Sobre la calle Posadas, un día cualquiera de abril, los taxis van y vienen con turistas a bordo. La mayoría se detiene al 1557 donde, desde hace quince años, funciona el Hotel Meliá Recoleta Plaza. En la puerta, una placa de bronce anuncia: "Este edificio de Buenos Aires, entonces denominado ‘Golden Residence’, fue la primera residencia de Evita Duarte de Perón en la calle Posadas entre 1942 y 1944".
Cuando compró el edificio, en el año 2004, el abogado español José María Lafuente desconocía aquel dato. La información le llegó seis años más tarde y, de alguna manera, lo obligó investigar. "Si Evita había vivido en este lugar yo tenía que averiguarlo. Su figura forma parte de la leyenda universal. Pocos personajes despertaron semejante interés historiográfico", dice Lafuente a LA NACION.
La construcción, de estilo academicista francés, data de fines de la década del ‘20. Tiene ocho pisos y conserva su fachada original, cuya característica principal es el remate triangular y curvo, detalle que se observa sobre algunas de las ventanas. Al igual que el frente, la ubicación de las escaleras y de los ascensores coincide con la de aquella época. "En ese momento el edificio contaba con un local a la calle donde funcionaba un bar nocturno, actual recepción del hotel. Entre 1940 y 1950 fue utilizado, mayormente, por los militares de alto rango para alojar a sus amantes y segundas esposas. Tenía dos torres de departamentos de un ambiente -divididas por un patio y unidas por un largo pasillo en la planta baja- conocidos como ‘garçonnière’ o departamentos de soltero, que se alquilaban amueblados sin contrato de por medio. Por eso no hay documentación", explica el arquitecto Eduardo Masllorens, historiador y ex docente de Historia de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires.
Eva Duarte llegó a Buenos Aires en 1935. Tenía apenas 16 años y una vocación artística muy fuerte que, en la ciudad de Los Toldos (donde vivía), no podía desarrollar. Al principio, indican desde el Museo Evita, se hospedó en la casa de los Bustamante, familia amiga de su madre. Luego pasó por pensiones baratas del barrio de Congreso y de Avenida Corrientes y compartió modestos departamentos con colegas amigas. Fue recién en 1942, tras obtener sus primeros papeles radiofónicos, que pudo acceder a un domicilio estable en el cuarto piso del Golden Residence, gracias a la intermediación del Coronel Domingo Mercante (uno de los iniciadores del peronismo, gobernador de la provincia de Buenos Aires entre 1946 y 1952).
La elección del lugar no fue casual: estaba situado a media cuadra de los estudios de Radio Belgrano (Posadas y Ayacucho), la emisora de Jaime Yankelevich, donde Evita trabajó como actriz de radioteatro. Un dato curioso es que muchas figuras de la clase alta porteña vivieron en aquella cuadra. Delia del Carril, la segunda mujer de Pablo Neruda, se crió en el 1673 de calle Posadas. Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares convivieron en el edificio del número 1650. Incluso, a mediados de 1944, Evita y Perón se instalaron en un departamento sobre Posadas 1567.
La suite Evita
En la puerta de la habitación número 41 del Meliá Recoleta Plaza, una placa que otorgó la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires -con fecha del 28 de marzo de 2012- asegura que Evita Perón residió allí entre 1942 y 1944. Damián Pais, Gerente General del hotel, cuenta que la suite "Evita" despierta sentimientos encontrados entre los huéspedes del hotel. "Algunos se ofenden porque tenemos imágenes de ella en la entrada y en el hall. Como contrapartida, otros piden alojarse en su habitación. La mayoría son turistas, americanos y japoneses, y están muy interiorizados con el romance que mantuvo con Juan Domingo Perón y la historia de nuestro país", dice Pais. La fascinación, se anima a conjeturar, puede tener cierta relación con la interpretación que hizo Madonna de Eva Perón en la película dirigida por Alan Parker, que cuenta la historia de su vida.
La noche en la suite, de 45 metros cuadrados y muy bien equipada (cama king size, sala de estar con TV y sillones, escritorio, baño con hidromasaje y minibar), tiene un valor de 300 dólares. Para sumarle mística, la habitación conserva una vitrina con objetos originales que pasaron por las manos de Eva Duarte. "Los sombreros los compré en una subasta en Roma. No puedo precisar el precio, pero los pagué mucho más caros de lo que costaban. Uno de ellos tiene la etiqueta con la dirección del lugar donde fue adquirido: Avenida Córdoba 629", señala Lafuente. Los portarretratos los rescató de anticuarios. Dos de ellos están autografiados por Evita y, el tercero, muestra una foto con su hermano Juan. Justo debajo, sobre el escritorio, un folleto le da la bienvenida a los huéspedes y los invita a hacer un viaje en el tiempo: "Busque algún rincón recóndito y agudice sus sentidos, seguro que escuchará los vítores de la muchedumbre en la calle, las notas del piano de Evita, sus risas de felicidad…"
Quien sabe, quizás entre las paredes de aquel departamento, hoy devenido suite de un lujoso hotel, se terminó de gestar la personalidad de la Evita más conocida, pionera del feminismo en la Argentina, gracias a la cual las mujeres pudieron acceder al voto en las elecciones de 1951.
Un affaire polémico y un libro
La Golden Residence esconde, según José María Lafuente, la historia de amor clandestino entre Evita y Domingo Mercante. "Él era muy mujeriego y aficionado a las bambalinas del teatro. A Eva la conoció en el ’39. Tres años más tarde, en el ’42, ella atravesaba un presente complicado, con una salud muy frágil y una situación económica de ruina personal, y él le ofrece un departamento en la calle Posadas 1557", dice el mallorquín, autor de la novela Evita en la Golden Home (Galerna, 2016).
En una carrera contrarreloj, Lafuente logró ponerse en contacto con distintas personas que vivieron en el barrio de la Recoleta en aquella época: desde encargados de edificios linderos, hasta figuras clave como la de Lillian Lagomarsino de Guardo (la mujer que acompañó a Evita día y noche durante los primeros años del gobierno de Juan Domingo Perón) y Alfredo Silvestre Mercante (hijo extramatrimonial que Mercante tuvo con Isabel Ernst, la secretaria personal de Evita), entre otros.
"Todos, sin conocerse entre ellos, me aseguraron que Evita vivió en la Golden Residence entre 1942 y 1944, mientras mantuvo una relación sentimental con Mercante", explica Lafuente quien, luego de hacer referencia a este romance, fue muy criticado por sectores allegados al peronismo.
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