La Gauchita, el icónico chalet marplatense de 1939 con vista al mar que fue demolido en solo unos días
Ubicada en una esquina de La Perla, se distinguía entre el circuito de típicas casas de esta ciudad, dominadas por frente de piedra, techos de teja colonial y, en este caso, una fachada con detalles diferenciales en madera
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MAR DEL PLATA.– “La Gauchita” es historia. Con suerte quedan en pie unos pocos metros de las paredes internas que dividían dependencias del pintoresco inmueble de dos plantas que fue construido a fines de la década del 30 y uno de los pocos que, sin estar sobre el paseo costanero, por su ubicación tenía una excepcional vista al mar desde una estratégica y privilegiada esquina de La Perla.
Unos pocos días de esta semana corta le alcanzaron a máquinas retroexcavadoras, piquetas y unos pocos obreros para demoler esta construcción que se distinguía entre el circuito de típicos chalets marplatenses, dominados por frente de piedra, techos de teja colonial y en este caso una fachada con detalles diferenciales en madera.
Ocupaba el extremo de una manzana irregular, que finaliza en ochava allí donde se cruzan las calles San Luis y 11 de Septiembre. Una vez que finalice el proceso de eliminar la edificación existente y el terreno quede limpio comenzarán los trabajos de cimientos para un edificio de departamentos. Una constante de estos tiempos: cambia historia por altura.
La ventaja de esa intersección, con frente hacia el este, radica en que por delante y del otro lado de la calle solo tiene la plazoleta Capitolina, distinguida por su monumento que recuerda a Rómulo, Remo y la loba que, según la leyenda, los amamantó. El pedestal que sostiene a esa obra, donación de la Asociación de Ex Combatientes Italianos de Mar del Plata, tiene en cada uno de sus tres escalones una palabra que en conjunto resumen la inmensidad de esa postal: “Cielo”, “Terra” y “Mare”.
Es que con unos pasos más, apenas se cruza el Boulevard Patricio Peralta Ramos, se alcanza un mirador excepcional hacia todo el frente norte de playas y las alturas de la Loma de Santa Cecilia, hito fundacional de esta ciudad que enfrenta al océano Atlántico.
“La Gauchita”, nombre que figuraba tallado en una piedra dispuesta a un lado de la puerta principal, se estrenó en 1939 y con diseño del arquitecto Valentín Coll, uno de los cinco más reconocidos que tuvo aquella época de prosperidad y desarrollo de la ciudad, que crecía fuerte en cercanías del corredor marítimo y con esta tendencia de casas de no más de dos plantas y mucho material relacionado con la zona.
En este caso con una particularidad: la tradicional Piedra Mar del Plata que identifica a esta tendencia local, caracterizado por placas cuadradas y rústicas, se cambió por una variante redondeada y de superficie lisa. Más conocida como “Piedra bola”.
“Una lástima que no haya estado protegido”, afirmó el arquitecto Pablo Mastropasqua, asesor de patrimonio del Instituto del Hábitat y el Territorio del Colegio de Arquitectos de Provincia de Buenos Aires - Distrito 9.
Describió este chalet como una interesante variante a partir de la utilización en fachada de este tipo de piedra que no es de la zona sino que es propia de ríos. En cuanto a diseño valoró los techos con caídas a distintas aguas, vigas interiores y aberturas interiores en madera hachada y en el interior, decoración de época y bien mantenida, según se advierte en algunos registros en video que circulan en redes sociales.
Lamenta que con el correr de los años y el desarrollo de la propiedad horizontal desde mediados del siglo cambiaron las funcionalidades de esta propiedad ya que sobre su medianera sur vio crecer un edificio de ocho piso que no solo tapó la mayor vista al mar sino, quizá peor, lo hundió en una continuidad de sombras. Con incidencia directa sobre sus espacios verdes, sobre los fondos que se extiende por calle 11 de Septiembre.
Premio a la identidad
“Este chalet tuvo un premio a la identidad”, recordó sobre la distinción que la Defensoría del Pueblo local otorgó a ese inmueble que no estaba incluido en el listado de los declarados de interés patrimonial, según la posibilidad que abre la Ordenanza municipal 10.075. Son 228 las propiedades protegidas por esa norma, a las que se suman una docena de plazas y espacios públicos.
Vicky Gazzanego es una de las responsables de Caminatas Guiadas Mar del Plata, que acompaña a grupos por distintos circuitos, entre ellos los que tienen que ver con las casas históricas y en este caso en particular las de Loma Santa Cecilia. “Finalizaba en la plazoleta precisamente con “La Gauchita” porque tenía dos particularidades: su fachada con piedra bola y el diseño de Coll, uno de los primeros cinco arquitectos que tuvo la ciudad”, explicó a LA NACION y lamentó la pérdida de este inmueble. “Era parte del conjunto llamado 11 de Septiembre, de varios chalets clásicos de la zona”, acotó.
Frente a lo ocurrido, Mastropasqua recordó la intención del Capba de trabajar con autoridades municipales en la reapertura de ese listado porque considera que la preservación se detuvo en construcciones de la primera mitad del siglo pasado y empieza a dejar en condición de riesgo a otras más recientes, incluso de movimiento moderno, que tienen valor patrimonial y deberían ser cuidadas.
“Se trabaja y mucho para cuidar verdaderas joyas de la arquitectura que tenemos en la ciudad”, dijo a LA NACION y recordó la labor emprendida, por ejemplo, para que se conserve y restaure lo que fue el hotel Chateau Frontenac, que mantendrá parte de su imagen original como parte de un desarrollo inmobiliario que alcanzará más de la mitad de esa manzana. O la avanzada recuperación de la Villa Concepción Unzué de Casares, en Alsina y la costa, donde alguna vez funcionó el Museo Vilas y hoy se perfila su apertura como un hotel boutique.
El debate tras lo ocurrido con “La gauchita” se reabre dada la dificultad del Estado de interferir sobre la decisión de privados, propietarios de esas viviendas consideradas históricas, a los que se les limita con los posibles destinos que se den a esas unidades. Tanto demolición como transformación. Y la ausencia de una compensación.
Claro que hay excepciones. Pasó con la Casa del Puente o Casa sobre el Arroyo, comprada con recursos públicos nacionales al propietario para asegurar preservación de la obra de Amancio Williams. Hoy restaurada y reabierta al público.
Como un paso a la par, en mismo sentido, asoma la intervención de la Suprema Corte de Justicia bonaerense. El año pasado tuvo una nueva participación con la compra de dos chalets históricos anexos, Villa Devoto y Villa de Bary, que acondicionará no solo para que sea sede de algunos de sus juzgados y dependencias. También con la decisión firme –en este y otros casos similares– que se generen condiciones para que tengan actividades conexas que permitan la posibilidad de que queden abiertas al público en general.
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