La costa: polémica por un proyecto de más de 100 departamentos frente al mar
Un grupo de vecinos de la localidad de Mar Azul indican que la obra avanzará sobre la playa pública; el municipio de Villa Gesell señala que aún no dio el permiso para la construcción; y la empresa argumenta que aún espera la autorización del Ejecutivo local
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MAR AZUL.- Caminan por la zona. Cruzan en auto. Se sientan por ahí, mate en mano. Desde muy temprano hasta el atardecer parecen disfrutar del paisaje, pero por sobre todo son movimientos de guardia permanente. Los propios vecinos de este balneario están alertas y activos para impedir cualquier nuevo avance en la proyectada obra de un desarrollo inmobiliario con 116 departamentos y salida directa al mar que, según advirtieron, amenaza con arrasar médanos y avanzar sobre la playa pública.
Acaban de decidir dar un paso más: impulsar un recurso de amparo en busca de que la justicia intervenga en el caso y le ponga freno a los primeros movimientos en el predio donde se levantaría el complejo Solanas Mar Azul que, según se desprende de la promoción del emprendimiento, construirá el Grupo Portland con financiación del Grupo Solanas, dos firmas con trayectoria en el mercado del real estate, tanto en el país como en el exterior.
Mientras, el exintendente de Villa Gesell Luis Baldo (Juntos por el Cambio) acaba de llevar el conflicto con Solanas Mar Azul ante la Suprema Corte de Justicia bonaerense. Lo incorporó como hecho nuevo a un recurso extraordinario que presentó el año pasado por supuestas irregularidades en las modificaciones aplicadas también en 2021 al Código de Ordenamiento Urbano (COU), que regula las construcciones en función a zonas donde se permiten o limitan desarrollos. “Lo sumamos como hecho nuevo porque queremos saber cómo aprobó el municipio lo de Solanas, si es que lo aprobaron, y en este caso si fue con el COU anterior o el nuevo, que no está convalidado por la provincia”, dijo Baldo a LA NACION.
El proyecto ocupa más de 14.000 metros cuadrados de tierras de lo que durante décadas fue un tradicional camping de este balneario, con fondo sobre la calle Mar Azul, entre 36 y 37 y frente sobre la costa. En este último extremo es donde hace poco más de una semana se realizó una asamblea, con casi un centenar de participantes, y donde los responsables de la obra dejaron una enorme cava luego de trabajar con excavadoras que movieron y –según los denunciantes– se llevaron buena cantidad de arena.
“Tanta que empezó a asomar el agua, lo que demuestra el riesgo que semejante obra implica para el acuífero de una localidad que ni siquiera tiene servicio de suministro por red”, dijo a LA NACION Pablo Domínguez, que lleva 50 años como residente aquí, muy cerca de donde se levantaría este complejo que abunda en cemento y amenities.
La presentación judicial anunciada también podría involucrar al municipio de Villa Gesell, al que hace tiempo se le reclaman precisiones sobre esta obra, entre ellas el estudio de impacto ambiental presentado por la desarrolladora. En una carta documento, según los ambientalistas anticiparon en un comunicado, se le fijó un plazo de 48 horas para responder a los planteos realizados. Caso contrario también será incorporado al escrito elevado al juzgado interviniente.
Una comisión de estos vecinos se acercó el sábado pasado hasta el límite entre el Partido de la Costa con Pinamar para acompañar a propietarios del barrio privado Costa Esmeralda en una manifestación pública que siguió a la presentación judicial que hicieron para detener un proyecto inmobiliario similar, en este caso con construcción de viviendas multifamiliares de hasta 15 metros de altura sobre una franja de 100 parcelas, desde la ruta 11 hasta el mar.
Municipalidad
LA NACION tomó contacto con las autoridades de la comuna para conocer de manera oficial detalles sobre el expediente en cuestión. “El proyecto no cuenta con permiso de obra, solo se otorgó un permiso de demolición debido a las denuncias que recibimos por parte de los vecinos en base al estado abandónico que tenía la construcción existente en la cual funcionaba un balneario y una confitería”, explicó Sabrina Biondani, secretaria de Planeamiento del Municipio de Villa Gesell. Y dijo que, a raíz de esas denuncias, se realizó una inspección tras la cual otorgó la la autorización de derribar esas construcciones, tarea que –aclaró– culminó Solanas hace poco más de dos semanas.
“Si bien el terreno está dentro de la zona urbana, actualmente estamos analizando si se otorga o no el permiso solicitado, es un trabajo que realizamos desde el municipio en el cual analizamos todos los factores de la obra para determinar qué es lo más conveniente para Villa Gesell y los vecinos”, afirmó sobre el futuro posible para este proyecto.
El intendente local, Gustavo Barrera (Frente de Todos), estuvo la semana última en La Plata para presentar ante el gobierno provincial una propuesta para un nuevo Código de Ordenamiento Urbano (COU) que anticipó como “modelo” y que pretende incorporar ajustes para tener más claridad de indicadores a efectos de futuros desarrollos inmobiliarios en el distrito.
Con respecto a Solanas Mar Azul, en declaraciones a una radio local, el intendente dijo que si se aplican los retiros fijados por ley “la propiedad [del excamping] no tendría utilidad, no se podría hacer absolutamente nada” por lo que sugirió “otros parámetros y contemplaciones”.
El mandatario se refiere al artículo 142 de la Ley de Aguas que, sobre la costa atlántica bonaerense, prohíbe “el loteo y edificación en una franja de ciento cincuenta (150) metros aledaña al Océano Atlántico y la edificación sobre los médanos y cadena de médanos que lleguen hasta el mar, aún a mayor distancia”.
“Si se cumple con la ley como corresponde, la empresa desarrolladora solo podría construir sobre algo más de los últimos 40 metros de esa manzana que tiene un largo de más de 130″, explicó Rolando Papoff, otro vecino con activa participación en la denominada Asamblea Vecinal en Defensa de la Duna y el Agua.
El proyecto Solanas Mar Azul propone tres edificaciones con departamentos de dos, tres y cuatro ambientes, cocheras cubiertas, spa, piscinas, gimnasio, salón de usos múltiples y un gran jardín central. El predio ahora está alambrado y como primer avance de obra se realizaron demoliciones de lo que quedaba construido del camping que allí funcionó, tanto fogones como una unidad de servicios que se redujo a escombros.
La empresa
“Tenemos el plano del complejo aprobado por la municipalidad, falta la aprobación del estudio de impacto ambiental y cuando nos lo aprueben presentamos el permiso de obra”, anticipó Luciano Rinaldi, gerente del proyecto Solanas Mar Azul para Portland. Dijo que el desarrollo inmobiliario será en tres bloques, uno sobre la playa. “Según lo que nos avaló la Autoridad del Agua (ADA) respeta la delimitación de la línea de ribera y uno de los bloques estará sobre el médano, donde había una estructura que recién se demolió”, precisó a LA NACION.
Beatriz Oroz, coordinadora de Habilitaciones y Proyectos de Portland, confirmó que aún no tienen notificación judicial de algún recurso de amparo contra la obra e insistió que sobre la cuestionada línea de ribera hay un dictamen favorable del año pasado a partir de la intervención de una geóloga, un agrimensor y un ingeniero hídrico. “Nos emitieron un certificado de la ley de costas donde dice que la línea de ribera no toca nuestra parcela”, dijo a LA NACION.
Con respecto a lo demolido del excamping remarcaron que tenían permiso del municipio y que incluso, detallaron, “los propios ambientalistas nos solicitaron hacerlo porque era una situación peligrosa: la gente se metía en las ruinas, se drogaba, había prostitución”.
Lo reducido a escombros, afirmaron, era una estructura de dos pisos, que estaba consolidada con ladrillo, hormigón, cemento y tanques en altura. Y negaron que se haya socavado el médano, como denuncian los vecinos.
En cuanto a trámites avanzados y pendientes destacan que la ADA “ya nos expidió el certificado de vuelco, el de explotación del recurso y queda que nos aprueben los proyectos de hidráulica”. “La municipalidad está de acuerdo en que se haga esta obra, están esperando que terminemos con los trámites pertinentes”, afirmó Rinaldi y aclaró que “no se ha puesto un solo ladrillo”.
Frente a otros planteos de vecinos fue Oroz quien señaló que el acceso a playa “no estará impedido” cuando el complejo esté en pie, para lo cual proyectan pasarelas públicas para que el movimiento peatonal no impacte sobre el médano.
Audiencia pública
“Pedimos que se respete la ley y el espacio público y que se restituya el médano, dañado por la intervención con las máquinas que movieron escombros y tierras en el frente del lote”, reclamó Papoff, que se instaló aquí hace 20 años y nunca más volvió a La Plata, su ciudad de origen.
Desde la asamblea vecinal piden una audiencia pública convocada desde el municipio, similar a la realizada hace hace siete años, cuando recién asomaba el proyecto. Creen que es el ámbito donde se deben ventilar todos los detalles, saldar todas las dudas y entonces allí sí, con información amplia y clara más opinión de especialistas y funcionarios, se tome una decisión definitiva y seria.
El ingeniero ambiental Fernando Soto, que ha participado de reuniones con los vecinos de Mar Azul, recordó que el médano es un espacio protegido desde 150 metros desde la línea de ribera hasta el continente, entendida esta última como la base de médano. “Si no se mantiene la funcionalidad, las playas se degradan, como ocurrió con Villa Gesell, que perdió 80 metros de playa en 20 años”, dijo al medio local Por la 3. E Insistió en el riesgo que representan las excavaciones sobre la base de médano que ordenó la firma desarrolladora.
Los vecinos reiteran su pedido de reunión con funcionarios municipales de Villa Gesell. El encuentro que había sido programado se canceló y aún no lograron que desde el Ejecutivo les confirmen una nueva fecha. “El intendente Barrera tiene que entender que los bienes ambientales son superiores a los bienes particulares y él está para proteger el bien de todos”, le recordaron.
Domínguez destacó el compromiso y unión de los vecinos en esta causa y recordó que él fue un activo partícipe de una iniciativa similar que hace doce años puso freno a otro megaproyecto inmobiliario sobre la costa, llamado Mandalay, que también terminó judicializado. “Por lo pronto aquel médano se recompuso, lo salvamos los vecinos”, resaltó sobre lo actuado por la Asamblea Vecinal de Villa Gesell. En marzo pasado se conoció un fallo que ordenó frenar tanto ese emprendimiento como Altamar, también sobre el frente de costa de este distrito.
Ahora, en esta otra incursión judicial, los vecinos de Mar Azul aclararon que no hay exigencia de dinero en el planteo, sino un reclamo de devolver el frente costero a su estado original. “Pedimos que se recomponga la cadena de médanos que han destruido, que se tape el pozo que quedó después de la excavación hecha para demoler las estructuras y se remedie el daño ambiental causado”, confirmaron.
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