La historia de Joaquina: la perra víctima de maltrato que sobrevivió a la explosión de un petardo y consiguió una familia
Tenía seis meses cuando unos chicos le tiraron pirotecnia y huyeron; fue acogida por Bianca Belluschi, de Patitas al Rescate, quien nos contó cómo hizo para salir adelante
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Joaquina tenía solo 6 meses cuando recibió el impacto de un petardo de manera intencional, que casi la mata. Fue abandonada en Merlo, en la provincia de Buenos Aires, el 27 de septiembre de 2020. Esta cachorrita estaba sola hasta que la encontró una joven, que decidió publicar la situación en Facebook en busca de ayuda. Afortunadamente, hoy en día esos oscuros días quedaron atrás, pero la heroína que hizo todo para que la perrita sobreviva jamás los olvidó.
Esa persona es Bianca Belluschi, creadora de la fundación Patitas al Rescate. “Me fui al campo con amigas, pero siempre estoy atenta a las alertas en Facebook, me siento culpable si no lo estoy. Eran las doce y media del mediodía cuando vi lo de Joaquina”, recordó emocionada la joven en diálogo con LA NACION.
Una mujer fue la que encontró a la perra desprotegida, luchando por salvar su vida: “A Joaquina le faltaban los dos lados de su cara y los chicos que le tiraron petardos huyeron de la escena”, explicó Belluschi, y agregó: “Yo estaba en el campo y decidí llamar a Juani, que era el novio de una chica que había empezado a transitar y hacía traslados. La mujer se quedó una hora y media hasta que llegó él y la trasladó hasta el auto”.
Joaquina llegó viva a la veterinaria, pero justo ese día había una profesional de guardia que trabajaba hace poco. “Cuando apenas la vio, me dijo: ‘Bian, hay que dormir a esta perra, tiene el paladar destrozadó. Yo dije: ‘No, quiero ver cómo evoluciona y esperar al veterinario oficial’”, contó Bianca sobre la propuesta de la especialista frente al delicado estado de salud del animal.
Lejos de rendirse, la cachorra terminó siendo un ejemplo de superación. “Ella pasó las operaciones, estuvo con una sonda de alimentación, y así fue evolucionando de a poco”, relató la proteccionista animal sobre los primeros días de Joaquina después del incidente.
Una vez que le dieron el alta en su internación, Bianca fue la persona que se hizo cargo de sus gastos y acompañamiento. “Tenía un cumpleaños e iba a todos lados con la perra, tenía que estar 24/7 con ella por los cuidados que requería”, contó.
Cómo se dieron cuenta de que Joaquina sufrió la explosión de un petardo
“La chica que la recibió vio que tenía una explosión en su interior. Tres días atrás había chicos tirando petardos en el barrio, y ahí nos dimos cuenta de todo. Otra vecina dijo que escuchó gritos, y ese fue el momento en el que sacamos la conclusión: Joaquina tenía solo 6 meses, era una bebé. Tuvo que tener adiestrador porque no podía ver a ningún hombre”, precisó Belluschi, consternada por los recuerdos.
Respecto a los sentimientos que la invaden cuando le toca un caso con esas características, Bianca expresó que ya conoció lo peor del ser humano. “Me da mucha impotencia, y después siento pena por la persona. Yo no soy violenta, pienso y digo: ‘¿Qué te habrá pasado en tu vida para que seas así, para que canalices tanta bronca y odio en un ser tan indefenso que no te puede hacer nada?’. Me parece muy oscuro ver cómo lo disfrutan, la verdad que siento pena. Tienen odio y tristeza, y ese animal podría hacerles tan bien y alivianarles todas las cosas que tienen en su interior”, reflexionó la creadora de Patitas al Rescate.
Sobre el caso de Joaquina, sostuvo que fue por “pura maldad”. “Es increíble que haya vivido, tuvo mucha fortaleza. Tenía miedo a los hombres, pero después hizo la suya: se subía arriba de la mesa, se bajaba, hacía lo que quería y viviendo lo mejor de la vida como si no le faltara la totalidad de la cara”, agregó.
Desde que empezó con la fundación, en el año 2018, Bianca afirmó que nunca pensó que iba a conocer tanto maltrato. “Hay muchos casos que no lo podés creer. En una ocasión nos llegó un gato que fue golpeado por muchos chicos, y cuando estaba tirado en la calle, le arrojaron agua hirviendo encima”, reveló, y exclamó: “No se puede creer la maldad”.
De estos casos, la joven proteccionista recuerda miles, desde perros que fueron golpeados hasta gatos con balas en su cuerpo. ¿Lo más indignante? La mayoría de los episodios nunca llegaron a la Justicia.
Final feliz: la familia que adoptó a Joaquina
Bianca explicó que era la primera vez que la familia Alquati, de Villa Ballester, adoptaba a una perra. “Tenían una Yorkshire terrier de siete años, la perra siempre fue ‘hija única’. Fue complicada su adaptación porque estaba acostumbrada a ser la mimada de la casa, pero cuando la vieron a Joaquina se enamoraron y la querían adoptar pese a todo, les encantó su historia”, aseguró Belluschi. “Pensé que iban a llover adopciones, pero no. La gente la juzgó por su estética”, admitió.
“De la nada llegó la familia, les encantó y llenaron el formulario de adopción. Fue complicado porque estaban el papá y el hijo de la familia, y Joaquina le tenía miedo a los hombres, pero con el adiestrador todo funcionó y a las dos semanas me enviaron fotos de la perra jugando con el niño”, recordó Bianca sobre los primeros días de la cachorra en su nuevo hogar.
Actualmente, Joaquina tiene el amor de una familia y cuenta con la amistad de otros llamativos animales: una tortuga y un cobayo. “Ella veía una paloma y se la quería comer. Ellos no tenían jaulas para nada, pero días más tarde me mandaron una foto de Joaquina y el cobayo. Me morí de amor”, confesó la joven, recordando el miedo a que fracasara la adopción que la invadió cuando supo que los Alquati tenían otros animales.
La perrita ya tiene más de un año y, pese a su corta edad, conoció la playa, aprendió a nadar y corre a diario por el amplio patio cubierto de césped de su vivienda. “Pasó de vivir en la miseria a tener una casa con pileta y correr por la playa. Ella ganó la lotería”, resaltó Belluschi.
Notablemente emocionada al recordar la resiliencia de Joaquina, Bianca ponderó la actitud del animal para sobreponerse a la adversidad que le tocó atravesar. “Tenías que ver la cara de Joaqui cuando la vi por primera vez. Con todas las cánulas en la nariz, el cono enorme y su cabecita, pero te movía la cara. ¿Cómo te movés estando tan mal? Es increíble cómo (los animales) hacen su vida como si nada, y a nosotros nos cortan un pelo y morimos en la cama”, reflexionó la proteccionista, para luego resaltar una actitud que los humanos deberíamos tomar de Joaquina y otros animales sobrevivientes: “Disfrutan igual. Es maravilloso”.
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