La crisis que enfrentan los jardines de infantes y los riesgos de la proliferación de los espacios “blue”
Este año, la baja en las matrículas en establecimientos de nivel inicial ronda el 20%; por qué los primeros años de escolaridad son los más castigados por la crisis económica
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Antes de la pandemia, la sala de tres del jardín Semillitas de Villa Maipú, localidad en el partido bonaerense de San Martín, tenía normalmente 25 chicos. Hoy tiene 10.
El caso ilustra la difícil situación que están atravesando los jardines de infantes privados por la baja matriculación de alumnos. Según dijeron los directivos de distintos establecimientos a LA NACION, ante la elevada inflación, muchas familias están optando por alternativas educativas más económicas, como los jardines informales —también conocidos como jardines “blue”—, o directamente no enviarlos al jardín como estrategia para reducir gastos.
“Estamos muy preocupados por la baja matriculación en todos los niveles, pero donde más se nota es en el jardín, en la sala de 3 sobre todo, porque es un nivel no obligatorio. Es difícil y triste a la vez. Nunca antes vimos algo así”, dijo Flavia Arteca, directora de Semillitas de Villa Maipú, institución que forma parte del Instituto Maipú, que tiene los tres niveles educativos.
“Durante la pandemia se abrieron muchos jardines clandestinos porque obviamente los papás tuvieron que recurrir a esto. Tenían que trabajar y los jardines oficiales estaban cerrados, pero hoy siguen existiendo por la situación económica. Es decir, no fue un fenómeno exclusivamente pandémico. A las familias se les hace muy costoso el colegio privado y eligen estos sistemas donde el costo es muy bajo. Lo que pasa es que no están habilitados y hay familias que no entienden el peligro que eso significa”, agregó Arteca.
Martín Zurita, presidente de la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada de la Provincia de Buenos Aires (AIEPBA), dijo que, según un relevamiento realizado por AIEPBA y la Junta Nacional de Enseñanza Privada (Junep), en el inicio del ciclo lectivo 2023 la matriculación en el nivel inicial se redujo entre un 15% y un 20% en comparación al año anterior.
Entre los motivos que hacen que hoy la matrícula presente un descenso, Zurita también mencionó la decisión de muchas familias de no inscribir a los niños en el nivel inicial o de enviarlos a jardines clandestinos con el objetivo de reducir los gastos en el hogar. Además, recordó que durante la pandemia cerraron 60 escuelas de nivel inicial en la provincia y más de 200 en todo el país.
“El jardín maternal es el nivel más golpeado por la crisis económica porque no es obligatorio. Muchos colegios están estratégicamente dejando de tener el nivel maternal porque implica tener muchos docentes para pocos chicos”, dijo Adriana Etcheverry, propietaria de un jardín maternales en Vicente López y fundadora de Escuelas Comprometidas de la Provincia de Buenos Aires (ECO), una asociación que nuclea jardines bonaerenses.
Por ejemplo, dijo Etcheverry, en el caso de su jardín, que tiene 30 años de trayectoria, la matrícula bajó “entre un 20% y un 25%”, pero aseguró que muchos colegios grandes directamente están cerrando salas enteras por falta de alumnos.
Otras opciones
“Lo que vemos es que como es un nivel no obligatorio, muchas familias están eligiendo otras opciones, como contratar a una niñera o anotar a los chicos en jardines de gestión pública o clandestinos. Estos jardines “blue” son espacios que están por fuera de todo marco legal, que surgieron durante la pandemia porque los padres los necesitaban, pero luego siguieron funcionando. Uno entiende la situación porque, por un lado, los papás no pueden más con esta inflación delirante, y por otro, muchos docentes quedaron desempleados, pero las reglas nos cuidan y hay que regular esto”, dijo Etcheverry.
Ninguno de los entrevistas por LA NACION en esta nota pudo calcular cuántos jardines clandestinos hay en este momento. “Es imposible calcular cuántos hay porque puede haber uno en cada garage”, finalizó Etcheverry.
Cecilia Rodríguez, propietaria de un jardín en la ciudad bonaerense de Chacabuco y vocera de Junep, dijo: “Nunca nadie reconoce que son clandestinos. Lo que sucede en la mayoría de los casos es que tienen una habilitación municipal para la parte estructural y edilicia, pero no están habilitados por la Dirección de Educación de Gestión Privada (DIEGEP), algo que está previsto y muy claro tanto en la ley nacional de educación como en la provincial”.
Para Rodríguez, la oferta de jardines clandestinos hace bajar la matrícula de los jardines privados correctamente habilitados porque no pueden competir con sus valores, mucho más económicos porque no pagan seguros ni sueldos de docentes recibidas.
“Creo que, como en un montón de rubros, todo explotó después de la pandemia. De todas formas, en nuestro país hay mucho desconocimiento de las normativas. Cada vez que cambia el gobierno, llegan nuevas personas que desconocen la ley. Esto hace que se sigan abriendo estos espacios y, en el mientras tanto, uno está trabajando como corresponde y el resto no”, sostuvo.
Los datos más actualizados del ministerio de educación de la Nación muestran que hay 21.054 escuelas de nivel inicial en todo el territorio argentino, el 77% pertenecientes al sector estatal y el 23% al sector privado, y 1.691.446 alumnos —el 40% bonaerenses—. En 2019, el total de escuelas era de 21.178, distribuidas según la misma proporción entre públicas y privadas, pero había casi 200.000 más alumnos.
Abel Barresi, propietario del jardín de infantes Bosque Azul y el Instituto Senderos Azules, en Monte Grande, agregó un nuevo factor que, desde su punto de vista, interviene en el descenso de matrícula de la matrícula en el nivel inicial: “Creo que la disminución se debe a varios motivos: por un lado el impacto negativo de la crisis económica, pero además, post pandemia se perdió la importancia de ir al jardín. Aparecieron jardines truchos y el Estado abrió muchos otros, en donde el personal no está capacitado. Algunas familias han pasado a estas dos opciones y otras ni siquiera los mandan. Retrocedimos un montón en ese aspecto y lo que vemos es que los chicos llegan con dificultades por no haber ido al jardín, en la forma de relacionarse, en cumplir órdenes sencillas, en aguardar turnos, en saber compartir”.
De acuerdo a los entrevistados, la mayor migración de alumnos hacia alternativas informales se da en los niveles educativos que no son considerados parte de la educación obligatoria, que son las salas de uno, dos y tres años. La sala de cinco es obligatoria desde 1993 mientras que la sala de cuatro pasó a ser obligatoria en 2014.
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