Jean Cocteau, 24 de abril de 1957. "No hay nada más monárquico que nuestras democracias. Me pregunto si los nombres de Marilyn Monroe y de Clark Gable, que aparecen para situar a un tipo de mujer o de hombre, no son semejantes a los nombres de los reyes o reinas con quienes sueña identificarse el pueblo" /// María Elena Walsh, 25 de noviembre de 1951. "Qué harán de mi amor, el sufrimiento / Los días, las pasiones de la tierra / A qué ganada paz subir intento / Con tanta desesperación y guerra" (del poema "Las luces")
22 de septiembre de 1955
La asunción del general Eduardo Lonardi como "presidente provisional" de la llamada Revolución Libertadora implicó el fin del primer período peronista por la vía de una interrupción del orden institucional, cuyas consecuencias se harían sentir violentamente en las décadas siguientes. Las de septiembre fueron jornadas agitadas -una agitación evidente ya desde lo gráfico en los múltiples títulos de la tapa del diario- que se desarrollaron con toque de queda. Lonardi leyó su proclama por radio desde la provincia de Córdoba, y en ese mismo discurso -sin mencionar nunca a Perón- usó por primera vez el nombre "Revolución Libertadora".
Evita, de "abanderada de los humildes" a mito nacional
26 de julio de 1952
LA PERSONALIDAD Y LA OBRA DE LA SEÑORA EVA PERÓN
Uruguayo, maestro del periodismo, Augusto Mario Delfino escribió la necrológica de la esposa del presidente
onmueve hoy profundamente al país la muerte de Eva Perón. En las calles metropolitanas, en todas las ciudades y pueblos de la República, en cualquier lugar del territorio nacional en que un núcleo humano haya seguido con fe en su palabra y en sus hechos los últimos seis años argentinos, a aquel sentimiento de dolor ha de sumarse una sensación de perplejidad. Y mientras la inmensa masa de sus partidarios la llora, su alejamiento definitivo no puede dejar indiferente al resto de la sociedad, tan amplio lugar ha ocupado ella en la existencia argentina de los tiempos recientes. Es que Eva Perón -objeto de exaltaciones antes nunca suscitadas entre nosotros por una personalidad femenina, acaso porque ninguna, antes, tampoco, adoptó las modalidades de su acción avasalladora, y blanco, asimismo, de oposiciones tan hondas como la solidaridad de sus partidarios- ha constituido, en su breve paso por la vida colectiva de la Nación, un acontecimiento cuya dilucidación y juicio corresponde, desde luego, al futuro, pero ante el que nadie pudo, sin duda, permanecer impasible. Muere en plena juventud. Su obra y, más extensamente, todo un movimiento que la reconoció su abanderada, pertenece aún a los hechos del día. (...) Su nombre queda al frente de una fundación de ayuda social e inscripto, dentro y fuera del país, en calles, en plazas, en el título de una de las nuevas provincias, en una declaración legislativa que la proclamó Jefa Espiritual de la Nación y en una ley de Estado que ha dispuesto erigirle monumentos recordativos en la Capital Federal y en todas las capitales de la provincia. Queda unido a iniciativas y campañas como la del sufragio femenino o declaraciones destinadas a postular principios que fueron caros.
Queda, por sobre todo, vinculado al general Perón, su esposo, con lazos de tan particular significación que no ha sido dable observarlos hasta hoy en otros gobernantes. Es que aquí la esposa era, también, la colaboradora y la gestora de una política, la conductora de un movimiento de masas, inseparable en evocación de éstas de la figura del jefe de Estado, que es su "leader". (...) Cada vez que le tocó hablar en público antepuso a todo la exaltación del gobernante con quien compartió el destino. Hoy, ante su muerte, cobran mayor relieve palabras que escribió hace poco, cuando, al expresar que se sentía madre del pueblo de la República, dijo que hacía lo que toda madre hace en su hogar: luchar por la felicidad de los suyos. "Yo sé -agregó- que, como cualquier mujer del pueblo, tengo más fuerzas de las que aparento tener y más salud de la que creen los médicos que tengo". Y, como en un presentimiento de su próximo fin, añadió: "Tal vez un día, cuando yo me vaya definitivamente, alguien dirá de mí lo que muchos hijos suelen decir, en el pueblo, de sus madres cuando se van también definitivamente: ?¡Ahora recién nos damos cuenta de que nos amaba tanto!'".
Serán muchos, de un extremo a otro de la República, quienes lo repitan en esta hora de congoja para sus espíritus atribulados. Entretanto, aun los que combatieron su acción aceptarán, sin duda, la verdad incontrastable de que en un país donde otras mujeres gravitaron en los destinos nacionales, en la formación de una personalidad argentina, ninguna alcanzó su influencia, determinada, en gran parte, por los medios de que dispuso, pero también y sobre todo por la fuerte reciedumbre de un temperamento decidido a pesar sobre los hechos de su tiempo.
Cuando Fangio fue profeta en su tierra
22 de enero de 1956
Hubo que esperar a la vuelta 67 para que Fangio llegara a la primera posición, y ya no la abandonó hasta ganar, por segunda vez consecutiva, el Gran Premio de la Argentina.
Con el Sputnik, empezaba la conquista del espacio
4 de octubre de 1957
Radio Moscú anunció que "la Unión Soviética ha lanzado con todo éxito el primer satélite artificial de la Tierra". Incluso funcionarios estadounidenses enviaron felicitaciones.
Las fatigas de "Manucho" en el bloque comunista
10 de junio de 1958
Detrás de la Cortina de Hierro
por Manuel Mujica Lainez
El escritor argentino desnudó muy temprano la pesadilla detrás del sueño político
Me aprestaba, en Atenas, a preparar mis maletas para Italia, cuando fui invitado a hacer una etapa en Rumania. Confieso que vacilé bastante antes de resolverme a modificar mi itinerario. Pesé cuidadosamente el pro y el contra de las perspectivas que me ofrecía la nueva e inesperada posibilidad y terminé diciéndome que mi empecinado conservadorismo debería ponerme a salvo de la sospecha de un cambio fundamental en mis principios e ideas (ya que todo el que cruza hacia el Este la Cortina de Hierro es tildado, con justificada razón, de abrigar por lo menos una simpatía hacia los comunistas) y que la oportunidad -rarísima para quien no comulga con las máximas y procedimientos de ese sistema- de observar directamente la vida de un país gobernado por los discípulos de Marx y de Lenin es algo que no debe desperdiciarse. (...) Traigo de Bucarest, como fruto de mi permanencia, dos impresiones esenciales: la del fracaso económico y social del sistema comunista y la de la noble calidad espiritual del pueblo rumano (...) El comunismo es frío, dictatorial, ciegamente violento; el rumano es cálido, tierno, expresivo, generoso. El comunismo, el arrollador ciclón rojo, es asiático y el rumano es latino. Las dificultades materiales se trasuntan en las casas, en el modo de vestir, en la modestia de las tiendas, en el costo enorme de vida, en el mal estado de los caminos. Y las zozobras espirituales se reflejan en la expresión de la gente, que con una tendencia innata a la risa y a la broma, va por las calles sin levantar la voz?
Los trabajadores no pueden declararse en huelga porque, como la ficción política pretende que el gobierno está formado por obreros (mientras que en realidad lo integra una nueva aristocracia burocrática), cualquier tentativa de huelga es considerada como una traición contra la clase trabajadora. (...) Nadie, ni los que militan en un campo ni los que sirven en el opuesto, nadie vive como si esa vida fuera la vida real, establecida, perdurable, sino algo inseguro y tenso, que tendrá que pasar como una oscura pesadilla cuando se haga la luz de la libertad.