La Navidad menos pensada: separadas por el Covid, las familias reorganizan festejos a último momento
Las personas positivas deben aislarse y no pueden compartir la celebración con los demás; volvieron los brindis por Zoom y la comida por abajo de la puerta
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Lo más destacado de esta Navidad va a ser el menú, afirma Lucía Ibarguren, madre de Esmeralda, de 9 años; Salvador, de 7, y Margarita, de 6. Les propuso a los chicos que pidieran lo que ellos quisieran. Así, se servirán salchichas, torta y helado. Todos están aislados desde el sábado por Covid en su casa de San Fernando. Son una de las miles de familias que por estas horas se ven forzadas a organizar festejos alternativos puertas adentro, al recibir la noticia más inoportuna: un test positivo que los obligará a ver a sus parientes y amigos solo por videollamada en la Nochebuena.
“El plan era completamente distinto. Somos diez hermanos y siempre pasábamos la Navidad en familia. Pero este año va a ser distinto”, cuenta Lucía. La parte más difícil, dice, fue darles la noticia a los chicos. “No lo podían creer. ‘¿Cómo que no vamos a ver a los primos? ¿Y a mi amigo que vino de México?’, se quejaban. Por eso, les propuse cocinar algo especial que quisiera cada uno, porque vamos a intentar que el festejo sea lindo aunque estemos los cinco solos. Y me sorprendieron con salchichas, torta y helado”, describe Lucía, que intenta ponerle todo el espíritu navideño al festejo, pese al malestar.
En los últimos días, la cantidad de casos confirmados de Covid se disparó y miles de familias deben recalcular sus festejos. Los más afortunados son aquellos a los que el aislamiento los encuentra viviendo en grupo, pero también hay muchos otros que viven solos y tendrán que pasar la Nochebuena unipersonal.
Es la Navidad menos pensada. Por estas horas, los grupos de WhatsApp de las familias parecen la batalla naval, donde las balas pican cerca y más de uno se declara “averiado”.
“Nosotros nos enteramos de casualidad. Habíamos estado con varias familias que vinieron del exterior y, como tenía esos tests caseros, me hice uno por las dudas. A los pocos minutos me dio positivo, no lo podía creer. Empecé a avisarle a todos con quienes había estado. Esa noche, mi hija Esmeralda empezó con dolor de cabeza”, recuerda Lucía. En los siguientes días, ella y Benjamín, su marido, también tuvieron síntomas y les confirmaron que estaban contagiados. Los dos más chicos dieron negativo. Fiebre y dolor corporal fueron los síntomas más notorios, aunque en las últimas horas ya se sienten mejor. De todas formas, hubo que cancelar los festejos. “Íbamos a pasar con mis hermanos y mi mamá... Para los chicos fue un dramón. Empezaron a llorar y más lloraban a medida que se daban cuenta las cosas que se iban a perder. Decían que encerrados va ser reaburrido. Preparamos la casa para festejar, armamos juegos y se va pasando”, cuenta. Todas las fichas están puestas en Año Nuevo cuando, si todo sigue así, tendrán el alta y podrán tomar revancha. “Si Dios quiere, para el 31 estamos libres”, celebra Lucía.
Sushi y maratón hasta las 24
“Me voy a pedir absurdas cantidades de sushi y me dormiré mirando Netflix”, responde Javier Gómez, de 26 años, cuando su familia le pregunta qué va a hacer solo en Nochebuena en su departamento de Béccar. Intenta ponerle una cuota de positividad y mirar el vaso medio lleno. Esta vez, los síntomas son mucho más leves que en mayo, cuando ya tuvo Covid; seguramente, por las dos dosis de AstraZeneca que recibió desde entonces.
Javier se contagió en el trabajo. La semana pasada, en la oficina, estuvo en contacto con una persona que el viernes dio positivo. El fin de semana se sintió un poco mal, como resfriado. El domingo se testeó y el martes le confirmaron que era positivo. Lo mismo les ocurrió a varios de sus compañeros. Por eso, va a pasar Nochebuena y Navidad solo en su departamento. Aunque se acaba de enterar de que tres amigos también tiene Covid y podrían reunirse allí los cuatro.
La prima de Javier, Josefina, que iba a venir de Nueva York para Navidad, también dio positivo así que tuvo que postergar su viaje y también se perderá el festejo. Con la familia dividida por el Covid, este año en lugar de brindis habrá una comunicación por Zoom a la medianoche, como en las peores etapas de la pandemia.
En el chat familiar, la abuela había propuesto postergar el festejo de Nochebuena para poder incluir a los dos nietos, el 28 de diciembre, cuando llega Josefina llega de Estados Unidos y a Javier le dan el alta. Pero el debate fue intenso y la mayoría se indignó. ¿Solución? Habrá dos celebraciones; la segunda, tres días después.
“Los embates de la pandemia nos siguen sacudiendo. Cuando pensábamos que todo había disminuido, una nueva cepa nos asola. La pandemia sigue siendo disruptiva, sorpresiva, y sigue atacando nuestros vínculos en momentos tan sensibles como son las Fiestas, por varios factores”, sostiene Mónica Cruppi, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). “Todos hemos tenido en mayor o menor grado pérdidas de todo tipo. Hemos estado alejados por mucho tiempo de nuestros seres queridos. Y ahora pareciera que hay que tomar medidas de precaución nuevamente. Entonces, al agobio que ya teníamos, al desgaste que veníamos sobrellevando, hay que sumarle esta separación de las familias por el Covid. El virus y la pandemia siguen marcando un horizonte incierto”, agrega.
“Soy fan de la Navidad y me va a faltar”
“Soy bastante fan de la Navidad. Me gusta mucho el festejo, la preparación, decorar la casa y después que lleguen los invitados. Lo disfruto. Es un evento que me va a faltar este año”, lamenta Lucía Néspolo, de 22 años, estudiante de diseño de imagen y sonido. Este año, en lugar de ir a Pilar, a la casa de sus padres, lo va a pasar sola en su monoambiente de Belgrano. Porque el martes se enteró de que tiene Covid. “El lunes me enteré de un contacto estrecho positivo, me acosté a dormir una siesta y me desperté con fiebre. El martes me hisopé. Y desde entonces tuve fiebre, dolor de pecho, mocos, tos”, cuenta. Esta tarde, sus padres pasaron por el departamento y le dejaron los regalos que había para ella bajo el arbolito en Pilar. También le llevaron las compras del super. “Para el 24 me voy a hacer unos huevos rellenos, que era lo que me tocaba llevar. Y una amiga me dijo que me va a traer vitel toné, para no extrañar tanto”, detalla. “Esperaré las videollamadas y, si aguanto y no me sube la fiebre, me quedaré despierta hasta las doce″, asegura.
Aislados dentro de casa
Para la familia de Cecilia Riera la noticia fue de lo más inesperada. Este año, por fin se iban a reunir todos para Navidad. Ya estaba todo organizado cuando el hijo más grande de Cecilia, Lucas, de 22 años, contó que tenía síntomas. El jueves de la semana pasada, su novia había empezado a sentirse mal; le dijeron que era gripe y no la hisoparon. Volvió a su casa, pero como seguía con fiebre, insistió, y recién entonces la testearon y dio positivo. Con Lucas, la historia se repitió: en la clínica no lo hisoparon y se fue al hospital, donde le dijeron que volviera al día siguiente. También estaba infectado. Apenas se enteró, Cecilia empezó a organizar el operativo. Como la casa –en el partido bonaerense de San Martín– es grande y tienen dos baños, intentan mantener el aislamiento intradomiciliario. Por ahora, ni ella ni sus otros dos hijos, Marcos, de 19, y Tomás, de 17, tienen síntomas.
“Pero estamos todos aislados. Ya le avisamos a la familia y obviamente vamos a quedarnos a festejar en casa los cinco. Al principio los dos más chicos estaban muy enojados. Se perdieron todos los eventos y fiestas que tenían. Para el 24 vamos a celebrar solos, pero al lado del arbolito, con las luces prendidas”, anuncia. No habrá regalos, porque no pueden salir a comprar. “Pensaba hacerles una carne braseada que a ellos les gusta, porque hay que arreglarse con las cosas que tenemos en la heladera. Pero la familia nos avisó que nos van a traer el mismo menú que ellos van a comer para que no nos sintamos tan solos”, relata la madre. Va a ser una Navidad difícil, porque en mayo los chicos perdieron a Emilio, su padre.
“No sabemos cómo vamos a hacer para armar la mesa. Lo más probable es que la armemos en el patio y que Lucas se siente en la habitación que da al patio, pero con la ventana cerrada, para no perderse del todo el festejo”, dice Cecilia. Con el resto de la familia, van a hacer videollamadas. “Tenemos familia en España y en Estados Unidos. Con la diferencia de horario vamos a estar entretenidos un buen rato”, añade.
La familia de Marina Grangé también se verá dividida por el Covid. “Mi sobrina mayor dio positivo el lunes. Había estado con mis hermanos, mi papá y mis otros sobrinos sábado y domingo. Inmediatamente todos los planes se desarmaron. Aún no decidimos qué y cómo vamos a hacer; esperaremos a ver qué dice el segundo PCR de cada uno. ¡Seguramente sea cada uno en su casa y un champagne por Zoom!”, resume Marina.
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