La cifra de personas con problemas graves con las drogas aumentó a casi 30 millones
En el Día Mundial Contra el Uso Indebido de Drogas, especialistas alertan sobre el crecimiento del consumo; unas 247 millones de personas de entre 15 y 64 años consumieron estupefacientes ilegales al menos una vez
La cifra es contundente: unas 247 millones de personas de entre 15 y 64 años consumieron estupefacientes ilegales al menos una vez, y ha aumentado el número de dependientes graves a 29,6 millones.
El Informe Mundial sobre Drogas de la ONU, difundido en Viena esta semana, establece estas cifras para el año 2014, en donde las muertes por el consumo de drogas ascendieron a 207.000 personas y, por primera vez en seis años, el número de adictos graves subió hasta casi 30 millones debido al repunte del uso de la heroína. Esta cifra supone que una de cada 20 personas en edad adulta del planeta consumió alguna droga en ese año.
Los fallecimientos equivalen a 43 por cada millón de habitantes y la ONU asegura que tanto el número de muertes como el de consumidores totales se ha mantenido estable en los últimos años.
Sin embargo, la cifra de personas con problemas graves con las drogas ha aumentado "de forma desproporcionada" por primera vez en seis años, hasta 29,6 millones de personas, frente a los 27 millones de 2013.
El consumo de heroína y las muertes por sobredosis relacionadas parecen haber aumentado considerablemente en los últimos dos años en algunos países de América del Norte y Europa occidental y central, señala el informe de la ONU.
Tragedia local
"La tragedia de la Time Warp dejó al desnudo una realidad que nos atraviesa a todos y cada uno sin discriminar clases sociales, educación o cultura diferentes. El consumo es un factor común en la sociedad, la gente "es" a través de lo que tiene sin detenerse a evaluar si los medios o las consecuencias de su consumo pueden generar algún tipo de daño para sí o para terceros. Con tal de tener todo, ya vale todo y no importa en las consecuencias", explicó a LA NACION la doctora Marta Braschi jefa de Toxicología del Hospital Alemán.
En lo referente al consumo de sustancias psicoactivas la especialista explica que la conclusión es la misma: querer todo ya o sentir todo ya, sin registrar las posibles complicaciones. "Las sustancias existen desde épocas remotas y no son lo importante en sí mismas: lo importante es el lugar que, hoy por hoy, ocupan en la vida de quien las consume. La búsqueda del éxito, felicidad, relajación, sedación, desconexión, diversión, muchas veces se consigue a través de las sustancias en forma inmediata, sin espera", agregó.
"Hoy no se tolera la frustración ni la carencia de bienes materiales. No es posible sobrevivir sin felicidad las 24 hs del día. Hoy no se puede estar cansado ni aburrido. El narcotráfico hace negocio con esta percepción y circulan así sustancias para dormir, despertarse, ponerse contento relajarse, activarse y viajar a otros estados psíquicos. Tantas sustancias como cuanto crece la demanda", completó la experta.
Adolescencia, estrés y adicción
Sin duda, la adolescencia es una etapa en la vida del ser humano que implica muchos cambios y en donde se comienzan a definir las conductas que lo llevan a uno a la etapa de la adultez.
"Es la etapa de formar grupos, de las nuevas experiencias, de la eclosión hormonal, y la metamorfosis que no sólo incluye a los cambios físicos, sino también los de personalidad, así como también las alteraciones hormonales como respuesta al "estrés de crecer", precisó a LA NACION la doctora Laura Maffei, médica endocrinóloga y miembro Titular de la Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo.
Maffei explica que el estrés se define como la respuesta hormonal: segregación de cortisol y adrenalina frente a una amenaza real o imaginaria. "Es así que estas hormonas, a través del sistema autónomo, movilizan la energía necesaria para la adaptación a la situación vivida. Las situaciones nuevas, impredecibles, incontrolables o que afectan el ego son las que contribuyen a la respuesta fisiológica de estrés y en algunos casos pueden estar relacionados con las adicciones", indicó.
Y aclaró que si bien el estrés no es la única causa para el comportamiento adictivo, ya que los aspectos propios de personalidad, el entorno emocional y otros también pueden ocasionarlo, lo cierto es que el estrés en los jóvenes contribuye a la fragilidad con la que se puedan o no enfrentar los dilemas de esta etapa de la vida de cambio y crecimiento.
Adolezco, dame más
La adolescencia es un momento muy sensible a la actividad hormonal relacionada con el estrés y con las adicciones.
"Los seres humanos sentimos placer por comer ya que el alimento es vital para la sobrevida de la especie. Es así que satisfacer las necesidades vitales se relaciona con una motivación positiva para hacerlo. Sin embargo, cuando ese circuito se adopta para algún comportamiento que perjudica al individuo y que no puede refrenar aún frente a los efectos negativos de dicha conducta, estamos frente a una situación de dependencia. En algunos casos, la droga se convierte en un distractor que le permite aliviar los malestares provocados por tantos cambios, también como forma de escape de situaciones estresantes ambientales o síntomas de malestar interno", puntualizó Maffei, directora del centro médico que lleva su nombre.
La especialista afirmó que si bien la drogadicción es un fenómeno complejo que involucra los aspectos hormonales descriptos, también conlleva otros sociales, culturales y de personalidad.
"La venta de droga es uno de los negocios de mayor rentabilidad con canales de marketing y de comercialización agresivos. Quien vende droga se aprovecha de una etapa de vulnerabilidad de los jóvenes y buscan facilitarse el proceso incluyendo las poblaciones menos favorecidas económicamente y también más expuestas al estrés", remarcó.
¿Qué hacer para no caer?
"Los padres somos padres siempre y no somos amigos de nuestros hijos porque sino nuestros hijos son huérfanos. Podemos ser padres amigables que les enseñan con cariño pero que ponen límites. Los patrones de sueño, alimentación, el grupo de pares, las actividades de ocio, son variables en las que los padres debemos intervenir", indicó la doctora Braschi y agregó que los hábitos de consumo de sustancias psicoactivas legales e ilegales deben ser abarcados en el ámbito de la salud durante la entrevista en todas las especialidades para poder hacer prevención primaria, secundaria y terciaria, de acuerdo al momento de cada paciente.
Además, afirmó que en el ámbito escolar hay que educar y dar pautas de hábitos de vida saludable, evaluar las características de los alumnos y su desempeño, momentos de crisis vitales y modificaciones durante su crecimiento. La detección de situaciones en forma temprana hace a una derivación oportuna y con menos consecuencias negativas.
Por su parte, Maffei explicó que frente a los adolescentes "es preciso comprender que los enojos, el aislamiento, la pérdida de influencia, la preferencia de los amigos, forman parte de esta etapa de sensibilidad, con un mundo de emociones nuevas y de difícil manejo".
"También resulta fundamental acercarnos a ellos, observar el medio en que se desenvuelven, si pertenecen a algún grupo, entender que es normal que ya no quieran realizar actividades con nosotros, el comprender sus vulnerabilidades posibilita la creación de mejores puentes de comunicación. Un mejor acercamiento para fortalecer a nuestros hijos en esta etapa también implica reflexionar sobre el estrés que padecemos como adultos y que también podemos irradiar a nuestros hijos, ya que una persona estresada no favorece la empatía con el otro, sino que generalmente repele la interacción.
La más mortal y la más consumida
"La heroína sigue siendo la droga que mata a más personas y este resurgimiento se deben abordar con urgencia", alertó en un comunicado el director de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd), Yuri Fedotov.
La Onudd recalca que las drogas que más daños y riesgos conllevan para la salud son los opiáceos y una importante parte de esos 29,6 millones de "consumidores problemáticos", alrededor de 12 millones se inyectan.
Esa forma de consumo aumenta los riesgos de contagio del VIH, la hepatitis C y muerte por sobredosis. Así, de los 12 millones de personas que consumen drogas inyectables, 1,6 millones tienen el VIH y seis millones hepatitis C, detalla el informe. Entre los consumidores de drogas inyectables, como la heroína, la mortalidad es 15 veces mayor que en otras personas de la misma edad y sexo que no las usan, debido a la posible transmisión de enfermedades infecciosas y sobredosis.
El cannabis sigue siendo la droga más consumida del mundo, con 183 millones de personas, seguida por los estupefacientes sintéticos, incluidas las anfetaminas y el éxtasis, con 55 millones. Le siguen los derivados del opio con 50 millones de consumidores, y la cocaína con 18 millones, según un informe de especialistas de la ONU.