La generación de las pantallas: los nuevos hábitos digitales de los adolescentes que los adultos desconocen
Los más jóvenes suelen tener dos cuentas en Instagram; en una de ellas, a la que solo tienen acceso los más íntimos, dicen que tratan de mostrarse tal cual son y sin filtros
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Tobías y Lucas, ambos de 17 años, tienen cuentas en Instagram, su red social favorita y la de muchos otros adolescentes argentinos. Pero el modo en que su generación, la de las pantallas, usa la aplicación difiere del de los adultos, ajenos a los hábitos digitales de los más jóvenes.
En primer lugar, según cuentan los chicos consultados por LA NACION, suelen usar dos cuentas: una general en la que agrupan a amigos, familiares y conocidos, y una secundaria, solo para puedan acceder sus amigos más íntimos. En esta última, los chicos se muestran sin filtros. Además, en los perfiles de los adolescentes, se suelen ver pocas publicaciones. “Tener muchas fotos y viejas no suma nada. Ni da tener la foto de tu perro de 2015″, explica Lucas. Para ellos, lo ideal es subir imágenes actualizadas, que muestren la situación de hoy sin rastros de su pasado.
Olivia también tiene 17 años y la red social que prefiere es Instagram. “En general, a esta edad se usa más que nada para chatear y encontrar qué programas hacer. En mi caso yo prefiero mirar contenido y cuando subo es más que nada en mi cuenta secundaria que es solo de amigos y la uso para sentirme cómoda con lo que subo. En general, se usa subir una solo foto o borrar todo y cada tanto ir archivando, porque me parece que cuando vamos creciendo, vamos evolucionando y sentimos que lo que hicimos antes no está tan bueno”, describe.
Roxana Morduchowicz, doctora en comunicación y especialista en cultura juvenil, comenta a LA NACION: “En la Argentina, nueve de cada 10 adolescentes tienen un perfil en alguna red social. Esto significa que las redes no reconocen diferencias sociales, de género, económicas o etarias. Conectarse a este tipo de plataformas es el uso principal que hacen de internet. Es decir, usan la web con una función comunicativa, fundamentalmente con sus amigos. Es importante mencionar también que siete de cada 10 chicos de 11 y 12 años tiene redes, mientras que la edad mínima es de 13. O sea que el uso se produce a una edad cada vez más temprana”.
El escenario
Según el reporte 2022 de la agencia especialista en comportamientos digitales We are social, hay 4,62 billones de usuarios activos en redes sociales en todo el mundo. En América Latina, el 79% de la población usa redes sociales y en la Argentina los usuarios de Instagram, una de las favoritas de los más jóvenes, pasan en promedio 17 horas mensuales en la aplicación, seis horas más que el promedio mundial.
Marcos, de 14 años, se vale de Instagram para ver resultados de fútbol y acceder a información deportiva: “La gente de mi edad usa Instagram más que nada para conocer y hablar con chicas o chicos. Yo no subo mucho, porque no me gusta mostrarme públicamente, pero si subo algo, lo hago más en formato stories [videos que se borran en 24 horas]”.
Octavio, de 13 años, usa Instagram desde los 12. Hace poco borró todas sus fotos y dejó solamente una en la que se lo ve en la playa con una pelota mirando el horizonte. Lo hizo, como el resto de los chicos consultados por LA NACION, para que sus seguidores lo vieran tal cual es hoy.
“Mi hija usa las redes en sus tiempos libres, que durante la época escolar son más limitados. No me cuenta todo lo que mira, pero estoy al tanto de las dos cuentas. Lo que no sabía es que borran algunas fotos”, cuenta Adriana Gugli, madre de una adolescente de 15 años.
Niveles de confianza
Olivia describe cómo se mueven los chicos en lo que denomina “tres niveles de confianza digital”. El primero, en el que se ubica la cuenta principal, están los amigos, los conocidos, los padres y otros familiares. En el segundo, aparece la lista de mejores amigos –la función de Instagram que permite mostrar contenido solo para determinados usuarios–. Y por último, el nivel de máxima confianza, en el que se asienta la cuenta secundaria.
Julia, de 15 años, coincide: “No subo muchas cosas, porque me da vergüenza, pero cuando subo algo, lo hago en stories. Tengo dos cuentas, en una solo me siguen mis amigas y en esa cuenta subo cualquier cosa”.
“Los usos que le dan los adolescentes a las redes son bien diferentes al que le dan los adultos por muchos motivos. En primer lugar, en la adolescencia los principales referentes dejan de ser los padres con su amor incondicional y empiezan a ser los pares, cuyo afecto hay que ganárselo. Y las redes tienen también ese objetivo. La popularidad es uno de los valores más importantes para los adolescentes y las redes sirven para cumplir con ese valor”, analiza Morduchowicz, que es también asesora de la Unesco en Ciudadanía Digital.
Además, está el tema de la autonomía. “En el siglo XX, para ser autónomo de los padres había tres caminos: graduarse, conseguir un trabajo o casarse. Hoy los adolescentes sienten que pueden tener esa independencia antes de los 18 años a través de las redes. Internet es un espacio que les pertenece y en el que pueden ser independientes del mundo adulto. Por eso, se entiende que tengan dos perfiles. Pueden decidir a quiénes aceptan y a quiénes no”, agrega la especialista.
Sin embargo, para Morduchowicz no hay que despertar alarmas ya que no es que los adolescentes van a ser menos sociables o que van a tener un mal desempeño en la escuela por usar las redes: “Lo que sí cambió es la manera en que se relacionan. Antes llegábamos de la escuela, agarrábamos el teléfono de línea y llamábamos al amigo que habíamos visto hacía 10 minutos. El deseo de estar con los amigos es el mismo. Hoy, ellos lo hacen a través de pantallas. El deseo de autonomía lo tuvieron siempre los adolescentes”.