La escuela va al hospital: el desafío de enseñar en una sala de internación
En el Fernández, un equipo de docentes educa a los pacientes para evitar que pierdan días de clases; en 2016, la modalidad benefició a 6000 chicos en la ciudad
Un chico de unos 15 años, pero que parece de 10, charla con un policía en una habitación del Servicio de Pediatría del Hospital General de Agudos Dr. Juan A. Fernández, en Palermo. Los médicos que lo rodean dicen que le gusta la música del cantante colombiano Maluma. Lo trajeron hace un par de días con un cuadro que combinó intoxicación por paco y malnutrición. Ahora está entre pacientes de su edad o más chicos que duermen en cunas y camas, mientras se recuperan de enfermedades como bronquiolitis, afecciones gastrointestinales e infecciones en la piel.
"Cuando llegan estos chicos en situación de calle duermen todo el día. Están acostumbrados a estar despiertos de noche, porque durante ese momento es cuando están en peligro", dice la jefa de la Unidad de Internación de Pediatría del Fernández, Graciela Suárez. Su colega Susana Villa Nova, jefa de la división Pediatría, la secunda.
Hoy es un día que esperan ellas y los chicos. Como todos los martes y jueves, hay clases en el Fernández. Viene parte del equipo de docentes de la Escuela Domiciliaria (ED), que integran Marcela Toyos, maestra de grado y de música; Ana Barcos, de plástica, y Virginia Ruiz, de atención temprana. Ellas son sólo tres de los más de 300 docentes que forman parte del programa, que el año pasado atendió a unos 6000 pacientes en hospitales y hogares porteños. Se trata de una experiencia que se replica en todos los niveles de educación obligatoria de gran parte del país. Y se brinda en varios centros de salud públicos y privados, y en cientos de domicilios, hoteles o pensiones donde residen los pacientes.
A partir de la ley de educación nacional Nº 26.206, sancionada en 2006, junto a la educación hospitalaria, la domiciliaria, con casi 70 años de historia, fue reconocida institucionalmente como una de las modalidades que conforman el sistema educativo nacional. Las otras modalidades son: técnico profesional, artística, especial, permanente de jóvenes y adultos, rural, intercultural bilingüe y educación en contextos de privación de libertad.
En la ciudad, la modalidad domiciliaria -como la hospitalaria- depende del Ministerio de Educación porteño. Y como una escuela más, despliega sus actividades en jardín, preescolar, primaria y secundaria.
Una vez finalizada la educación domiciliaria, se hacen las articulaciones con las escuelas de origen para que los alumnos se reincorporen. Y en situaciones donde el alta no llega o se demora más de la cuenta o simplemente no sucede, los docentes que forman parte del equipo de educación domiciliaria son los que promueven a los alumnos de grado.
En el caso del chico al que le gusta Maluma, la situación es particular: si bien no va a la escuela, los docentes le dan clases en el hospital. Cuando sea derivado a un hogar llegará su proceso formal de escolarización. El martes tuvo la primera clase y María Inés Suárez Lissi, la maestra de música, que viene una vez por semana, le prometió que la próxima clase le iba a traer aprendidas algunas canciones del músico colombiano para tocar con su guitarra. "La educación, sumada al juego, es la manera que tienen los chicos con problemas de salud o de exclusión social de regresar a lo que les pertenece, la niñez", explica Toyos.
El trabajo de los docentes produce resultados positivos, sobre todo en el psiquismo de los pacientes. Suárez y Villa Nova lo ejemplifican con una historia entre miles. Una chica de 4 años llegó al hospital por un problema de salud con buen pronóstico. Sin embargo, los médicos detectaron que la niña había sido víctima de abuso. Gracias a la confianza que tenía con una docente, la chica logró abrirse emocionalmente y contar quién había sido responsable del abuso. "En el ámbito hospitalario nos encontramos con chicos enfermos que, generalmente, viven en un contexto de vulnerabilidad social, sea por factores económicos o de violencia, que atraviesa a todas las clases sociales", cuenta Toyos. Y agrega: "El contacto alumno-docente en muchos casos es el primer vínculo de afecto que reciben los chicos que están internados".
Las dos mañanas que el equipo docente va al Fernández, las clases se desarrollan a la medida de las necesidades de cada alumno. De igual modo se da en domicilios y otros centros de salud. Y a veces, la educación también se extiende a los padres. "Muchas veces las mamás no saben leer. Ello exige que las tareas de educación se amplíen: esas madres deben salir del hospital pudiendo leer cómo administrar un remedio", dice Suárez.
"Es increíble cómo un chico, que minutos antes estaba decaído, cambia de actitud cuando se encuentra dibujando, armando historias, leyendo un cuento o tocando un instrumento. Se lo ve reír y conversar animadamente con el maestro, aunque le entre una sonda nasogástrica o tenga una bigotera de oxígeno", agrega Villa Nova.
Médicas y docentes concuerdan que lo que más valora un chico en esa situación es saber que podrá seguir siendo un niño o que lo será por primera vez. Esa cuestión es más urgente que conocer cuándo le darán el alta. "Un maestro viene a darles a los chicos un boleto para pasear hacia este o cualquier mundo", dicen Suárez y Villa Nova. Ese boleto lo tienen en un bolsillo el chico al que le gusta Maluma y sus compañeros de Pediatría. Hoy habrá clases otra vez.
Un plan para educar más allá de las aulas
- Además de la modalidad de Escuela domiciliaria, que se imparte en hogares y centros de salud públicos y privados para chicos que atraviesan una enfermedad, existe otra modalidad similar: la Escuela hospitalaria (EH). En la Ciudad, funciona de lunes a viernes, en los hospitales Dr. Ricardo Gutiérrez, Dr. Juan Garrahan y Dr. Pedro Elizalde.
- La EH presta servicios educativos en los niveles inicial y primario a chicos de escuelas públicas y privadas porteñas, del interior del país o extranjeros, que se encuentren internados por más de 15 días en esas instituciones de salud, o que reciban atención en forma ambulatoria.
- Para mayor información: www.buenosaires.gob.ar/educacion/estudiantes/especial/instituciones
Fechas clave del programa nacional
1922
En la ciudad, por iniciativa del doctor Ricardo Gutiérrez, se nombra a la primera maestra en el Hospital de Niños
1939
En Mendoza, se crea la primera escuela hospitalaria del país, conocida como Dr. Silvestre Peña y Lilo
1948
Se funda la primera escuela domiciliaria en el Hospital Durand
Década del 50
La educación domiciliaria y hospitalaria se extiende en la mayoría de las provincias argentinas como consecuencia de la epidemia de poliomielitis
Desde 1957
Año tras año se extienden en el país las escuelas domiciliarias y hospitalarias
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