En la esquina de Perú y Alsina, en el barrio de Monserrat, un cartel oficial oxidado y abollado alerta: "En este edificio transcurrió parte importante de nuestra historia. Respételo". Pero la advertencia fue desoída durante décadas por el propio Estado y hoy la fachada del edificio de Perú 222, en la Manzana de las Luces, exhibe los síntomas de un abandono avanzado. Desprendimientos de su revoque, molduras devastadas, humedad, suciedad y helechos y ramas de hasta medio metro que crecen entre las grietas conforman un cuadro alarmante. Con excepción de algunas iglesias, este es el edificio más antiguo que hay en Buenos Aires, con casi 300 años. Hoy permanece cerrado, al igual que sus túneles coloniales subterráneos.
Aunque su fachada fue edificada en 1862, el interior data de 1730, cuando la Compañía de Jesús comenzó su construcción para alojar a la Procuraduría de las Misiones. Atribuido al arquitecto Juan Bautista Prímoli, el edificio es de muros de ladrillos y claustros con bóvedas de crucería revestidos a la cal. Allí los jesuitas juntaban la documentación administrativa de las misiones y acopiaban mercaderías. Luego, en el siglo XIX, el edificio fue sede de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y del Museo de Ciencias Naturales, entre otras instituciones. Bajo sus pisos, a seis metros de profundidad, corren segmentos de los túneles coloniales.
"Es el edificio más antiguo que nos queda en Buenos Aires, aparte de algunas iglesias", explicó el arquitecto Ramón Gutiérrez, especialista en historia de la arquitectura y ciudadano ilustre de la ciudad de Buenos Aires. Destacó la gran calidad de sus bóvedas interiores, de ladrillos a la vista, ubicadas en el segundo piso. "Está abandonado", se lamentó, y recordó que ya no queda en pie ninguna casa de los primeros 150 años de la ciudad.
"En el siglo XVIII, la yerba mate y el algodón se traían desde las misiones y se acumulaban en la Procuraduría. Desde allí luego se distribuían a lugares como Uruguay o Chile. Era un punto económico de las misiones, que se mantenían con esto", explicó Gutiérrez sobre la función original del edificio. Hasta que, en 1767, la orden fue expulsada y todas sus propiedades pasaron a manos de la corona española.
Gutiérrez data el inicio de la decadencia de este edificio en 1972, cuando la mitad fue demolida para construir una nueva sede de la UBA, que al final nunca se hizo. Desde entonces, allí funciona una playa de estacionamiento. "Fue un disparate la demolición", dijo. "Es escandalosa la falta de una política de conservación de patrimonio", disparó.
Mentes brillantes
El historiador Daniel Balmaceda explicó que la manzana fue bautizada como "de las luces" en 1821 por el diario El Argos porque concentraba instituciones como la biblioteca, las facultades de la UBA y el Colegio San Carlos. "Allí brillaban las mentes de Buenos Aires", dijo. Además de la multitud de próceres argentinos que circularon por esta manzana, como Sarmiento, Mitre, Avellaneda y Roca, Balmaceda recordó que en 1925 Albert Einstein visitó la sede de la UBA de Perú 222, donde dio conferencias y mantuvo reuniones con otros científicos. "También allí, en 1966, se produjo la Noche de los Bastones Largos, cuando el gobierno de Onganía desalojó por la fuerza la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales", recordó. Y agregó un dato curioso: "En ese edificio se instaló la primera computadora que funcionó en la Argentina".
A partir de 1967, las facultades con sede en la Manzana de las Luces comenzaron a mudarse a la flamante Ciudad Universitaria.
El edificio de Perú 222, declarado Monumento Histórico Nacional en 1981, había sufrido una primera mutilación en 1937, cuando la esquina en punta de Perú y Alsina fue convertida en ochava para construir el monumento al general Julio A. Roca, sobre Diagonal Sur. Su fachada actual fue rediseñada en 1862, durante la presidencia de Bartolomé Mitre, para alojar a la UBA. Se presume que el nuevo diseño, de estilo clasicista, fue ideado por el ingeniero Carlos Enrique Pellegrini, según se consigna en el libro Manzana de las Luces, editado por el Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana (Cedodal).
Desde 1971, el Complejo Histórico Cultural Manzana de las Luces (Chcml) –que depende del Ministerio de Cultura de la Nación– tiene entre sus objetivos la restauración y conservación de los edificios históricos del sitio.
Fuentes de ese ministerio explicaron que se está gestionando un fondo de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (Unops, por su sigla en inglés) para la restauración y la puesta en valor de las fachadas y cubiertas del Chcml. Y en alrededor de un mes se firmaría un memorando de acuerdo con ese organismo. El desarrollo del proyecto, con sus estudios y cateos, determinación de los niveles de intervención, análisis estructurales y permisos demandaría ocho meses.
Restauración
"Mientras tanto se avanza en cuestiones de acondicionamiento y restauración de los espacios interiores e instalaciones. Se comenzará en breve con la actualización de toda la instalación eléctrica, tarea que se realizará en etapas para evitar el cierre completo del complejo", explicaron fuentes del Ministerio de Cultura. Agregaron que, en conjunto con el gobierno porteño, se van a consolidar las medianeras internas que dan al terreno donde funcionaba el estacionamiento. "Ese espacio se abrirá temporalmente como plaza pública", precisaron.
En 2011, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner convocó a un concurso nacional, organizado por la Sociedad Central de Arquitectos, para construir en ese lote vacío las sedes de la Comisión Nacional de Monumentos, de Bienes y de Lugares Históricos y del Centro Nacional de Patrimonio (CNP). El estudio Aisenson obtuvo el primer premio. Pero la obra jamás se ejecutó. Desde ese estudio de arquitectura dijeron desconocer los motivos. Fuentes del actual gobierno confirmaron que la obra no será desarrollada.
Durante décadas, en el interior de Perú 222 funcionaron una serie de locales comerciales. Pero debido a la ausencia de un marco regulatorio de su actividad, el año pasado fueron desalojados, algunos por vía judicial y otros por un acuerdo del gobierno con los ocupantes. Hoy el edificio permanece cerrado.
También están inaccesibles los túneles coloniales, que reabrirían al público en noviembre. A finales del año pasado se evidenciaron algunos deterioros, y desde entonces se están realizando mediciones de temperatura y humedad y tareas para acondicionar las estructuras y restaurar los muros dañados, explicaron en el Ministerio de Cultura.
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