La crueldad como expresión de poder ante los más vulnerables
La crueldad hacia otros puede ser un patrón de activación sexual. La frialdad de los abusadores al vejar a alguien vulnerable obedece a un proceso interno llamado "distorsión cognitiva", que consiste en justificar las futuras acciones, minimizándolas, para protegerse de la vergüenza o de la culpa. Así se van derribando escrúpulos morales para dar paso a conductas sexualmente abusivas.
En el caso de lo ocurrido en Junín, para atraer a la víctima al lugar donde habría tenido mayor interacción con ella, el método de aproximación usado por el abusador habría sido el engaño. La habilidad para la manipulación en delincuentes sexuales violentos está ritualizada por las verbalizaciones y por la dinámica para controlar a las víctimas, revelando especialización y organización.
Una característica de los pederastas exclusivos es que "sintonizan" con los chicos, pero logran poca asertividad con los adultos en su modus vivendi. La inmadurez impresiona como uno de sus rasgos y eso se ve reflejado en los tests con los que los psicólogos forenses exploran su personalidad en los peritajes. El resultado y denominador común son dibujos de figuras humanas que abundan en las formas infantilizadas. Por eso utilizan la fuerza más para controlar y para atacar que para aproximarse a su presa.
La "fantasía previa" es el motivo inferido de un homicidio sexual. Una vecina del asesino de Camila contó que días antes él había intentado meter en su casa a su hija de 10 años. Esto indicaría la presencia de planificación, metodología e intento fallido de pasar al acto.
El homicida consiguió una "zona de confort" estable para estar a solas con Camila sin ser molestado. Esta percepción habría brindado la sensación de facilidad para cometer el hecho; pero solo su poca inteligencia puede ser capaz de hacer que se arriesgue a retener a la víctima en un lugar lleno de evidencias y tan próximo al lugar de residencia de ambos. Una vez más, el tiempo, el perfil de la víctima, la zona de confort y la escena del crimen pusieron de manifiesto la evidencia acumulada.
El método de asfixia con manos atadas, cabeza cubierta por una bolsa y un cable alrededor del cuello es conocido en la jerga forense como "submarino seco". Por su complejidad, y aplicado a una niña de 11 años, es indicador de una intensidad emocional asociada más a la crueldad que a la locura. Trascendió que el sospechoso tenía tres perfiles de Facebook entre cuyos contactos figuraban niñas que probablemente presenten rasgos simbólicos similares a la víctima.
En este tipo de comportamiento la excitación sexual se va incrementando en cada uno de los actos que componen el ataque sexual y el asesinato. Están caracterizados por agresiones e intimidaciones enérgicas a través de las cuales el agresor expresa su virilidad, control y dominio en forma patológica.
Los tipos de acceso carnal hacia una víctima vulnerable -y cuya anatomía no soportaría sin desgarro y trauma psicológico- son consistentes con un perfil de autor que compone para sí mismo su imagen masculina y "mejora" sus frustraciones sociales imponiendo una voluntad que en otras áreas y con otras personas es incapaz de hacer valer. Así, pasan por personas dóciles e integradas socialmente.
A veces, aunque la fantasía previa en torno a la agresión está presente, para superar y minimizar posibles consecuencias ingieren un desinhibidor para "atreverse". Esta racionalización previa indicaría que existe comprensión sobre el bien y el mal. Quizás por eso impacta la mirada del sospechoso en las fotos difundidas tras su detención. Quizá sea el rostro de la decepción por no salir impune.
Diplomada en Criminología, Criminalística y DDHH, especializada en técnica de Perfilación Criminal
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