La historia de la bisabuela que sobrevivió a tres bombardeos y tuvo que reconstruir su casa
Tiene 82 años, vive en Ucrania y es el claro ejemplo de los desafíos que tienen que enfrentar día a día los habitantes de este país
“No recuerdo exactamente la primera vez que los bombardeos afectaron mi casa, pero sí lo mucho que me asusté”, confesó Taisiya al sitio Médicos Sin Fronteras. Tiene 82 años, es viuda y vivió desde siempre en Pavlopil, al este de Ucrania, hasta que dos proyectiles impactaron en el techo de su casa y tuvo que mudarse por cuestiones de seguridad.
“La granada golpeó en la carretera, justo delante de la entrada principal y causó daños en las paredes y en algunas ventanas”, agregó esta bisabuela que, a pesar de las dificultades que tuvo que atravesar, nunca bajó los brazos. Taisiya siguió adelante como sucede con los habitantes de este país que viven sumidos en un ambiente bélico, desde 2014.
Pero esta no fue la única vez que su vida corrió peligro. Un tiempo después, un nuevo bombardeo destrozó su casa casi por completo. Sucedió durante el invierno. Ella estaba sola hasta que de repente escuchó un impacto muy fuerte y ensordecedor que voló el techo y algunas habitaciones de su casa. “El bombardeo rompió todas las ventanas. Fue muy angustiante. Inmediatamente llamé a mi hija que vive en Mariúpol, una ciudad portuaria del sureste de Ucrania, y al día siguiente me fui a vivir allí. Quedarme aquí sola era impensable, era demasiado peligroso”, aseguró.
Casa nueva, ¿vida nueva?
Una vez instalada en Mariúpol y en compañía de su hija pasó varios meses en esta nueva ciudad que la recibió de brazos abiertos. Sin embargo, nunca pudo olvidar su lugar de origen. En el fondo de su corazón y en sus pensamientos, Pavlopil siempre estuvo presente. Su tierra, su hogar, sus quehaceres cotidianos. Taisiya tuvo que arrancar de cero en un lugar totalmente ajeno para ella, pero con el esfuerzo de su familia lo logró.
Y cuando todo parecía ir viento en popa, una nueva tragedia tocó de cerca a esta bisabuela. “Una noche, estaba en la cocina de mi hija cuando cayó un nuevo proyectil”, recordó. “En ese momento me dije a mí misma: ‘Dios me ha salvado por tercera vez porque nunca he maldecido en mi vida’. Por suerte, mi nieto había salido de la cocina unos minutos antes del bombardeo. No quiero ni pensar lo que podría haberle ocurrido”.
Su destino estaba escrito. Una vez más, Taisiya eludía la muerte para seguir adelante con su vida. Así fue que decidió volver a su amado pueblo, a pesar de todo lo que debía seguir enfrentando: los constantes bombardeos, sus problemas cardíacos y su hogar en ruinas. “Durante los últimos meses he recibido atención médica y apoyo en salud mental por parte de Médicos Sin Fronteras (MSF)”, confesó.
Su familia siempre estuvo presente para darle una mano. Con la ayuda de su yerno, sus hijos, nietos y bisnietos, finalmente regresó a Pavlopil. “Solía ser un lugar agradable para vivir, pero cuando comenzó el conflicto, la escuela tuvo que cerrar porque las bombas caían muy cerca. Y tan solo han vuelto a abrir dos tiendas pequeñas. Hasta cierto punto, podemos considerarlo un avance respecto a aquellos meses en los que todo estaba cerrado”, reveló.
Según informaron allegados a la bisabuela, los bombardeos han cesado en los últimos meses. Ella pudo recuperar su rutina: cuida su jardín, sus pollos y su casa. Aunque el miedo de sufrir un nuevo bombardeo siempre está presente, esta bisabuela se aferra a las pequeñas cosas que le da la vida. “Me siento muy afortunada por tener la familia que tengo, por mis cuatro hijos, seis nietos y ocho bisnietos. Son un gran apoyo”, dijo y finalizó: “Me cuidan mucho y son quienes me han ayudado a recuperar mi hogar. Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que otros no tuvieron tanta suerte. Sin todo esto, ya me habría muerto”.