La ciudad de Buenos Aires pone en marcha su plan contra el dengue para los próximos meses
El plan considera cuatro escenarios de riesgo local, de acuerdo con la presencia del mosquito transmisor, si hay o no circulación del virus, la aparición de los casos autóctonos y las semanas de mayor aumento de casos y tensión del sistema sanitario
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La ciudad de Buenos Aires está entre las jurisdicciones que empiezan a activarse para evitar otra epidemia de dengue este verano y mañana arranca con la primera de cuatro etapas que tendrá el plan delineado por el Ministerio de Salud porteño. Es una de las más importantes porque apunta a eliminar las crías del mosquito Aedes aegypti que quedaron del brote 2023-2024 en viviendas, lugares de trabajo, clubes y el espacio público. Esos huevos están a la espera de poder eclosionar esta primavera.
“El objetivo es prepararnos para ordenar el medio ambiente público y privado de la ciudad de Buenos Aires con el fin de reducir la población de adultos de Aedes aegypti en la segunda etapa, a partir de octubre, cuando aún no hay circulación local del virus, pero las ovitrampas comienzan a dar positivo”, dijo Fernán Quirós, ministro de Salud porteño, ante la consulta de este medio.
Esa red de trampas distribuidas en los barrios atrae a las hembras del mosquito para poner los huevos. Son un sensor que sirve para conocer la actividad del vector: si aparecen huevos quiere decir que están picando para alimentarse y reproducirse. Esto empieza en la ciudad a partir de mediados de octubre. Con las condiciones ambientales adecuadas para el ciclo de vida del mosquito (una combinación de temperaturas más cálidas y agua en los recipientes, objetos o lugares donde quedaron los huevos), nacen las larvas que se transforman en los adultos.
El Plan Integrado de Prevención, Control y Vigilancia de Enfermedades Transmitidas por Mosquitos (ETM), al que le reforzarán algunos puntos para la temporada de dengue 2024-2025, considera cuatro escenarios de riesgo local, de acuerdo con la presencia del mosquito transmisor, si hay o no circulación del virus, aparición de los casos autóctonos (sin antecedente de viaje a otras provincias o países con brotes en curso) y las semanas de mayor aumento de casos y tensión del sistema sanitario.
El primero es entre julio y septiembre: hay huevos que podrían eclosionar, pero aún sin larvas ni adultos, lo que se considera el mejor momento para eliminar esos potenciales criaderos para cuando llegue la primavera.
El segundo escenario es considerado de bajo riesgo y se extiende entre octubre y noviembre: aparecen los mosquitos adultos, sin que se detecten casos de transmisión local del virus del dengue u otras ETM.
El tercero, ya de riesgo medio, va desde diciembre hasta febrero: ante la presencia del mosquito vector, hay transmisión local del virus y comienzan a subir los casos autóctonos de dengue.
El último escenario, entre marzo y mayo o junio, es el de mayor riesgo y cuando se da el grueso del brote de la enfermedad, con alta demanda en las guardias.
Medidas
Esos escenarios coinciden con las cuatro etapas que trazó el equipo de Quirós en las que se aumentarán las ovitrampas de 220 a 260 en una grilla de esa red de sensores en la ciudad que termina por cubrir todos los barrios y habilitarán una vía más rápida de atención a las denuncias de los vecinos por la presencia de criaderos en la manzana o el espacio público (obras en construcción, baldíos, acopiadores, tanques de agua sin tapa, entre otros) a través de la línea gratuita 147. Aumentarán la capacidad de atención en las 17 unidades de febriles intrahospitalarias (UFI) y agregarán cuatro hospitales de día destinados a la rehidratación de pacientes donde no había un área separada de la guardia para brindar esa atención.
La semana pasada, como publicó LA NACIÓN, comenzó la semana pasada el operativo puerta a puerta para saber cuántos porteños tuvieron la infección que dirige el Instituto de Estadística y Censos de la ciudad de Buenos Aires con el Ministerio de Salud. Equipos de enfermeros visitarán hasta octubre 6000 hogares seleccionados para hacer una encuesta y un test rápido de sangre. Con esto, las autoridades sanitarias locales buscan conocer la seroprevalencia de la enfermedad en la comunidad.
Mañana, según se precisó, arranca lo que está orientado a lo que en el Ministerio de Salud porteño definen como prevención, saneamiento y ordenamiento ambiental. Incluye una campaña de comunicación con capacitación al personal de espacios públicos (escuelas, hospitales, cementerios, edificios oficiales, clubes) y en barrios vulnerables para reconocer los lugares donde pueden haber quedado huevos para eliminarlos y cómo hacerlo adecuadamente para evitar que sobrevivan.
En números, prevén que, hasta septiembre, equipos trabajen en las condiciones de 107 edificios que dependen del Ministerio de Salud porteño y otras áreas de Gobierno. Planean contar con personal capacitado en un total de 775, incluidas las escuelas, y en 60 de los 300 clubes que hay en la ciudad (ese número está asociado al riesgo de brotes). En las escuelas, capacitarán a los empleados de las empresas de limpieza y los auxiliares de portería. Tienen previsto en esta etapa 50 operativos de limpieza en el espacio público (por ejemplo, retirar autos abandonados, un reclamo frecuente de los vecinos) y viviendas con otros ministerios.
A medida que avancen las semanas, las intervenciones comenzarán alrededor de los sensores de ovipostura que vayan dando positivo. Incluye la revisión de viviendas y el control del estado del espacio público, incluido el descacharrado. Se hará una recorrida por las zonas más afectadas durante el brote anterior con medidas de mitigación, según agregaron desde Salud.
Usarán el sistema de fumigación exclusiva para dengue donde surjan casos, con el bloqueo en la manzana y alrededores donde viva o trabaje la persona infectada y búsqueda de otras personas con fiebre y síntomas de sospecha para un diagnóstico clínico oportuno y una asistencia adecuada que eviten que la infección se transforme en dengue grave.
En la Ciudad, como en otras provincias que van presentando sus planes de trabajo, insisten en recordar la importancia de que la población colabore con la fumigación intradomiciliaria a cargo de los equipos que envían las autoridades locales. Si bien es molesto porque se les pide a las personas que salgan del lugar por lo menos una hora, sirve para interrumpir la transmisión del virus y que no sigan apareciendo más casos.
“Para cada etapa, hay una planificación ajustada a los diferentes escenarios epidemiológicos que se puedan ir dando en la ciudad”, dijo Quirós. En la temporada 2023-2024 de dengue, se confirmaron más de 28.000 casos de alrededor de 54.000 notificados con más de 65.000 tests hechos en el distrito, de acuerdo con datos oficiales. Recibieron 1700 denuncias de vecinos por criaderos.
¿Trabajo en común?
Camino al próximo verano, de no trabajar a la par las 19 provincias a las que se expandió el virus durante el brote de 2023-2024 (la circulación llegó hasta La Pampa), se repetirá en las próximas semanas la proliferación de criaderos domiciliarios y en el espacio público que llevó a la Argentina a superar el medio millón de infectados y ser el segundo país en la región con más casos.
El año pasado, como está sucediendo ahora, en provincias del norte del país no dejó de haber casos de dengue durante los meses de frío, la última orden de compra de larvicidas y adulticidas a nivel nacional para proveerles a las provincias era de 2022 y no hubo preparación local. “En 2023, cuando el dengue pasó a ser endémico en la Argentina, el Ministerio de Salud de la Nación no compró insumos para prevención”, había confirmado Mario Russo, titular de esa cartera, en diálogo con este medio.
Actualmente, Formosa y Chaco informaron que se mantiene la circulación viral en ambas provincias. Corrientes y Tucumán, en tanto, declararon que están analizando casos sospechosos. A esto, se suma la vigilancia epidemiológica de la fiebre de oropouche, una infección viral transmitida por la picadura de jejenes, pero que comparte los síntomas con el dengue.
En julio, la cartera nacional presentó el Plan de Abordaje Integral del Dengue para la temporada 2024-2025, en el que las provincias son las responsables del trabajo en cada jurisdicción. Este lunes, cuando el ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, se quejó de una “falta de unicidad” en las acciones contra el dengue para los próximos meses, predijo que el próximo brote “va a ser desquiciante para la población”. Al explicarlo ayer, criticó que “cada provincia establece sus propios criterios, ante la falta de una coordinación nacional”.
Russo replicó a través de la red X. “Quiero recordarle que la salud es una responsabilidad primaria de las provincias. Resulta insólito que, luego de más de cuatro años de gestión, todavía no lo tenga claro”, escribió el funcionario nacional.
Kreplak apuntaba, específicamente, a los criterios para la vacunación. La Comisión Nacional de Inmunizaciones (Conain) recomendó comenzar con los menores de entre 15 y 19 años, mientras que en las provincias más afectadas, como las del noroeste o el noreste, las autoridades sanitarias de los distritos lo amplían a otros grupos de riesgo por exposición y de acuerdo con sus capacidades para adquirir las dosis.
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