar a los usuarios de esa red usuarios con los medicamentos que contienen semaglutida, también conocidos como GLP-1, como el Ozempic y el Wegovy, o con tirzepatidas, como el Mounjaro y el Zepbound.
Desde entonces, WeightWatchers empezó a asociarse con influencers para promover en las redes su nueva WW Clinic, que brinda acceso a inyectables para bajar de peso.
A principios de enero, WeightWatchers invitó a un grupo de influencers a un hotel de Los Ángeles para un evento al que tituló “Casa GLP-1″, donde repartieron cajas con regalo, hubo conferencias, hizo una presencia Kim Chi, una concursante “talla grande” del programa RuPaul’s Drag Race, y fue una excelente oportunidad para las selfies, los videos y crear contenido colaborativo para las redes.
Jake Beaven-Parshall y Kiki Monique fueron dos de los influencers invitados al GLP-1 House. Antes de que WeightWatchers los contactara, ambos ya venían documentando en sus cuentas de Instagram su uso de medicamentos GLP-1 para bajar de peso.
Según Jake y Kiki, les pagaron para crear contenido desde la Casa GLP-1. WeightWatchers también cubrió el costo del viaje y el alojamiento y les bonificó tres meses de su membresía a WeightWatchers. En ambos casos ya recibían sus medicamentos GLP-1 a través de su propio seguro médico.
Jake dice que su experiencia en GLP-1 House fue “increíble” y calcula que recibió más de 20 mensaje directos (DMs) de seguidores interesados sobre el programa de la WW Clinic.
“Hay mucho estigma en torno a estas drogas: que son la salida fácil, que las Kardashian las están tomando, y ese tipo de cosas”, apunta Jake. “Por eso me parece importante humanizarlo, educar a la gente y mostrar historias reales.”
Kiki dice que la respuesta a sus contenidos sobre los GLP-1 es en gran medida positiva. Un usuario respondió al video de sus preparativos para el viaje a Casa GLP-1 con este comentario: “@weightwatchers ¡Contratame! 🙋🏻♀️🙋🏻♀️🙋🏻♀️🙋🏻♀️ ¡Tengo 150k en Tik Tok!”
Pero también perdió algunos seguidores y recibió algunos comentarios de personas enojadas. El nivel de virulencia no la sorprendió.
“Positividad corporal significa sentirse cómodo con uno mismo”, dice. “Empecé con esto porque quería sentirme bien. No me importaría seguir siendo gorda si no me hiciera dólar la espalda.”
En un comunicado enviado por correo electrónico, la directora de marketing de WeightWatchers, Amanda Tolleson, dijo que la intención de la empresa es trabajar con influencers para ayudarlos a ellos y a sus seguidores “a recuperar su salud, llevando la atención médica al living de sus casas y brindando un espacio seguro, libre de prejuicios, estigmas y vergüenza, para que puedan hablar de sus experiencias con la medicación.”
Ragen Chastain, escritor, conferencista e investigador sobre “gordura positiva”, cree que ese enfoque es peligroso. “Los influencers no son médicos”, apunta Chastain. “Y eso implica un problema inherente para las empresas farmacéuticas que les pagan por promocionar sus productos, porque no se puede esperar que un influencer comprenda los aspectos científicos de un medicamento. No se dedican a eso.”
Por Shane O’Neill
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