La igualdad de género contribuye a una sociedad más justa
La reciente discusión pública entorno del toples que, tal y como define la Real Academia Española, es el "término que deriva del inglés topless: desnudo femenino de cintura para arriba", parece no tener fin.
Celebrado cuando quien lo practica es una modelo/actriz -preferentemente joven y famosa- y, recientemente, repudiado cuando quienes deciden llevar su torso desnudo son mujeres sin trascendencia en los medios y con cuerpos que, probablemente, no se ajustan a los patrones de lo que la moda establece como "ideal". ¿Por qué genera tanta indignación un simple acto que los hombres repiten en playas de todo el país?
La polémica generada sobre lo que es "púdico/impúdico" mostrar da cuenta de una realidad que las mujeres enfrentamos a diario. Aun cuando no existan leyes que expresamente lo consagren, y que sin dudas hemos avanzado en materia de reconocimiento de derechos, hombres y mujeres no nos encontramos en pie de igualdad y eso se refleja, muy particularmente, en la forma en que nuestros cuerpos son concebidos.
Las mujeres somos educadas para agradar a los demás. Ser "prolija, sumisa y obediente" son virtudes que se destacan de las niñas y, como bien sabemos, la cultura nos impone roles. Los medios de comunicación y la publicidad en general cosifican nuestros cuerpos, plasmando esa desigualdad hasta el punto de, en ocasiones, transformarla en un tipo especial de violencia contra las mujeres, tal y como define el artículo 5 inciso 5 de nuestra ley 26.485 a la violencia simbólica: "La que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad". Esta desigualdad y su naturalización a través de la cultura es lo que hoy está en debate. La autonomía de las mujeres para decidir sobre nuestros propios cuerpos, más allá del deseo del otro, es un paso más en la senda de la igualdad sustantiva.
Sabemos que falta y que, como todo cambio que implique cuestionar lo que creemos es "normal", llevará tiempo. Pero bienvenido el debate. Lograr la igualdad de género no es sólo beneficiar a las mujeres. Es hacer de esta, una sociedad más justa y democrática.
Presidenta del Consejo Nacional de las Mujeres