La mamá de Juanita contó el calvario que sufrió y cómo reclamó por la vida de su hija
Claudia Díaz dio detalles sobre cómo recibió a la chica al bajar del micro; Juanita murió al volver de su viaje de egresados de Córdoba a Misiones
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“Mi alma está rota pero estoy fuerte porque necesito luchar por mi hija”, expresó, visiblemente conmocionada, Claudia Díaz, la mamá de Juanita Milagros Sirimarco Díaz, la chica de 13 años que falleció en el hospital pediátrico Fernando Barreyro, en Misiones, al volver de su viaje de egresados en Córdoba. En diálogo con LN+, la mujer brindó detalles sobre los últimos momentos en los que vio con vida a su hija y pidió que se investigue si hubo negligencia en el abordaje del caso.
Es que Juanita se descompuso en el viaje de regreso y en ningún momento el bus en el que iba paró para que fuera asistida en un hospital. Por eso, la familia hace responsable a la empresa, al colegio y a la maestra que viajaba con ella.
“Necesito justicia por lo que le hicieron a mi hija, por haberla hecho sufrir tanto, por no haberla cuidado y por habérmela devuelto en las condiciones en que las que estaba, que ya eran críticas... ella no tenía posibilidades de vida”, comenzó. “Todos son responsables, los de la empresa, las maestras y la escuela, que no se quiere involucrar en nada, se lavan las manos”, afirmó e insistió: “Todos son responsables, todos están accionando en forma legal, todos se están escondiendo, todos se están resguardando”.
El dueño de la empresa habló ayer con LA NACION y se desligó de cualquier responsabilidad. “No hicimos nada mal”, dijo. El colegio emitió un comunicado aclarando que el viaje fue organizado por los padres con la empresa. Pero la mamá de Juanita quiere que se investigue si hubo un mal manejo del cuadro de la chica y si se pudo haber evitado su muerte.
“Todos están involucrados directamente, irresponsables, son responsables de los sucedido. Yo me despedí de mi Juanita el día 7, a la noche, ese día era el cumpleaños de ella, cumplió 13 años, festejaron por la mañana a mi cielito”, explicó. Y contó cómo comenzó la pesadilla: “A la noche me despido de ella, estaba cenando, comió una milanesa con papas fritas que no era mucho de su agrado porque estaba muy grasienta, no le gustaba esa clase de comida y tampoco era una comida que podían darle para un viaje tan largo desde Córdoba hasta Posadas, Misiones”.
En ese marco, la mujer indicó que la joven le dijo que le dolía la garganta. “De todas maneras, ella estaba medicada porque tuvo un accidente en el tobogán gigante, se sacó la rodilla de lugar, le pusieron una férula en la pierna y estaba tomando diclofenac y paracetamol”. “Para mi era mucho”, insistió Claudia. Según relató, muchos compañeros de ella ya estaban afectados, con dolor de garganta y fiebre.
Ahora, los padres de los otros alumnos que participaron del viaje de egresados la están ayudando a “atar cabos” para saber qué fue lo que pasó con su hija. “A las 2 de la mañana comenzó con vómitos y diarrea, y tenía 39 grados de fiebre”, agregó la mamá. En lugar de detenerse, se comunicaron por teléfono con un médico, quien recomendó administrarle Dipirona, un analgésico y antipirético. “No se la pusieron por vena porque el colectivo se movía demasiado, así que se la inyectaron en la cola”. La fiebre bajó a 38 grados, pero los vómitos continuaban, añadió Claudia.
A las 8 de la mañana, el micro frenó en una estación de servicio y, al querer bajar, a Juanita “ya no le respondían las piernas”. Sin embargo, Claudia afirmó que la maestra evitó informarle sobre esa situación. “Cuando le hablo a mi hija me dice ‘mamá yo ya no puedo más, por favor, necesito bajar de acá’ con una voz terrible”. En ese momento, Juanita le contó a su mamá que la quisieron bajar para ir al baño y que ella ya no sentía las piernas, “se le aflojaban”.
La mujer, inmediatamente, llamó a la docente y le dijo: “Por Dios te pido, pará, dejala en un centro asistencial, en cualquiera y nosotros vamos para allá, ella está mal, está deshidratada, yo trabajo en un hospital”. A lo que le respondió que la asistencia en ese lugar era terrible, “pero no sé si no quiso parar por eso o porque quería llegar”. Entonces, le suplicó que la hidratara. “¿Cómo no se va a dar cuenta de que mi hija estaba mal? Mi hija llegó con la boca negra, los ojos rojos, en shock total, no me mandaron ninguna ambulancia, me mandaron una auto particular con una mujer”, completó.
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