Y estuvieron las tres. "A cuál más espectacular", como deslizó un adolescente que, en puntas de pie -al igual que muchísimos otros-, siguió las instancias del megadesfile del año, Buenos Aires para la moda argentina, en las escalinatas de la Facultad de Derecho.
Naomi Campbell, Claudia Schiffer y Valeria Mazza (algo así como la anfitriona de esta historia) volvieron a encontrarse sobre una pasarela escalonada (parecida a la que transitaron tantas veces en la romana Piazza Spagna), ante casi 5500 personas; 3000 de ellas ubicadas en el predio de la facultad, donde hubo varios claros, y el resto observó el acontecimiento desde el otro lado de la avenida Figueroa Alcorta.
Algo más de 300 policías participaron en el operativo de seguridad e impidieron que el público que había quedado afuera invadiera la calzada de la avenida Figueroa Alcorta. lo que amenazaba con crear un caos en el tránsito.
Dicha actitud fue adoptada debido a una advertencia del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que no autorizó ningún corte de calles.
Sin embargo, los problemas en el tránsito se hicieron presentes. Comenzaron a las 21.40 cuando Campbell salió a la pasarela. En ese momento, todos los automovilistas que pasaban por el lugar comenzaron a circular a marcha lenta y se detenían para contemplar semejante constelación de bellezas femeninas.
Detrás de ellas tres (cada una habría cobrado 100.000 dólares por el desfile) avanzó un ejército de modelos más o menos conocidas para mostrar la ropa de un sinfín de etiquetas nacionales, pasadas que se fueron alternando con números musicales para redondear un show ruidoso, fashion y marketinero .
Naomi apareció en la pasarela, espectacular, como siempre, pese a que aterrizó en Buenos Aires, rodeada por un escuadrón de seguridad, ayer al mediodía. Fue la encargada de abrir el desfile, lucía un vestido con minifalda, con cristales, de Ona Sáez, botas gladiador de Ricky Sarkany (dedos al aire) y tenía el pelo lacio, largo hasta la cintura.
En el medio, una figura que ya va siendo familiar por aquí: Claudia Schiffer, con un vestido de Benito Fernández (en tul "beige" y gris bordado con lentejuelas)y un collar con 40 diamantes, del mismo diseñador, que fue asegurado en varios miles de dólares por el fin de semana.
Y, de la casa, Valeria Mazza, sonriente como de costumbre, llevó ropa de Caro Cuore y cerró la fiesta con un gran diseño de Jorge y Horacio De la Cruz. Dicen que en el Salón de los Pasos Perdidos de la Facultad de Derecho, donde se armó el entre bambalinas, hubo revuelo desde la primera hora de ayer: cada supermodelo pidió un camarín privado con agua mineral, frutas de estación, una cama para la siestita y, claro, un gran espejo.
