La cárcel de Caseros ya es historia
Aníbal Ibarra participó de la ceremonia y prometió un "antes y un después para el barrio de Parque de los Patricios"
Fue como empezar la dura tarea de abatir a un gigante golpeándole una uña del pie. Ayer, a las 11.15, unas pocas maniobras certeras de una percutora hidráulica de la Guardia de Auxilio redujeron a escombros una garita de la cárcel de Caseros sobre la calle Pichincha. Con este hecho simbólico comenzó el proceso de demolición total del penal que funcionó entre las calles Pichincha, Pasco, 15 de Noviembre y la avenida Caseros desde abril de 1979.
"Esto va a ser un antes y un después en Parque de los Patricios", dijo el jefe del gobierno porteño, Aníbal Ibarra. Nadie lo duda: los 20.000 metros cuadrados que ocupan hoy las dos torres de 25 pisos unidas en forma de H serán utilizados para levantar viviendas, una escuela, un centro cultural, espacios verdes y locales comerciales. "No un shopping", aclaró Ibarra enfáticamente.
Todo ello, si se aprueba el proyecto urbanístico que se discutirá hoy en audiencia pública en la Legislatura porteña.
"Se comenzará por despejar los subsuelos y la planta baja", anunció Ibarra, luego de recorrer las instalaciones derruidas e imponentes del penal junto a la vicejefa de gobierno, Cecilia Felgueras, y al secretario de Obras y Servicios Públicos de la Ciudad, Abel Fatala.
La demolición fue encargada por un convenio al Ejército. Dentro de dos meses, ingenieros militares y geólogos tendrán listo el proyecto para derribar el edificio que, mediante estudios de factibilidad e impacto ambiental, determinará qué método de demolición se va a utilizar: el tradicional (mecánico) o el de implosión.
El costo inicial de la demolición es de entre $ 1.500.000 y $ 1.800.000 e incluye la remoción de escombros.
En cuanto a los plazos, Ibarra dijo a LA NACION: "Lo tiraríamos abajo antes de abril; luego se convocará al sector privado para la realización del proyecto y comenzará el proceso de licitación. A fines del año próximo empezarán las obras".
Asbesto y desratización
Por su parte, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires inquirió a la Dirección de Política y Evaluación Ambiental acerca de los métodos, la cantidad de operativos y los resultados de la desratización del penal.
Además, inició dos actuaciones a raíz de reclamos de vecinos: una referida a los riesgos que implicaría la demolición debido a la presencia de asbesto, un mineral cancerígeno utilizado en la construcción, y otra que cuestiona el proyecto urbanístico para el predio.
El secretario de Obras y Servicios Públicos respondió que la Dirección de Higiene Ambiental trabaja desde hace un mes en la desratización del penal mediante controles periódicos. "Han sacado unas 30 bolsas de consorcio con roedores muertos -precisó el funcionario-. Los vecinos los han visto trabajar y están al tanto de los operativos.
"En cuanto al asbesto, ya ha intervenido la comisión que depende del Ministerio de Salud de la Nación. Se ha hecho un relevamiento fotográfico y se han tomado muestras que ya han sido analizadas en laboratorios en Alemania. Ahora sabemos que la presencia del contaminante está circunscripta al subsuelo, específicamente a la zona de calderas", dijo.
Esta semana, una comisión de trabajo del Gobierno de la Ciudad y del Ministerio de Salud de la Nación hará el protocolo de desmonte y tratamiento del asbesto "para que no corran riesgos quienes trabajen en la obra ni la población circundante".
A partir de la toma de posesión del edificio por parte del Gobierno de la Ciudad, realizada ayer, comenzarán hoy las tareas de preparación para la demolición.
Primero se colocará el cerco perimetral para evitar la circulación de personas por la manzana del penal. Luego comenzarán las tareas de demolición interna, con el despeje de la planta baja y los dos pisos perimetrales a las torres, que se realizará en forma mecánica mediante percutores hidráulicos.
Más tarde se pasará a desmontar las aberturas, es decir, rejas, ventanas y puertas, para proceder luego a la demolición de la mampostería piso por piso.
Quedará entonces al desnudo la parte estructural de la construcción, columnas, vigas y pisos de hormigón armado, que será demolida conforme a las conclusiones a que se llegue en el informe técnico.
De presidio a centro cultural
Edificio actual: la antigua cárcel de Caseros se distribuye en dos torres de 25 pisos unidas en forma de H, en el predio delimitado por las calles Pichincha, Pasco, 15 de Noviembre y la avenida Caseros, en el barrio de Parque de los Patricios. Allí funcionó la prisión desde abril de 1979.
Remoción de mampostería: a partir de hoy comenzarán a remover la mampostería para dejar desnuda la parte estructural de la construcción. El costo de la demolición y de la remoción de escombros variará entre $ 1.500.000 pesos y $ 1.800.000.
Demolición: la estructura se derrumbará más adelante, por implosión o por demolición mecánica. El estudio para determinar el mecanismo costará $ 95.000.
Complejo futuro: el gobierno porteño proyecta construir en los terrenos desocupados viviendas, una escuela, un centro cultural, espacios verdes y locales comerciales.
Ultimas imágenes del abandono
En la cárcel de Caseros ya no hay presos, pero los vestigios de la vida a la sombra asoman entre las instalaciones. Como los otrora muebles de metal que ahora yacen retorcidos en un patio, los vidrios separadores de la sala de visitas, las fotos de chicas en ropa interior en la pared de una celda, las rejas aún erguidas para contener a... nadie.