“La ciencia puede cambiar la realidad”: la joven cordobesa que estará “mano a mano” con los premios Nobel
María Clara Miserendino, de 21 años, será una de las estudiantes elegidas para participar de un encuentro virtual con los galardonados por la academia sueca
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El Manzano es un pueblo de 1500 habitantes, en Córdoba. De allí es María Clara Miserendino, una estudiante de Biotecnología de la Universidad Nacional de Córdoba. Con 21 años recién cumplidos fue elegida para participar del Encuentro de Premios Nobel de Lindau, en Alemania, y dialogará con algunas de las mentes consagradas por la academia sueca. Como el año pasado, el tradicional encuentro que reúne jóvenes y laureados, y que se realiza en una isla sobre el lago Constanza desde 1951, no tendrá las cervezas compartidas ni las habituales cenas en castillos sino que será virtual. Un poco perderá la magia de los contactos de pasillo y de los cafés entre sesiones, pero a Miserendino no se le va el entusiasmo. “Desde chica soy fan de las proteínas así que quiero hacerle preguntas a Ada Yonath y a Venki Ramakrishnan (que compartieron el Nobel de Química en 2009)”, dice sonriente, como en un feliz cumpleaños. Su intención es preguntarles no solo datos técnicos, sino cuestiones humanas: qué escollos debe superar una joven investigadora del tercer mundo para llegar a la élite de la ciencia mundial.
Su camino desde su Manzano natal hasta la reunión alemana que mezcla consagrados con cientos de estudiantes empezó hace un tiempo –en segundo año del colegio– cuando se enteró de que podía participar en olimpíadas de biología para estudiantes de secundario. Le fue bien y la pasión por la ciencia hizo el resto. Conoció Vietnam en 2016 donde representó al país en la olimpiada internacional de biología. Esa fue su primera salida de país: Hanói. “De repente conocí a muchos chicos de otros países que al año siguiente se iban a estudiar a Harvard o a Cambridge. Para mí, fue algo de película”, recuerda. Eso la motivó para redoblar esfuerzos, pese a (o debido a) la desigualdad que vio en el acceso a contenidos de textos de biología en español. A la vuelta, visitó universidades locales, porque quería ir a conocer laboratorios y ver cómo se trabajaba; no la dejaron mucho. Pero de tantos mails que mandó, en 2018 fue invitada durante un mes al Instituto Weizmann, de Israel, a participar de un campamento de verano sobre biología del desarrollo, con gente de todo el mundo (como consecuencia del intercambio cultural, una amiga estudiante alemana se hizo aficionada al mate). Después obtuvo una beca para chicos de secundaria del Instituto Balseiro en Bariloche para estudiar física. Es que su interés no se agota en la biología: se anotó en cinco carreras (científicas todas), porque no se decidía antes de arrancar en la flamante carrera de biotecnología de la Universidad de Córdoba. “Me interesa el factor social y económico que puede tener para nuestro país. Biotecnología es una carrera estratégica también para la provincia”, dice Miserendino, que por si fuera poco ya trabajó en proyectos para estudiantes organizados por la NASA y está considerada una de las jóvenes líderes en biotecnología de América Latina.
El encuentro de Lindau comienza este domingo, desde las 2 de la mañana hora argentina. “Necesito prepararme mentalmente para ese madrugón, pero estoy tan emocionada que no va a ser un problema. Voy a tratar de argentinizar las preguntas porque es una experiencia única. Mi idea es aplicar lo aprendido; eso es lo que más me importa, que se note en el país y en la provincia”, insiste. Y agrega: “Estoy emocionada también de poder interactuar con Emmanuelle Charpentier, una de las creadoras de la técnica Crispr para edición génica. A Venki Ramakrishnan, que participó el año pasado también, ya pude preguntarle durante una charla motivacional. En un momento contó sobre las dificultades y me dijo que las minorías suelen tener dificultades, pero que hay que enfrentarlas”.
En modo virtual, Lindau genera encuentros cara a cara con personas al azar y se hacen redes de contactos, además de las clásicas sesiones privadas entre los premiados y los jóvenes científicos.
“Es lo más lindo del evento. Ya me hice amigos de Venezuela y de Alemania”, dice Miserendino, que espera poder ir a conocer in situ la sede del tradicional encuentro durante el encuentro 2022, post-pandemia mediante.
–¿Cómo es cuando contás en El Manzano que te codeás con premios Nobel?
–Creo que no se toma dimensión de lo que significa. Me pasó en 2020, cuando participé en un TEDx en Río Ceballos y ahí se difundió un montón lo que hago. La gente se pone orgullosa, te saludan las profesoras del colegio. Me parece re importante llegar a la gente, que se sepa que el encuentro (de Lindau) existe y que los estudiantes argentinos pueden participar. Los adultos piensan que somos una generación perdida, pero eso es mentira, y tenemos que demostrárselos. Somos una generación con muchas ganas de cambiar la realidad, nos estamos moviendo un montón, somos capaces de hacer lo que nos propongamos. La pandemia nos reposicionó, porque ahora en contexto de pandemia quienes manejamos los principales medios de comunicación somos nosotros: TikTok, Twitch, WhatsApp y otras redes sociales son nuestro ecosistema.
–¿Qué importancia le das a la divulgación?
–Mucha. En un momento, le dije a una amiga de escribir un libro de divulgación. Eso derivó en “Cientina”, una página de Instagram que es un proyecto de comunicación y educación científica; estamos formándonos. Vamos de a poco y compartimos becas y olimpíadas para chicos de secundario en una agenda… y también memes por supuesto. Tenemos un espacio para hablar de la parte humana de la ciencia, que está dejada de lado. Es importante hablar de eso, por ejemplo de la perspectiva de género. Con otros instagramers científicos de América Latina formamos Ciencia si, con marco legal en México, con chicos de la Argentina, Colombia, Ecuador y Perú. La idea es que sea una plataforma de contenido científico en español, organizamos eventos, un taller científico para niños en abril y ahora un taller de divulgación científica. Creemos que la ciencia es lo que puede cambiar la realidad.
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