La Argentina, en la mira de la mafia rusa
Por Santiago O´ Donnell De la Redacción de LA NACION
El mes pasado, en menos de dos semanas, Interpol detuvo en las calles de Buenos Aires a dos prófugos buscados en la ex Unión Soviética.
Avargjan Sejan fue arrestado el 9 de agosto en una joyería que él operaba cerca de la calle Libertad. Sejan, nacido en Armenia, tenía orden internacional de captura de la policía de Kiev, desde 1994. Lo buscaban por su presunta participación en un grupo criminal ucranio que se dedica a la extorsión. Había llegado a la Argentina en 1996.
Artur Hiznyaq cayó preso el 23 de agosto al llegar a un lavadero de autos del barrio de Palermo, donde trabajaba desde hacía varios meses. Hiznyaq, un ciudadano ruso de 60 años, era buscado en Moscú, donde se desempeñaba como administrador de una empresa estatal. Lo acusan de cometer un fraude de 15 millones de rublos.
Puede ser una causualidad, pero las detenciones también pueden marcar el primer indicio concreto del silencioso arribo a la Argentina de las llamadas mafias rusas, la red de crimen organizado más temida en el mundo.
El comisario inspector Jorge Senabre, jefe del departamento Interpol de la Policía Federal, dijo a La Nación que actualmente busca en el país a "cuatro o cinco peces gordos" de la ex Unión Soviética, aunque aclaró: "En la Argentina no tenemos crimen organizado. Lo que hay es delincuencia organizada. Puede haber estafadores que se esconden acá trabajando de comerciantes, pero no hay mafiosos que hayan tirado cuatro bombas- eso es crimen organizado."
Un informe sobre las mafias rusas preparado por un organismo de seguridad de la Argentina hace pocos días alerta sobre la creciente presencia de estos grupos en distintos paises de América del Sur, pero concluye que la Argentina, por ahora, no se ha visto afectada.
"Si bien se han detectado en el pasado viajes de personas sospechadas de pertenecer a la mafia rusa a la Argentina, la actividad de la misma en este país parece hasta el momento mínima. Pero existen algunos rubros argentinos que les interesan a las mafias rusas, como el material científico tecnológico y la utilización de barcos de pesca para realizar posible tráfico de cocaína a Europa", dice el informe.
Por ahora no aparece
Las detenciones del mes último registran un solitario antecedente: en mayo de 1998, Interpol detuvo en Buenos Aires al ciudadano ruso Igor Markin, buscado por robo en Moscú. En ese caso los trámites de extradición no se cumplieron y Markin recuperó su libertad. Fuentes de la Policía Federal, del Ministerio del Interior, de la Cancillería, de la secretaría encargada de la lucha contra el narcotráfico (Sedronar) y la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) y la embajada rusa coincidieron en señalar que no hay pruebas concluyentes de una presencia significativa de la mafia rusa en la Argentina.
Pero las respuestas difieren en algunos matices. "No busques lo que no hay", dijo un importante comisario de la Federal.
"Si me preguntás oficialmente, tengo que decirte que no se ha registrado la presencia de la mafia rusa en la Argentina", dijo otra fuente, que ocupa un puesto clave en el Ministerio del Interior.
"La verdad es que nadie investiga a las mafias en la Argentina, pero eso no quiere decir que no haya. Es muy poco lo que sabemos de los chinos, los rusos o los italianos," se sinceró un subsecretario que, por su función, trabaja mucho con organismos de seguridad.
Para los expertos de aquí y del extranjero que siguen el tema, la llegada a la Argentina de las temidas mafias provenientes de la ex Unión Soviética, si no se ha producido aún, parece casi inevitable. Basta con mirar el mapa del Cono Sur para empezar a preocuparse.
En Chile, en el puerto de Arica, el 17 de enero último, el Servicio Nacional de Aduanas de ese país encontró, en el buque mercante Nativa, de bandera panameña, escondidas en una cavidad del mastil y en la base de una grúa, nueve toneladas de cocaína. Esto es, cinco veces más cocaína que el cargamento más grande decomisado en territorio argentino (Operación Strawberry) y quince veces más que el mayor cargamento encontrado en Chile hasta ese momento. El capitán del Nativa era colombiano. La tripulación, ucrania.
"No caben dudas de que hay una relación entre la mafia rusa y los carteles de droga colombianos. La aparición del narcosubmarino ruso en Colombia no es casualidad", dijo a La Nación Enrique Fanta, el entonces director de la Aduana chilena que encabezó el decomiso del Nativa.
En Bolivia, el cartel de la droga tiene vínculos directos con financistas rusos, señala el reconocido sociólogo de ese país Boris Kagarlitsky. Su denuncia tiene nombre y apellido: "Josef Kobzon se vinculó con los carteles bolivianos, que necesitaban lavar sus narcodólares, y para ello acudieron a la nueva lumpenburguesía financiera de Rusia y Europa Central. Kobzon, que es diputado, pasó a convertirse en una suerte de banquero oficial del cartel boliviano. Esto es público, y Kobzon sólo queda protegido por su inmunidad parlamentaria", dijo Kagarlitsky al diario Clarín durante una reciente visita a esta ciudad, invitado por la Universidad de Buenos Aires.
En Brasil, una investigación del diario O Globo del mes de junio revela la presencia de mafias rusas en el reclutamiento de prostitutas brasileñas que son explotadas en España e Israel. También atribuye a esas mafias la reciente aparición de rifles de asalto militar AK-47 y hasta lanzamisiles soviéticos en las favelas brasileñas. Según el general José Serrano, comandante de la policía colombiana, las armas ingresan en Brasil siguiendo la misma ruta de la droga colombiana que abastece a Río de Janeiro y San Pablo.
La mafia rusa es el principal proveedor de armas de las guerrillas colombianas. Esas fuerzas protegen a los grandes narcos brasileños como Fernandinho Beira Mar, que pasa meses enteros en Colombia, dijo el secretario de seguridad de Río de Janeiro, Josías Quintal.
Visita del FBI
Louis Freeh, director del FBI, que visitó Brasil en junio, advirtió a las autoridades de ese país que el contrabando de armas y drogas representa la primera fase del desembarco de la mafia rusa en ese país. El siguiente paso sería el lavado de dinero en las pujantes bolsas de comercio de San Pablo y Río de Janeiro, señaló el funcionario norteamericano.
En Uruguay, la mafia rusa controlaría varios bancos. "Uruguay sigue siendo un blanco predilecto de las mafias rusas por su actitud relajada hacia los bancos, por la existencia de varios bancos controlados por la mafia rusa y por las facilidades para obtener visas y pasaportes. Uruguay tiene fama de ser el centro de las actividades bancarias de las mafias rusas en América del Sur (excluyendo el Caribe)", señala un documento de la consultora de seguridad norteamericana IFPC, cuyo director, Stephen Walker, trabajó más de 30 años en el FBI, incluyendo más de tres en la oficina de esa agencia en Montevideo.
En Paraguay, en la zona de la triple frontera, agentes de inteligencia de la Argentina detectaron contactos entre agentes del terrorismo islámico y organizaciones independentistas chechenas. Hace poco más de un año, como ya informó La Nación , funcionarios de la SIDE contactaron a sus pares del servicio de inteligencia ruso para advertirlos de los contactos entre los dos grupos.
La mafia chechena es una de las más activas y violentas de las surgidas en la ex Unión Soviética. Un informe de las Naciones Unidas de 1988 sobre crimen organizado alerta que estaría operando en la Argentina. "En agosto de 1995, fuentes conocedoras le advirtieron al task force (norteamericano) que varios grupos chechenos establecieron estructuras criminales en la Argentina. Estos grupos se originaron con el arribo de 21 chechenos a la Argentina en junio de 1995 y ya se encuentran realizando actividades extorsivas. Son considerados muy peligrosos," dice el informe.
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