Pruebas PISA: la Argentina fue excluida del ranking
La OCDE no incluyó al país en el listado porque la muestra fue demasiado pequeña para “garantizar la comparación” con 2012, tal como anticipó ayer LA NACION; la Capital, mejor que América latina
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La Argentina recibió la peor de las calificaciones en las pruebas PISA 2015: la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) no la incluyó en el ranking trienal que mide los estándares de calidad educativa debido a que fue insuficiente la muestra tomada entre 7500 estudiantes de 15 años, consultados sobre ciencia, comprensión lectora y matemática.
“La muestra es demasiado pequeña para garantizar la comparación”, se señala en la página 320 del volumen I de la prueba, que hoy se difundirá en todo el mundo y de la que también se excluyó a Kazakhstán y Malasia. Hace varios meses, las autoridades fueron informadas de la preocupación de la OCDE sobre cómo habían sido elegidas las escuelas para afrontar la PISA 2015.
Hoy, a las 9.30, en la Casa Rosada, el Gobierno dará una conferencia de prensa para referirse a la prueba que se tomó el año pasado, durante la presidencia de Cristina Kirchner y durante la gestión de Alberto Sileoni en el Ministerio de Educación de la Nación.
Su sucesor, Esteban Bullrich, tendrá motivo de satisfacción: la ciudad de Buenos Aires está en el puesto 38, por encima de los países de América latina, liderados por Chile (44), pero muy lejos de Singapur, que se ubica al tope de la tabla.
La situación no es desconocida por el gobierno de Mauricio Macri. Ya en junio pasado funcionarios del Ministerio de Educación de la Nación admitieron a LA NACION que habían recibido cuestionamientos sobre la muestra por parte de la OCDE. Sin nombrarlo directamente, no negaban la eventual responsabilidad que podía caberle al ex ministro Alberto Sileoni.
“La OCDE amenaza con bajar del ranking al país, aunque a nivel nacional los resultados dan bastante bien”, le dijo un integrante del gabinete de Esteban Bullrich a este diario, aunque por aquellos días no estaba persuadido de que se cumpliera la advertencia.
Todos los Estados participantes tuvieron a mediados de año un informe preliminar que les permitía contar con una aproximación al trabajo final que se difunde hoy, en Londres, a las 7 de la Argentina. Por eso la inquietud sobre cómo explicar la situación argentina se analiza reservadamente entre el Palacio Sarmiento y la Casa Rosada desde hace mucho tiempo.
Anteayer, el director de Educación y Habilidades de la OCDE, Andreas Schleicher, anticipó en forma exclusiva a LA NACION que el organismo a cargo de las pruebas PISA había descubierto “que un número significativo de escuelas no fue incluido en el listado”. “Por esta razón –advirtió– no podemos descartar la posibilidad de que los resultados para la Argentina hayan sido afectados. Es imposible saber, sin embargo, en qué dirección son afectados.”
Aunque ayer se conocían las fuertes declaraciones del funcionario de la OCDE, desde el gobierno de Mauricio Macri se optó por el silencio. Las consultas efectuadas al Ministerio de Educación obtuvieron una sola respuesta: la confirmación de una conferencia de prensa, hoy, a las 9.30, en la Casa Rosada.
Seguramente le tocará al ministro de Educación de la Nación explicar esta mañana qué sucedió y quiénes son los responsables del sistema de elección de los 7500 alumnos de las 238 escuelas públicas y privadas de todo el país, que entre el 31 de agosto y el 4 de septiembre del año pasado participaron por quinta vez de esta evaluación internacional.
Entre otras cuestiones pendientes de dilucidar, no deja de ser llamativo que esta muestra es más grande que la realizada en 2012, cuando participaron 226 escuelas públicas y privadas del país y 5900 alumnos, y que fue aceptada sin inconvenientes por la OCDE.
LA NACION
Por segunda vez, la ciudad de Buenos Aires participó de forma independiente de la prueba. Debutó en el relevamiento de 2012, cuando Alberto Sileoni amenazaba justamente con retirar al país de esta evaluación porque los resultados no eran los esperados. En ese momento, el ministro porteño era Esteban Bullrich y su anuncio de contar con un relevamiento específico para la ciudad doblegó el enfado nacional. Para la edición 2015, la ciudad se presentó con 59 escuelas y 2000 alumnos.
El cuestionamiento más fuerte que se le hacía a Sileoni era que a pesar de que el gobierno kirchnerista ya llevaba casi una década liderando la política educativa, más que confirmar un rumbo de mejoramiento se consolidaba uno de deterioro.
El resultado arrojado en 2012 sobre la situación educativa de nuestro país fue contundente: el 53,6% de los chicos de 15 años no superaba el nivel mínimo de lectura. El 50,9% no entendía ciencia y el 66,5%, no podía resolver cálculos matemáticos.
La OCDE había concluido que las calificaciones obtenidas por la Argentina alertaban sobre el riesgo del abandono escolar de los adolescentes y sus consecuencias en el futuro: trabajos mal pagos y poco gratificantes, menor participación en el ámbito político por falta de preparación y peor estado de salud.
En su primer test, en 2000, la Argentina lideraba los países de América latina y se ubicada 37 en el ranking global. En 2003, mientras el país se reponía de la crisis económica y social iniciada a fines de 2001, la decisión política fue no confrontar los saberes educativos de sus adolescentes con los del resto del mundo. En 2006, el país regresó al sistema evaluatorio de la OCDE y quedó 53° en la tabla general y 6°, en América latina. En 2009, la situación empeoró: bajó al puesto 58 en el listado global y 7°, regional. En 2012, la situación fue casi similar a la de tres años atrás: 59 en el ranking internacional y 6° en América latina.
Mientras la educación argentina no paraba de caer, Chile se consolidó como el mejor sistema de la región: pasó del tercer puesto en 2000 a líder desde 2006 hasta la actualidad.
En la región son nueve los países que participan de las pruebas PISA: Chile (44 en el ranking global) es el líder; Uruguay (47), segundo; Costa Rica (55), tercero; Colombia (57), cuarto; México (58), quinto; Brasil (63), sexto; Perú (64), séptimo, y República Dominicana (70), octavo.
De los 70 Estados que se sometieron a la evaluación, Singapur confirmó su liderazgo y mejoró siete puntos su calificación en relación con 2012. Japón, segundo en la tabla, también creció 3 puntos. Estonia, tercero, amplió dos puntos su situación en relación con la evaluación anterior. China Taipei, cuarto, no tuvo cambios entre 2012 y 2015.
Finlandia, uno de los modelos educativos más exitosos del mundo y más observados desde la Argentina en los últimos años, se ubicó en el quinto puesto global, pero perdió 11 puntos en relación con la evaluación anterior. Completan los 10 primeros puestos Macao (China), Canadá, Vietnam, Hong Kong y P-S-J-G (China).
Cuestión de rendimientos
Los resultados de PISA 2015 permiten saber que el 39,1% de los alumnos de Singapur tiene un “nivel excelente” en al menos una de las tres asignaturas evaluadas. La proporción de estudiantes con bajo rendimiento en las tres materias en ese país es del 4,8%. El valor medio fijado por la OCDE es del 15,3% (nivel excelente) y 13% (bajo rendimiento).
Detrás de Singapur, en nivel excelente aparecen China Taipei (29,9%), Hong Kong (29,3%), (20,4%), Japón (25,8%), Corea (25,6%) y Macao (23,9%). En cambio, la República Dominicana lidera la tabla de bajo rendimiento en las tres materias, con el 70,7%, seguida de Argelia (61,1%) y Kosovo (60,4%).
La proporción de alumnos porteños con nivel excelente obtenido en al menos una de las tres materias evaluadas es del 7,5% y la proporción de bajo rendimiento en las tres asignaturas es del 14,5%. En situaciones parecidas se encuentran los sistemas escolares de Letonia, Croacia, Lituania y la República Eslovaca.
Los rankins
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