La alineación planetaria irrepetible que se verá hoy desde toda la Argentina y la firma de William Shakespeare
El fenómeno astronómico será visible al atardecer y podrá observarse a simple vista, sin ningún instrumental
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Habitar la tercera gran roca que gira en torno al Sol es como estar en el centro del gran teatro del sistema solar. Una ubicación de privilegio para contemplar la danza de los planetas en torno a la estrella que les dio vida. Y hoy viernes al atardecer, este elenco astronómico brindará una de sus mejores escenas. Tres planetas se alinearán con la Luna apenas se levante el telón, para irrumpir a mitad de la función: el dios de la guerra. El guion promete ser estelar, porque aparece la firma de William Shakespeare para dar vida al mayor protagonista de esta noche. Será una presentación irrepetible, así que sin más demora, que se apaguen las luces de la sala y comience el espectáculo.
Como en un buen teatro, todo podrá observarse a simple vista, sin ningún instrumental, incluso desde cielos citadinos. Los protagonistas serán tan brillantes que ni siquiera las luces de las ciudades podrán con su resplandor. Al igual que los grandes actores, su presencia se impondrá entre la multitud. Solo habrá que esperar a que el Sol se oculte, ¿a qué hora? Depende de la ubicación. Repasemos algunas ya que será un espectáculo visible en toda la Argentina. Los últimos rayos se apagarán tras el horizonte a las 19.42 en Posadas, 20.10 en Buenos Aires, 20.15 en Salta, 20.25 en Córdoba, 20.47 en Mendoza, 21.21 en Bariloche y 22.11 en Ushuaia. Más allá de la ubicación, el Sol siempre se oculta por el oeste, y la oscuridad empieza a crecer por el este, cubriendo la bóveda de noche y revelando los planetas ante nuestros ojos.
Es la Luna quien marcará el rumbo del primer acto. Elegante para la ocasión, se presentará con una fina imagen de ce. Si fuese una medialuna sería de grasa y no de manteca, por lo estilizada. Pisará escena hacia el oeste, luego de que el Sol se apague, y la escoltarán dos de los planetas más extremos del sistema solar. A su izquierda y por debajo, Venus, el punto más brillante en el cielo y el planeta más caliente del sistema solar, un infierno flotando en el espacio. Tan ardiente que el plomo se derrite a temperatura ambiente en Venus. Tan fogoso que representa a la diosa del amor, de la belleza, de la fertilidad, Venus para los romanos, Afrodita para los griegos, la única mujer en el elenco planetario.
Al otro lado de la Luna, justo en dirección opuesta, arriba a la derecha y al triple de distancia que Venus, se encuentra el señor de los anillos, Saturno. Mucho más tenue que la diosa del amor, con un tono amarillento pálido, es el planeta más lejano que se puede observar a simple vista. Saturno para los romanos, Cronos para los griegos, era representado como un anciano con larga y espesa barba blanca y una hoz en la mano. El emblema del tiempo, que todo lo destruye y acaba.
En octubre Saturno ya estuvo muy cerca de la Luna y allí contamos todas las medidas del sistema solar. Pero ahora en esta función, el mayor protagonista será Júpiter, el planeta más grande del elenco planetario. El dios más importante del olimpo romano, Zeus para los griegos, llega a escena resonando aún con su aparición en la obra de William Shakespeare: Cimbelino. Y es acá donde las historias se cruzan en una madeja cósmica.
La línea eclíptica
Cimbelino es una obra del cisne de Avon, quien la escribió en su última etapa, se calcula por 1610. Este fue un año de importantes observaciones astronómicas por un tal Galileo Galilei, quien descubría por entonces las cuatro grandes lunas de Júpiter, posteriormente bautizadas, Ío, Europa, Ganímedes y Calisto. Y es en Cimbelino, donde Shakespeare cuenta cómo el dios Júpiter baja hasta la Tierra rodeado de cuatro fantasmas, pertenecientes a cuatro personas que en vida fueron parientes del protagonista. Puede ser casualidad o una referencia al reciente descubrimiento. Solo el inmortal dramaturgo británico lo podría afirmar, pero mirando esta noche el cielo, nos gustaría pensar que quiso escribir en clave astronómica.
Ya el elenco presentado: Venus, la Luna, Saturno y Júpiter se alinean en el firmamento como desfilando sobre el escenario. En realidad los une una línea que llamamos eclíptica, y no es ni más ni menos que el sistema solar visto de perfil. La butaca preferencial que ofrece la Tierra para observar a los planetas danzando alrededor del Sol nos permite estar dentro de ese baile cósmico. Así el sistema solar, tantas veces visto desde afuera en los manuales como un círculo o una elipse, en realidad examinado desde adentro dibuja una línea del perfil de ese disco plano. Y sobre esa misma línea, para el final del primer acto, hará su entrada a escena el dios de la guerra: Marte.
Una hora después del atardecer, el planeta rojo, el dios de la guerra, la masculinidad, el derramamiento de sangre, Marte para los romanos, Ares para los griegos, asomará sobre el horizonte este. Allí donde termine la línea trazada por Venus, la Luna, Saturno y Júpiter, se elevará la roja figura de este planeta que procuramos conquistar. Será el momento cúlmine de la obra, por poco más de una hora, habrá cinco grandes actores en escena, los cuatro planetas y la Luna, dibujando sus trayectorias en torno al Sol, mostrando sobre el escenario el sistema solar desplegado ante nuestros ojos.
Luego de izquierda a derecha se irán retirando por el oeste a medida que avance la noche. Pero para ese entonces ya habremos disfrutado de una estupenda función del universo, con toques de la pluma de Shakespeare y lo más importante, el placer de contemplar a simple vista la armonía cósmica con la que mundos tan distintos y lejanos, se conectan con una estrella perdida del universo. Una estrella que dimos en llamar Sol y que, para nosotros, es la génesis de todo, aunque también hay que decirlo, es una más entre las 100.000.000.000 de estrellas que contiene la Vía Láctea. Todo eso nos enseña la astronomía, aunque William le hizo decir a Hamlet que había algo más cierto aún: “Duda que sean fuego las estrellas, duda que el Sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo”.
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