La misteriosa criatura marina que acecha en las profundidades y desorienta a los científicos
Un experimento para descubrir qué tipo de vida existe en el fondo del océano plantea similitudes inusitadas con la leyenda del Kraken
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Los relatos de náufragos y marineros del siglo XIX acerca de la existencia de un calamar gigante que podía hundir un barco con solo abrazarlo podrían tener un sustento científico, de acuerdo con un experimento realizado por un equipo de investigadores para descubrir exactamente qué formas de vida hay en las profundidades del océano.
Científicos del Consorcio Marino de Universidades de Luisiana, Estados Unidos, llegaron a una conclusión sorprendente: hay algo ahí abajo que puede comerse un cocodrilo entero y, lo más extraordinario de todo, es que no sabemos qué es, aunque todo parecería indicar de que trata del verdadero Kraken inmortalizado por Julio Verne en Veinte mil leguas de viaje submarino.
Como se sabe, el lecho submarino está menos explorado que la superficie de la Luna. Con el objetivo de revertir esa realidad, los expertos tomaron tres cadáveres de caimanes y los arrojaron al fondo del Golfo de México, aproximadamente a 2000 metros de profundidad.
“Para explorar la red alimentaria en las profundidades del mar, colocamos tres caimanes muertos al menos a 6.600 pies de profundidad en el Golfo de México durante 51 días”, dijo Clifton Nunnally de la Universidad de Louisiana, citado por el diario británico Daily Star.
La razón por la que emplearon este género de cocodrilo para el experimento tiene que ver con que, en los últimos años, se han “visto caimanes utilizando más hábitats marinos”, explicaron los autores del estudio.
“Así que decidimos hacer este experimento para investigar el impacto de un gran cadáver de reptil en las redes tróficas de aguas profundas y grandes cadáveres de reptiles como un potencial camino del carbono hacia las profundidades”, agregaron.
Lo sorprendente fue que el primer caimán desapareció por completo en menos de un día. Los carroñeros submarinos, como los caracoles marinos gigantes, lo devoraron mucho más rápido de lo esperado.
El segundo cadáver duró un poco más. Sin embargo, después de 51 días, los investigadores lo sacaron y encontraron que sus huesos estaban completamente limpios. “Realmente nos sorprendió. No quedaba ni una sola escama o escudo en el cadáver”, dijo el científico Craig McClain a la revista Atlas Obscura.
No obstante, en cuanto a esta segunda “carnada”, los investigadores descubrieron que un nuevo tipo de gusano devorador de huesos de la familia Osedax, hasta ahora desconocido para la ciencia, había eliminado la carne del cocodrilo de su esqueleto.
Pero fue el cadáver del tercer cocodrilo el que provocó el mayor impacto. Algo, no se sabe qué, recogió el los restos del reptil y se los llevó sin dejar un solo rastro más que una depresión poco profunda en el fondo del océano. El peso que habían usado para hundir el cadáver se encontró a unos 10 metros de distancia.
McClain teorizó que probablemente era un tiburón muy grande o un calamar gigante. Pero cualquier tiburón o calamar lo suficientemente corpulento como para llevarse un caimán que pesa media tonelada podría ser una especie completamente nueva.
“Todavía tengo que encontrar un calamar que pueda consumir un caimán entero, y no quiero estar en el barco si alguna vez lo descubrimos”, finalizó.
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