"La gente que no conoce el Opus Dei piensa que es elitista"
Monseñor Carlos Nannei, vicario regional, dice que la gente los critica por prejuiciosa
A 50 años de su llegada a la Argentina, el Opus Dei está decidido a enfrentar críticas y desterrar mitos y prejuicios.
A lo largo de medio siglo, su imagen estuvo identificada con el sector más conservador de la Iglesia, con una orientación elitista y con el apoyo a regímenes dictatoriales, como el de Franco en España.
"Son todas etiquetas y datos inexactos. Tal vez nosotros no hemos sabido difundir qué es el Opus Dei", afirmó monseñor Carlos Nannei, vicario regional de la obra fundada por Josemaría Escrivá de Balaguer en 1928, en Madrid.
Y sin esquivar las críticas, en una entrevista con La Nación , monseñor Nannei respondió las objeciones y procuró desmitificar el prejuicio de que el Opus Dei concentra su apostolado entre los fieles de clase alta y entre quienes pueden gravitar en el mundo de las empresas y la cultura, en particular el periodismo.
"La finalidad del Opus Dei es difundir en todo el mundo el llamado universal a la santidad, a través del trabajo de todos los días. Cada uno donde está, en su trabajo o en su entorno, debe levantar la temperatura espiritual", dijo el padre Nannei al negar que el Opus Dei sea una sociedad secreta y que se ocupe de la clase pudiente.
Luego enumeró una serie de acciones solidarias, como las siete escuelas rurales que universitarios y profesionales fieles de la obra atienden en localidades de las provincias de Buenos Aires y Santa Fe; el centro de asistencia a niños carecientes de un barrio de la comunidad toba, en Rosario; la asistencia a familias sin techo en Derqui, cerca de Pilar, y distintos centros de capacitación laboral para gente de escasos recursos, entre muchas otras acciones.
Monseñor Nannei, de 55 años, está al frente de la vicaría regional de la prelatura desde 1991 y su jurisdicción se extiende sobre el territorio argentino, Bolivia y Paraguay. Más de 5000 miembros en nuestro país (de ellos, 80 son sacerdotes), otros 800 en Paraguay y unos 30 en Bolivia siguen las enseñanzas de monseñor Escrivá, cuya beatificación en 1992, no mucho tiempo después de su muerte, suscitó tantos aplausos como objeciones.
-¿A qué atribuye las críticas que se le hacen al Opus Dei?
-Se trata de prejuicios. Mucha gente no conoce el Opus Dei y piensa que somos elitistas. Hace poco murió Alejandro Caride, que había sido ministro de la Corte Suprema e iba casi todos los días al hospital de Oncología a prestar sus servicios cristianos. Nosotros fomentamos la solidaridad.
-¿Por qué se lo considera un movimiento elitista?
-La gente no sabe y piensa que nos dedicamos a la clase alta. Basta acercarse un poco a la obra y ver la cantidad de cosas que se van haciendo en favor de sectores postergados. En el Instituto de Altos Estudios Empresariales (IAE), una escuela de negocios dirigida fundamentalmente a empresarios, ubicada en Pilar, se organizó un programa para gente que no tiene techo en un barrio careciente de Derqui.
-¿Qué grado de colaboración tuvo el Opus Dei con el gobierno de Franco?
-Es verdad que a partir de 1957 hubo algunos ministros del Opus Dei en el gobierno de Franco. Eran técnicos, como Laureano López Rodó, excelente administrativista, que realmente contribuyeron a modernizar España. Eso no quiere decir que hayan sido franquistas. En esa misma época, el gran opositor a Franco era un fiel de la prelatura del Opus Dei: Rafael Calvo Serer. Tan opositor fue que Franco lo expulsó del país. Cuando pudo volver, creó el diario Madrid y Franco no sólo hizo fundir el diario, sino también demoler el edificio. Con el régimen democrático, el presidente de las Cortes era otro miembro del Opus Dei, don Antonio Fontán. El beato Josemaría les dio a los fieles de la prelatura una amplísima libertad en sus opciones políticas.
-¿Y en la Argentina?
-En la Argentina pasó lo mismo. Siempre ha habido gente del Opus Dei que con gran inquietud de servicio ha ido ayudando a distintos gobiernos.
-Siempre se dijo que en los gobiernos dictatoriales había miembros del Opus Dei.
-Esos datos son inexactos; no es cierto. Se dijo que el gabinete de Onganía estaba totalmente integrado por fieles de la prelatura. No es así. En 1966, la obra iba creciendo, pero todavía era muy pequeña en la Argentina. En cambio, en el gabinete de Alfonsín había un supernumerario del Opus Dei, Roberto Echarte, que fue secretario de Energía y luego ministro de Obras Públicas.
-¿Por qué es identificado el Opus Dei con el sector más conservador de la Iglesia?
-Para mí es un error. Es como decir que el Papa es conservador. Son todas etiquetas. Algunos dicen que somos conservadores. Y para muchos somos liberales. Lo que tratamos es de ser igual que el Papa: ser de Jesucristo, ni conservadores ni liberales.
-¿Le cuesta al Opus Dei desprenderse de esa imagen?
-Lo procuramos hacer con mayores explicaciones. A veces no hemos sabido hacer público lo que es el Opus Dei.
El perdón y las mujeres
-El Papa acaba de hacer un mea culpa histórico. ¿Corresponden esperar gestos de perdón en algunas estructuras particulares de la Iglesia?
-El mea culpa me pareció un gesto maravilloso de este Papa, que es un santo. Ha sorprendido a tantos sectores de la sociedad..., a la propia Iglesia. Y eso tiene que estimular a todos, no sólo a los católicos.
-¿El Opus Dei tiene que pedir perdón de algo?
-Seguro; todos tenemos que pedir perdón por cosas que a lo mejor no hicimos bien, o pecados de omisión. Así lo enseña Jesús. Me parece muy bueno que el cristiano se acostumbre a pedir perdón.
-¿Qué lugar ocupan las mujeres en el Opus Dei?
-El lugar más importante, porque sin la mujer el Opus Dei no sería familia. Uno de los más grandes logros de Juan Pablo II es haber valorizado mucho más a la mujer. La mujer tiene las mismas capacidades intelectuales que el hombre, pero a veces no ha tenido oportunidad de desarrollarlas. Por eso el Papa ha pedido perdón a las mujeres. En el Opus Dei tenemos muchísimas mujeres universitarias, profesionales, que influyen en la sociedad, en el hogar, en la educación de los hijos. Otras son juezas. El beato Josemaría dijo que si faltara la mujer el Opus Dei sería manco.
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