La exclusiva rosa por la paz que hizo Pallarols con balas de Malvinas a beneficio
El orfebre, conocido por sus bastones presidenciales, funde en bronce restos de material bélico que le llevan ex combatientes
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PINAMAR, enviado especial-. La rosa por la paz nace de la muerte. Es una obra de 200 gramos realizada con restos de vainas y material bélico de la guerra de Malvinas. Es parte de una obra colectiva que inició hace 20 años junto a ex combatientes argentinos y británicos el orfebre Juan Carlos Pallarols. Las dos primeras, “Dos rosas por la paz”, fueron a los cementerios de Darwin y San Carlos. En el primero están los caídos argentinos, en el segundo, los ingleses. Casi un logro diplomático a través del arte. Cada una de las rosas que se fabricaron después en su atelier de San Telmo, Pallarols las entregó para homenajear a soldados (hay una en el museo de todas las guerras en Londres) o para hacer beneficencia. Una de esas rosas fue hecha especialmente para subastar este domingo en el Golf Club de Cariló. Lo recaudado irá a la Fundación “Donde Quiero Estar” y será destinado a la ampliación de la sala oncológica de Pinamar, que trata a 400 pacientes, 75 de los cuales están con quimioterapia.
“Cada dos o tres meses hacemos una reunión con ex combatientes argentinos y británicos en mi casa. Ellos me traen el material”, cuenta a LA NACION Pallarols. El artista fue el creador del bastón presidencial criollo que tomó por primera vez el presidente Raúl Alfonsín, y que está hecho en Urunday y plata. “El Urunday es una madera noble, no necesita laca, brilla sola, y es incorruptible”, describe. Y añade que son, para él, los atributos que debe tener un jefe de Estado. Ahora, Pallarols anda para todos lados con un pequeño bolsito que tiene en su interior la base de plata de lo que será el extremo del próximo bastón de mando, el que se entregará el 10 de diciembre de 2023, al próximo presidente o presidenta.
Ese pequeño pedazo de plata es cincelado por todo el país. El orfebre lo lleva por todas las provincias con su martillo para que muchos argentinos le den un golpecito y anoten su deseo para quien asuma en el sillón de Rivadavia. Con la misma pasión, y a los 80 años, trabajó en esa rosa que tendrá un fin benéfico. “Hemos hecho varias ya”, explica a este medio.
“El material que no se puede laminar se funde en fuego, se transforma en un lingote y se pasa por una máquina, como si fuera una de amasar pastas, pero de acero y gigante, que convierte el material en una chapa. Hay que hacerla del espesor en el que se quiere trabajar”, precisa y agrega que a partir de ahí se moldea cada pétalo y el tallo. La rosa por la paz está junto al bolígrafo de guayacán y plata, réplica que hizo otro orfebre, Hugo Gassioles. El original se lo había mandado a Lionel Messi de regalo. Los dos trabajos formarán parte de la subasta conjunta. Los dos productos podrán ser adquiridos presencialmente en el Golf Cariló o online, en www.narvaezbid.com.ar.
Pallarols entregó una rosa por la paz también a la madre del primer soldado argentino caído en combate en Malvinas y tiene entre sus deseos el de hacer una para llevar a San Carlos, a la tumba del Capitán John Hamilton, “enterrado con honores por Duarte, que fue el que lo mató, y que cuando se enteró que era capitán hizo una ceremonia con todos los honores”, dice a LA NACION el orfebre.
La Fundación que ayuda a los pacientes con cáncer
La Fundación Donde Quiero Estar surgió en Buenos Aires. Su réplica en Pinamar abrió en 2019, con Claudia Lugones como coordinadora y con Claudio Montaldo como voluntario. Claudio es paciente oncológico en tratamiento. “Ahora estoy bien, no hay señales del cáncer, pero me tengo que hacer análisis cada tres meses”, cuenta, en diálogo con este medio. El voluntario de la Fundación es un empresario agropecuario que vino a vivir a Pinamar para buscar otro estilo de vida. Su familia es de General Madariaga. “Cuando empecé con el tratamiento veía que la gente estaba muy triste y pensé que tenía que hacer algo. Porque así como se contagia la tristeza, la alegría también se contagia”, afirma. ¿Y qué hacen? Trabajan en la sala oncológica del hospital de Pinamar que se convirtió en sala gracias a ellos. Y acompañan a los pacientes con arte, música, escucha, reflexología. Los oncólogos que están a cargo son los doctores Damián Tabares y Griselda Manfredini.
Lugones trabaja como empleada administrativa en el Hospital desde hace 25 años. Eso le permitió que con la Fundación la dejaran intervenir en la parte edilicia y así nació el espacio para oncología que fue creciendo. Hoy, cuentan con una sala ambientada diferente que el resto del hospital. “El dinero recaudado será destinado a la construcción de un baño, porque los pacientes para ir al baño tienen que cruzar por la sala de espera; y a la ampliación de la sala”, manifiesta.
La sala fue recorrida hoy por Pallarols, que les dio a los pacientes la oportunidad de cincelar el bastón de mando de 2023 y que escuchó sus historias con atención, junto a Gassioles. El 4 de febrero, la Fundación Donde Quiero estar de Pinamar organizará la carrera de 5 kilómetros a pedido de la Unión Internacional contra el Cáncer, con sede en Ginebra. El acontecimiento tendrá también un fin benéfico para los pacientes oncológicos. Todos los que quieran donar podrán hacerlo al alias desafio5k.
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