“Lo que contaron no fue lo que pasó”: la joven de 32 años que murió por dengue, pero no es reconocida oficialmente como víctima
Vivía en Mercedes, Tucumán, y ayer se cumplió justo un mes de su fallecimiento; el certificado de defunción solo refiere un paro cardiorrespiratorio
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MERCEDES, Tucumán (Enviada especial).– Ayer se cumplió justo un mes de la muerte de Johana Colque, una joven de 32 años que no aparece entre las ocho víctimas fatales de la epidemia de dengue que afecta a la provincia de Tucumán. Sin embargo, familiares, amigos y vecinos coinciden en que murió por la enfermedad, no por un “paro cardiorrespiratorio” que consta como causa de la defunción en el Registro Civil.
El Ministerio de Salud provincial informó en las últimas horas una octava muerte por dengue: se trata de una mujer, de 47 años, que era de la ciudad de Concepción. Es la quinta mujer que fallece, junto con una estudiante de 17 años y tres jóvenes de 24, 25 y 28, más tres varones, de entre 21, 28 y 34 años (este último era enfermero), de acuerdo con el detalle oficial.
En esta localidad del Departamento de Lules, a 20 minutos en auto desde la capital provincial, los vecinos del Barrio Asentamiento Mercedes empezaron a escuchar los primeros días de febrero cómo crecían entre las familias los síntomas comunes y el dengue como único diagnóstico entre los que consultaban en el Hospital Eliseo Cantón. Con las semanas, ese brote empezó a expandirse.
En el Centro de Atención Primaria de la Salud (CAPS) local, Cristina Bizcarra, de 63 años, acompaña a su esposo, que está con fiebre alta. “Acá sigue habiendo casos y van ya dos meses con muchos vecinos que están ahora enfermos”, dice la mujer a LA NACIÓN. También recuerda a la joven que murió los primeros días de marzo, cuando todavía no se confirmaban decesos por la epidemia. De hecho, el primero se informó oficialmente el 23 de marzo. Colque falleció el 11 de ese mes.
Sobre la avenida Ramón Bautista Ortega al 200-300 está la casa familiar, de dos plantas. El viudo de Colque, Andrés Yuca, está en la feria americana que monta al aire libre todos los miércoles en el predio del Club Social y Deportivo Mercedes. Ahí recibe a LA NACIÓN: la tristeza por la pérdida se mezcla con la bronca que siente por lo que considera que es la atención que su esposa no recibió a tiempo. Las hermanas de la joven lo ayudan ahora a reorganizarse con la casa y sus dos hijos, de 10 y 12 años. Ella fue la última en empezar con síntomas, una semana después que él y los chicos.
Hasta ayer, en todo el territorio de Tucumán el Ministerio de Salud local contabilizaba más de 13.000 casos de la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti, lo que la posiciona como la provincia con más contagios informados.
El caso
El miércoles 8 de marzo, según repasa Yuca, su esposa “se puso mal”. A la tarde, cuando volvió del trabajo, la llevó al hospital de Lules. La guardia, recuerda, estaba saturada. “Era el peor momento acá”, indica. Un médico les dijo que eran síntomas de dengue y le indicó tomar paracetamol cada ocho horas, mantener la hidratación y hacer reposo en casa. “Al día siguiente mejoró, pero a la tarde me dijo que le dolían mucho los pies. El viernes a la mañana me comentó que tenía dolor en el pecho. Como me tenía que ir a trabajar, le pedí que si seguía así les avisara a las hermanas, que están cerca –relata Yuca–. Cuando volví a casa a la tarde, estaba acostada”.
Eran alrededor de las 17 cuando, según explica, la volvió a llevar al hospital. “La atendieron recién a eso de las 19, porque todos ahí estaban con el mismo problema que ella –dice–. Como se sentía peor, la alcé y pedí que la atendieran. Ahí me dejaron pasar: ella quiso entrar caminando como podía, así que la sostuve porque no tenía fuerzas para pararse. El profesional que la atendió nos dijo que eran síntomas de dengue y me preguntó si estaba teniendo sangrados. Le dije que sí y que podía ser porque estaba por tener su período. Le administraron un calmante para el dolor que tenía. Estaba desesperado, pero me dijeron que la llevara a casa. No entendíamos lo que pasaba”.
Esa noche, mientras él cocinaba para los chicos, ella durmió unos 15 minutos. “Cuando la fui a ver, la toco y tenía el cuerpo muy frío. Salí enseguida para el hospital, donde la ingresaron a un área donde había otros pacientes que estaban mal. No pude pasar y esperé. Paso algo menos de dos horas y salen a decirme mi esposa había fallecido por un paro respiratorio”, narra el joven, que en ese momento se detiene, ya con lágrimas en los ojos, por el dolor y el recuerdo. “En el certificado que me entregan decía ‘paro respiratorio dengue’”, agrega al preguntarle por algún diagnóstico que se hubiese podido hacer.
Colque no tenía otras enfermedades. “Era una persona sana. Tuvo a los chicos y nunca tuvo problemas, salvo una gastroenteritis en la adolescencia y que sabía manejar. Se ocupaba de la casa, los chicos, la escuela y me acompañaba a trabajar en la feria americana”, comenta el viudo. Y agrega: “Lo que contaron después no fue lo que pasó. En el hospital dijeron que había ingresado con una hemorragia y tosiendo sangre. Eso no lo vi. Cuando la llevé, hasta sentimos que nos retaron cuando me dijeron que tenía que volver a llevarla a casa. Lo único que ella me había dicho en casa la primera vez que fuimos al hospital era que había tenido náuseas y ganas de vomitar, pero el jueves mejoró y hasta comió un poquito. Ya el viernes, se sintió de vuelta mal y no comió”.
La defunción, de acuerdo con la constancia del Registro Civil a la que tuvo acceso LA NACIÓN, ocurrió a las 3.40 del sábado 11 de marzo, en el hospital Cantón.
Ayer, la familia de la joven fue al cementerio al cumplirse un mes de la pérdida. “Estamos con los chicos tratando de salir adelante. Tuve que acostumbrarse de pronto a otra vida, sin ella, y no es lo mismo. Tenemos a mis cuñadas, las hermanas de Johana, que nos ayudan a poder seguir adelante”, finaliza Yuca.
En la zona, se pueden ver los pasacalles con el nombre del entonces director del hospital, Fabián Bonilla, como candidato a la intendencia de Lules.
Gloria era amiga de la joven que falleció. Acaba de comprar ropa en la feria americana. “Fue mala la atención. Johana no tendría que haber muerto”, sostiene con dolor y enojo a la vez. “Es una familia en la que todos son muy trabajadores y, sobre todo, muy buenas personas –insiste mientras sube al auto–. Cuando falleció Johana, yo estaba saliendo del dengue, que me había diagnosticado mi médica de cabecera con estudios de laboratorio. Yo lo había pasado muy, muy mal, y tuve miedo. Ella era más joven, no tenía problemas de salud y, con síntomas como los míos, murió. No lo podía creer. El municipio no hace nada contra el dengue. Como fue con el Covid-19, ahora es con el dengue”.
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