La Legislatura definió el futuro del predio del actual Centro de Salud Mental de Núñez
El establecimiento, que tiene 14 consultorios externos y ofrecen además talleres de inclusión, había sido puesto en subasta por el gobierno nacional
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Cerca de la medianoche, los legisladores porteños que participaban de la última sesión ordinaria del año votaron el carácter de “predio destinado a la localización del centro de salud mental 1″ a la parcela situada en el barrio de Núñez que está bajo la órbita del Gobierno nacional y que fue puesto a subasta.
El proyecto no formaba parte del temario de la sesión y tampoco estaba incluido en la versión del Código Urbanístico que fue aprobada por 31 votos a favor, 11 en contra y 18 abstenciones. No obstante, el diputado de Unión por la Patria Juan Manuel Valdés pidió la palabra para plantear su propuesta, que tomó de sorpresa a los presentes.
En rigor, la intervención del legislador que conforma el arco opositor se dio en un momento en que muchos de los diputados no estaban en el recinto, sino que habían salido hacia un salón contiguo en el cual suele brindarse un catering de comida, sobre todo, en jornadas parlamentarias extensas como la del jueves que se extendió hasta la madrugada del viernes.
La normativa propone la desafectación de la parcela de Manuela Pedraza 1558 a la actual nomenclatura urbana y la incorporación al Código con la categoría de “Equipamiento Especial Centro de Salud Mental 1″. Además, redujeron la altura máxima para futuras edificaciones, lo que impide la posibilidad que allí se levanten construcciones tipo torre.
El predio donde funciona el centro de salud mental, donde se da atención a 1500 pacientes por mes, figura como uno de los 400 terrenos de los que el gobierno nacional quiere desprenderse y, por ello, inició el proceso para su venta a través de una subasta a cargo de la Administración de Bienes del Estado.
“Conseguimos que la Legislatura garantice que el centro de salud mantenga su uso como tal y evite que se destine a la especulación inmobiliaria. Todos los pacientes y sus familias pueden estar tranquilos: el Centro no se vende”, aseguró Valdés.
La legisladora de la Coalición Cívica Cecilia Ferrero celebró “el trabajo hecho para proteger el centro de salud mental”. “Hemos podido generar el consenso entre los diversos bloques políticos”, destacó. La medida, en tanto, no tuvo el acompañamiento de la bancada del PRO.
Un centro de salud clave
Si bien el terreno es del Estado nacional, este se lo dio en comodato a la Ciudad en 2017 con un contrato que sigue vigente; el edificio, además, pertenece al Gobierno porteño. Como en su momento explicaron fuentes de la Jefatura de Gabinete de la Nación, bajo cuya órbita se encuentra la AABE, ahora la administración local debería comprarlo.
Se trata de consultorios externos que fueron creados en 1968 y que ocupan distintos módulos. En uno se atiende a adultos, con un anexo en donde funciona La Cigarra, el sector infantojuvenil centrado en autismo y psicosis, a cargo de Gustavo Slatopolsky. En otro, detrás y separado por un patio, se encuentra una biblioteca –donde dan talleres de escritura, hacen reuniones y seminarios– y consultorios. Ahí funcionan también Enredadas, un taller de productos textiles –almohadas, billeteras, estuches– y un salón de musicoterapia, con percusión, piano y más. En el espacio al aire libre hay juegos de plaza, un mural intervenido por los pacientes, una huerta.
Son estructuras bajas, de dos pisos, hoy rodeadas de torres, en su mayoría construidas en los últimos años, algunas todavía en proceso. De hecho, hasta hace unos meses una parte del jardín estaba tapiado por una obra pegada al CSM N°1. Al otro lado, donde funcionaba una estación de servicio Axion ahora es un espacio cercado, porque en ese predio van a levantar otro edificio. La zona, en general, está creciendo rápidamente hacia arriba, no solo en esa cuadra.
La cocina del establecimiento se usa para actividades comunitarias, por ejemplo, un taller de nutrición y alimentación saludable, donde preparan platos y comen con los pacientes y usuarios, con la intención de establecer lazos sociales: “Por un lado, es el tema de la alimentación, porque cómo se come y el cuidado del cuerpo importan. A veces, ese cuerpo está muy abandonado, muy maltratado también. Acá se cocina entre todos, y lo que se arma es ese lazo en la relación. Hay pacientes que llegan habiendo caído en situación de aislamiento. Todos los talleres para el hospital de día son un intento de volver a establecer cierto intercambio”, detalló Graciela Bernztein, coordinadora del hospital de día de adultos.
En el CSM también se trabaja sobre la inserción laboral, como el caso de Enredadas. Bernztein explicó: “Con ‘trabajan’ quiero decir que se sostienen, porque es gente que ha caído del sistema y no tiene trabajo ni posibilidad de reactivar eso. Entonces, esto es como un intento de restablecer el orden del intercambio monetario, que puedan salir, vender, hacer las cuentas”. Los productos textiles, por ejemplo, se venden en ferias en las que participan todos los que asisten al lugar.
Por semana hay cerca de 1000 turnos asignados, y en un mes realizan entre 8000 y 9000 prestaciones. Para esto, trabajan 110 empleados: psicólogos, psiquiatras, musicoterapeutas, terapistas ocupacionales, trabajadores sociales, farmacéuticos y administrativos.
Slatopolsky contó que muchos de sus pacientes acceden al centro para evitar la internación, ya que suelen llegar desde el Moyano o el Borda, y necesitan una pronta externación. Ahí mantienen una atención frecuente y contenedora. También el sistema judicial deriva gente de diversos barrios porteños, porque consideran que eso acelera el acceso de derivación, sobre todo en cuestiones de conflictos familiares y la atención de niños con situación de vulnerabilidad, ya sea abuso físico o psíquico. Las escuelas hacen lo mismo.
Los más jóvenes asisten a lo que se llama La Cigarra, en honor a la canción de María Elena Walsh “Como la cigarra”, quien cortó, en 1992, la cinta inaugural de ese anexo. Se construyó con fondos asignados por la Dirección de Capacitación de la Ciudad en 1986. Además, según contaron los especialistas, en los últimos años el Gobierno realizó tres auditorías y siempre se concluyó que ahí se brinda “un trabajo excepcional a la comunidad”. Por eso, destacaron: “Nadie piensa que esto se tiene que ir porque no estemos trabajando. El negocio no es respecto del funcionamiento, sino del valor de la tierra”.
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