La costa atlántica, en el mejor fin de semana del verano
Una gran cantidad de viajeros coparon Mar del Plata, Pinamar y Cariló por los feriados de Carnaval; los hoteles, con más del 90% de ocupación
MAR DEL PLATA.- La mejor opción es un pequeño y modesto hotel alejado del centro. La otra, un camping. O perderse un rato más de playa a la espera de conseguir un departamento libre y acorde a al presupuesto de cada uno. Avanza la tarde y en el local de la rambla, como durante toda la víspera, esperan decenas de familias por un alojamiento libre para las próximas tres noches. "Esto no se dio así ni en el cambio de quincena de enero", asegura personal del Ente Municipal de Turismo (Emtur) que resuelve ese rompecabezas que es coincidir la demanda de los viajeros con las pocas camas que han quedado disponibles en la ciudad.
Con los vaivenes del sol, que sale un rato y otro se resigna ante nubarrones y algunas garúas, el fin de semana extra largo arrancó a pleno aquí y en toda la costa atlántica. Llamado a ser el mejor de la temporada desde el aluvión de reservas que se afirmó durante los últimos días, ostenta cifras que serán difíciles de superar o al menos igualar durante el resto del año. La hotelería, de punta a punta en su amplia gama de servicios, se empezaba a reencontrar con un escenario perdido hace tiempo: la ocupación plena.
Fue fenomenal la respuesta de los viajeros ante los feriados de Carnaval que, ahora con esta ubicación en el calendario sobre fin de mes, le dan unas pinceladas de optimismo a la despedida de un verano con sabor amargo y a demasiado poco. Acá se escucha un solo de quejas y muy poco para festejar.
Hasta última hora de anteayer, más del 92% de la oferta hotelera de la ciudad tenía clientes asegurados. Del saldo restante se ocuparon quienes viajaron confiados en -como ocurre en buena parte del año e incluso durante las últimas temporadas- una plaza tan amplia con margen aquí no solo para conseguir donde dormir sino hasta para regatear y conseguir algún descuento. Esta vez la oferta se hizo valer y hubo que resignarse ante los precios de lista.
"Se largó mucha gente con la idea de alojamiento disponible porque la temporada fue complicada, pero los Carnavales siempre se trabaja a tope", explicó Emiliano Felice, secretario de Turismo de Villa Gesell. También allí, con relevamientos y listado de hotelería y departamentos, se ubicaba ayer a cientos de turistas que buscaban donde pernoctar hasta el martes.
Sin los chaparrones que sí anduvieron temprano por Mar del Plata, en Pinamar y Cariló se viven momentos que parecen desprendidos de los mejores momentos de algún excelente enero. "La ocupación en el parador es casi total y el restaurante está trabajando a pleno, como pocas veces en este verano", dijo a LA NACION Luis Imbaldi, responsable del balneario Hemingway. Una caricia y un respiro, reconoce, ante una temporada que según las fechas estuvo entre un 10 a un más de un20% por debajo de los resultados de la anterior.
Si estos feriados de Carnaval siempre son una buena oportunidad para aprovechar un rato más de playa, la ola de altas temperaturas que afecta a la ciudad de Buenos Aires -ayer declararon el alerta rojo hasta hoy- fue una excusa adicional para decidir una escapada refrescante hacia alguno de los destinos de la costa atlántica. "No se aguantaba más ni con aire acondicionado y optamos por subirnos al auto y viajar sin siquiera una reserva", explicaron Felipe y Luisa Ledesma, de la Capital. Llegaron de madrugada, pero recién a mediodía consiguieron un pequeño departamento de un ambiente en Punta Mogotes. "Sólo para dormir y dejar los bolsos, porque necesitamos horas de mar para sacarnos tanto calor acumulado", dijeron a LA NACION.
Descanso programado para unos, repentina huida del pavimento ardiente para otros, todos desandaron las rutas 2 y 11, ayer colapsadas en horas pico. Aquí, con casi 30 grados y el sol jugando a las escondidas, en las distintas localidades se pudo disfrutar de la playa. Y el agua, una verdadera pileta apenas con una pequeña rompiente sobre la orilla, parece que tuviera vertientes del norte de Brasil. En las últimas horas tenía una temperatura próxima a los 24 grados, casi tres o cuatro por encima de la media habitual de estas costas.
En todo este frente de playas se está despidiendo a una temporada pobre, de esas que se quiere olvidar pronto.
Llegar a destino, un viaje de hasta 10 horas
MAR DEL PLATA.-Descanso programado para unos, repentina huida del pavimento ardiente para otros, todos circularon por las rutas 2 y 11, ayer colapsadas en horas pico. Las cuatro horas que puede demorar el viaje a Mar del Plata, por embotellamientos y por algún accidente menor, en algunos casos se extendió a 10 horas. Ante vehículos detenidos o que avanzaban a ritmo muy lento asomaron los intrépidos que intentaron ganar metros por las banquinas, aun cuando había controles viales.
Sólo por la autovía circulaban con rumbo sur hasta casi 3000 autos por hora, situación que originó que el tránsito circulara a paso de hombre, con las mayores complicaciones al arribar al cuello de botella que representa el peaje que funciona a la altura de Samborombón. En ese tramo hubo algunos choques en cadena, sin daños mayores. Prevén que el regreso a casa será igual de complicado.
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