La conmovedora carta de un guardavidas de Villa Gesell tras la muerte de Fernando Báez Sosa
"La playa no es ‘la del horror’ como dicen, el horror es que tenga que pasar lo que pasó para que se tomen medidas como las que ya todos ven en los medios", cierra el posteo que un guardavidas de Villa Gesell subió a su cuenta de Facebook en el que hace un relato pormenorizado de cómo está la situación en ese balneario bonaerense.
Tras el crimen Fernando Báez Sosa, la situación en el balneario cambió. Se extremaron los controles y se desplegó un dispositivo de seguridad inédito.
"Esta es mi quinta temporada trabajando de guardavidas en la playa que llaman ‘la del horror’ y me gustaría contarles desde mi corta experiencia las cosas que vivimos a diario acá", comienza el posteo que el usuario Ted Música subió hace dos días a la red social, y agrega: "Muchos de nosotros levantamos bandera a las 8 y sabemos que llegar al puesto es una lotería, una caja de sorpresas. Claro, todos los días tenemos un after en la playa con gente que salió la noche entera, la mayoría alcoholizados y drogados. Hemos tenido que meternos al agua sin todavía poder acomodarnos en nuestros puestos, vestidos y sin elementos de seguridad".
El socorrista luego detalla cómo son las jornadas en la temporada alta de turistas, especialmente, jóvenes: "Llegar a la casilla y ver gente arriba, tomando, rompiendo e invadiendo nuestro lugar de trabajo y tener que buscar la forma de pedirles que se bajen de buena manera para que nadie se ponga violento con nosotros. El día ‘comienza’ y aparecen las manadas de jóvenes con conservadoras cargadas de alcohol. Se escuchan los primeros mega parlantes sonar a todo volumen, se huelen los primeros porros, se ven los primeros ‘duros’ y claro, los que siguen desde temprano ‘de rola’ con la pasti que nunca termina están como un robotito repitiendo un paso que ni ellos ya controlan".
"Nuestro trabajo no es solamente mirar el agua y que nadie se ahogue. Sino también, atender primeros auxilios. Pero pasamos de un corte, una picadura de aguaviva, una baja de presión, a limpiar espuma en la boca, atender comas alcohólicos, entablillar y trasladar en ambulancia a pibes con signos vitales indescifrables", asegura y agrega: "En lo que va de la temporada, en mi sector ya se pidieron más de cinco ambulancias para trasladar gente convulsionando. No es muy difícil la suma: alcohol + droga = cocktail = convulsión".
Según el guardavidas, la jornada sigue: "Prevención por acá, rescate por allá, no se metan ahí, criaturas solas en el agua, borrachos violentos, miles de nenes perdidos, gente invadiendo nuestro espacio de trabajo (que está delimitado), grupitos de pibes pateando pelotazos en lugares mínimos, botellas que vuelan, etcétera".
"Tratamos de explicar amablemente cuando le llamamos la atención a alguien y las respuestas son cada vez más violentas, agresivas e insólitas. ‘¡Eh! qué me tocás el silbato puto’; ‘Yo me meto donde quiero’; ‘bueno para eso estás vos, para que mi hijo no se ahogue’; "30 minutos buscándote Mateo (5 años), ¿dónde te metiste tarado?’; ‘¡Eh loco, pero quiero sombra! ¿por qué no me puedo meterme abajo de la casilla?, que ortiva’. ‘¿Por qué me viniste a buscar? Yo puedo salir solo, soltame (con aliento a un mezcladito de mil horas)’", detalla en el posteo que se volvió viral y suma: "Y si, así trabajamos. A veces a las piñas con turistas sobrepasados de excesos, cortando clavos y rogando que nadie convulsione en el mar y se fondee. Esperando que llegue la hora de irme (las 20) y saber que dejo la playa con una ‘previa’ incontrolable, cargada de peligros y totalmente desprotegida".
Sobre cómo sigue su día, detalla: "A veces vuelvo agradeciendo que ni a mí, ni ninguno de mis compañeros, nos pasó nada. A veces, vuelvo y no sé qué contarle a mi familia para que no se preocupe. A veces, el estrés y la angustia me sobrepasa. A veces soy un zombi que pone play y acepta la realidad que vivimos a diario".
"En estos cinco años que estoy acá, esta escena se repetía todos los días. Pero, como siempre, en este país, el de los hijos del rigor, buscamos cruzar un límite para poner un límite. Esta vez, el tristísimo punto final lo puso ‘Fernando’. Él abrió los ojos de todo un país para que hoy llegara a la playa y viera un despliegue policial sin precedente en Villa Gesell. Controles, cacheos, fuerzas especiales, helicóptero, como si se tratara de la entrada a un recital de Rock", explica sobre la primera jornada de controles dispuestas por el gobierno de Axel Kicillof y concluye: "La playa no es ‘la del horror’ como dicen, el horror es que tenga que pasar lo que pasó para que se tomen medidas como las que ya todos ven en los medios".
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