La artista, nacida en Bahía Blanca, es neurodivergente y posee un tono muscular bajo, que le dificulta el movimiento de sus miembros; sin embargo, nada la detiene y encontró en el arte su canal de expresión
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“Cuando pinto no siento ningún límite ni problema físico”, dice enfática y realista la artista plástica María Luján “Lula” Cornejo, quien, a sus 29 años, saldrá por primera vez del país para participar, con una de sus obras, en la XlV edición de la Bienal de Florencia (Florence Biennnale), que se llevará a cabo desde el 12 al 22 de octubre en Fortezza Da Basso, un fortín renacentista ubicado en la bella ciudad italiana emplazada a orillas del río Arno.
Lula Cornejo es neurodivergente, posee un tono muscular bajo que le dificulta el normal movimiento de sus miembros superiores e inferiores. Sin embargo, a través de la pintura, encontró que esas limitaciones físicas no pesaban a la hora de desplegar su vocación y sus ideas frente al lienzo con obras plasmadas con una paleta de colores vívida y expandida. La monocromía no es lo suyo.
“Nací con un síndrome bastante raro y genético, que no me permite andar con normalidad”, explica la artista plástica. Gabriela Korsunsky, su madre, quien la acompaña en la entrevista con LA NACION, le remarca acertadamente “ya no sos un diagnóstico médico” y su hija, muy plantada en su realidad, le redobla la apuesta, “soy una artista”.
Gabriela, la madre fanática de la joven artista, ayuda con el traslado de una obra para la producción fotográfica que acompaña esta entrevista, pero sin anular la independencia de su hija. Juntas emprenderán el viaje a Italia, donde la mujer, hoy jubilada, oficiará de asistente y ayudará en el traslado del material a exhibir. “Con mi cuerpito no puedo montar la obra, lo hará la gente de la Bienal”, reconoce, sin eufemismos, la artista nacida en Bahía Blanca que hoy vive en Chivilcoy junto a sus padres.
“Me siento contenta, emocionada, estoy bastante acelerada”. No es para menos. Faltan pocos días para la apertura del eminente acontecimiento artístico cuyo eje temático será “Yo soy tú”. “Tiene que ver con la mirada de las personas”, explica Lula y su madre agrega: “Está orientada a pensar los individualismos y enfocarse en los colectivos”. En la Bienal de Florencia participarán más de 450 artistas prevenientes de casi 70 países. Junto a Lula Cornejo, también expondrán seis representantes más de nuestro país.
Enterada de la realización de la Bienal y del concepto que aglutinará esta nueva edición, la pintora envió por mail cuatro propuestas, quedando una de ellas seleccionada. “Es una obra inédita, que pintó especialmente para la Bienal”, anticipa la madre. Se trata de “Apariciones”, material de casi dos metros de alto por igual diámetro. “Fui colocando capa sobre capa de pintura acrílica, es una obra en la que fueron apareciendo rostros y objetos”, define Cornejo, quien trabajó durante dos semanas en la realización de la propuesta. Lula sonríe permanentemente. Se la percibe radiante, realizada. Un canto a la vida.
Esfuerzo
Para poder viajar, Lula contó con la ayuda financiera del Gobierno de la provincia de Buenos Aires y también con el esfuerzo de familiares y amigos, “los que creen apuestan por ella, fue muy emocionante, porque no pedimos nada, pero todos colaboraron espontáneamente”, sostiene Gabriela Korsunsky.
Lula desea vivir del arte, por lo tanto, haber sido seleccionada por los curadores de la Bienal de Florencia ha sido un reconocimiento de mucho estímulo. “Siempre me preguntaba en qué podría trabajar teniendo mi tono muscular, así que, ahora, es mi sueño vivir del arte”. Su madre, quien jamás ha dejado de estimularla, reconoce que “todos tenemos una habilidad por encontrar, lo buenos es descubrirla”.
“El arte despertó en mí en octubre de 2020, en la pandemia, antes no pintaba”. A través de la virtualidad, Daniela Basso, una docente de Buenos Aires, la introdujo en técnica mixta. La artista, que eligió el acrílico como recurso, cerca del final del 2021 pasó de pintar en papel a hacerlo sobre el lienzo de tela. “La profesora la venía incentivando”, remarca la madre de esta artista que, con tan sólo tres años de trayectoria, expondrá en Florencia, una de las cunas del arte de todos los tiempos, y ante miles de miradas de buena parte del mundo.
Lula plasma arte abstracto. “A través de los manchones aparecen figuras de personas o de diferentes objetos”. Indudablemente una forma de hacer emerger su natural intuición y una sensibilidad muy desarrollada.
“Siempre ha sido maravilloso cómo enfrentó sus desafíos. Superó instancias que uno no podría soportar o ante las que la mayoría de nosotros se deprimiría, pero ella tuvo mucha fortaleza para salir adelante. Por eso, cuando vimos que el arte era lo que le gustaba, la apoyamos sin dudarlo. Ama lo que hace, cuando pinta desaparece el problema de la movilidad y el equilibrio, se transforma”, afirma Gabriela Korsunsky. Tal es la independencia que desarrolla Lula, y que anhela potenciar en su futuro, que hasta se anima a decir sin medias tintas: “Voy a vivir con un acompañante o con mi propia pareja”.
Vincent Van Gogh, Frida Kahlo y Salvador Dalí son algunas de las influencias de la pintora que adora la Monna Lisa de Da Vinci. “Siempre pensamos que la profesora del taller la ayudaba, porque traía unos trabajos hermosos y complejos, pero era ella solita quien los pintaba”, recuerda la madre orgullosa.
Mundo diverso
“Antes iba a un taller donde me hacían cortar papel o doblar bolsitas, pero me costaba un montón agarrar todo con mis dedos”, recuerda la artista que no tiene horarios para pintar y, cuando pone manos a la obra, lo hace en su estudio, montado en un cuarto de huéspedes de la casa familiar.
“Para nosotros es muy importante que una artista como Lula tenga esta visibilidad. Hay muchos jóvenes con enorme talento, que pertenecen al colectivo de las personas con diversidad funcional, pero muy pocos llegan. Por eso es tan importante el estímulo y el apoyo, aunque somos una familia de jubilados y no se nos hace sencillo”.
Lula Cornejo forma parte de esa porción de la sociedad neurodivergente, que engloba a personas con discapacidad funcional física, intelectual o sensorial. “Ella me dice que ve el mundo de una manera distinta”, explica Gabriela Korsunsky. Su hija, nuevamente dando muestras de su enorme capacidad para percibir la realidad, subraya que “es muy dura la forma en que la gente mira a los demás. Nosotros nos sentimos muy amenazados, discriminados, fuimos dejados de lado”.
“¿Se generan igualdad de oportunidades?”, se pregunta la mamá y reflexiona ante la propia realidad: “Ella pudo superar sus propios límites, pero la sociedad pone los suyos. Desde cuestiones cotidianas como una rampa en una esquina o una vereda rota, que implican un esfuerzo mayor, son desafíos que viven desde que nacen”.
Tenía más de un año cuando Lula comenzó a balbucear algunas palabras y a los cinco se lanzó a la aventura de caminar. Sus hermanos mayores fueron sus grandes estimuladores a la hora de pensar en la sociabilidad.
Destino
Cuando era una niña, Lula Cornejo, que actualmente se encuentra terminando sus estudios secundarios, recibió un libro italiano. Ante el obsequio, no dudó en confesar su deseo de conocer Italia. Varios años después, concretará aquel sueño que confesó cuando aún no había despertado su vocación de artista plástica. Causalidades del destino, en este primer viaje fuera de la Argentina, su destino será aquel país anhelado. Además de la ciudad de Florencia, Lula y su mamá pisarán Roma buscando visibilizar aún más la obra de la artista.
“Cuando pinto todo va apareciendo de a poco, no tengo una idea previa. Luego, la obra no tiene fin”, dice Cornejo muy madura a la hora de pensar su propio arte. La artista ya ha vendido varias obras en nuestro país y ahora buscará que eso mismo suceda ante los coleccionistas del mundo. “Sueño poder viajar con mis obras a distintas partes del mundo y vivir del arte”. Lo logrará.
Exhibición y venta de obras: @lulacornejo2020
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