Según un artículo publicado en la revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, si no se toman medidas adecuadas, un calentamiento extremo podría ser una realidad
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Los posibles resultados catastróficos del cambio climático, incluyendo la extinción humana, no están recibiendo la atención debida por parte de los científicos, según un nuevo análisis.
Los autores del artículo, publicado en la revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, PNAS por sus siglas en inglés, señalan que si no se toman medidas adecuadas, un calentamiento extremo podría ser una realidad. Sin embargo, este escenario es poco estudiado.
“Hay muchas razones para creer que el cambio climático podría volverse catastrófico, incluso con niveles modestos de calentamiento”, afirmó Luke Kemp, investigador del Centro para el Estudio del Riesgo Existencial de la Universidad de Cambridge en Inglaterra y autor principal del artículo.
“El cambio climático ha jugado un papel en cada evento de extinción masiva. Ha ayudado a derribar imperios y ha dado forma a la historia”.
Los autores se preguntan: “¿Podría el cambio climático antropogénico resultar en el colapso de la sociedad mundial o incluso en la eventual extinción humana?”.
“En la actualidad, este es un tema peligrosamente poco explorado”, agregan.
“Una gestión de riesgos sensata”
Los intentos recientes de abordar las consecuencias más extremas del calentamiento global provienen sobre todo de libros de divulgación como “La tierra inhabitable” y no de la investigación científica convencional.
Los autores del nuevo estudio argumentan que es hora de investigar más extensamente la posibilidad de lo que denominan “la jugada final del cambio climático”.
También instan al Panel Internacional de Cambio Climático de Naciones Unidas, IPCC por sus siglas en inglés, a publicar un informe específicamente sobre el riesgo de cambios catastróficos.
Los informes del IPCC se han enfocado en los impactos de un calentamiento de 1,5 °C o 2 °C por encima de las temperaturas observadas en 1850, antes del inicio de la industrialización global.
Esas temperaturas han sido el foco principal de los esfuerzos internacionales por combatir el cambio climático.
En el acuerdo de París de 2015, casi todas las naciones del planeta se comprometieron a mantener el aumento de las temperaturas globales “muy por debajo” de 2 °C este siglo y hacer esfuerzos para mantenerlo por debajo de 1,5 °C.
Mantener esos límites este siglo supondrá una pesada carga para las economías mundiales, pero los estudios del IPCC no mencionan consecuencias catastróficas como la extinción de la humanidad.
“Creo que es una gestión de riesgos sensata pensar en los peores escenarios plausibles. Si lo hacemos cuando se trata de cualquier otra situación de riesgo definitivamente deberíamos hacerlo cuando se trata del destino del planeta y las especies”, señaló Kemp.
En qué trayectoria estamos
Las estimaciones de los impactos de un aumento de temperatura de 3 °C están subrepresentadas en comparación con su probabilidad, de acuerdo a los autores del análisis.
¿Cuán factible es que se llegue a ese incremento?
La temperatura del planeta ya ha aumentado en promedio cerca de 1,1 y posiblemente hasta 1,2, según el informe del IPCC de agosto de 2021.
En cuanto a incrementos futuros, un estudio publicado en abril en la revista Nature señaló que si se cumplieran todos los objetivos a largo plazo anunciados por los países en la COP 26, la cumbre de cambio climático de Glasgow en 2021, el calentamiento podría contenerse en 2 °C.
Sin embargo, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, recordó en marzo de este año que mantener el incremento de temperatura por debajo de 1,5 °C sigue requiriendo una reducción drástica del 45% en las emisiones de CO2 o dióxido de carbono de 45% para 2030.
Guterres advirtió que los planes actuales de los gobiernos llevarán a un aumento de casi el 14% en las emisiones de CO2 en esta década.
“Estamos caminando sonámbulos hacia una catástrofe climática”, afirmó Guterres.
“En nuestro mundo conectado globalmente, ningún país ni corporación puede aislarse de estos niveles de caos”.
Usando modelos climáticos, el nuevo análisis dirigido por Kemp muestra que con un incremento de temperatura de 3 °C para 2070 alrededor de 2 mil millones de personas que viven en algunas de las áreas políticamente más frágiles del mundo soportarían temperaturas promedio anuales de 29 ° C.
“Las temperaturas anuales promedio de 29 ° C afectan actualmente a alrededor de 30 millones de personas en el Sahara y la costa del Golfo”, afirmó Chi Xu, invstigador de la Universidad de Nanjing en China y otro de los autores del nuevo estudio.
“Para 2070, estas temperaturas y las consecuencias sociales y políticas afectarán directamente a dos potencias nucleares y siete laboratorios de máxima contención que albergan los patógenos más peligrosos. Existe un serio potencial de efectos colaterales desastrosos”, agregó.
Es vital estudiar posibles efectos combinados y colaterales del calentamiento global.
“Los caminos hacia el desastre no se limitan a los impactos directos de las altas temperaturas, como los fenómenos meteorológicos extremos. Los efectos secundarios, como las crisis financieras, los conflictos y los nuevos brotes de enfermedades, podrían desencadenar otras calamidades”, afirman los autores.
“Así es como se desarrolla el riesgo en el mundo real. Por ejemplo, un ciclón destruye la infraestructura eléctrica, dejando a la población vulnerable a una ola de calor mortal”.
Y también debe haber más estudios para identificar posibles puntos de inflexión o puntos de no retorno que pueden generar reacciones en cadena.
Esos puntos de inflexión serían, por ejemplo, que las emisiones de metano aumenten drásticamente por el derretimiento del permafrost o que los bosques comiencen a emitir carbono en lugar de absorberlo.
No asustar, sino “galvanizar”
Los investigadores señalaron que estudiar seriamente los peores escenarios es vital, aunque podría asustar a la gente.
Investigar escenarios catastróficos permitiría a los científicos considerar opciones de emergencia como las soluciones de ingeniería , incluyendo el bombeo de refrigerantes a la atmósfera, agregan.
Centrarse en los peores escenarios también podría ayudar a informar mejor al público y hacer incluso que esos cambios catastróficos sean menos probables.
“Comprender estos escenarios plausibles pero sombríos es algo que podría galvanizar tanto a la opinión política como a la civil”, afirmó Kemp.
“Vimos esto cuando se identificó la idea de un posible invierno nuclear. Eso ayudó a impulsar esfuerzos públicos y el movimiento de desarme durante las décadas de 1970 y 1980″.
“Espero que si podemos encontrar mecanismos claros y concretos similares cuando se trata de pensar sobre el cambio climático, esto tenga un efecto similar”.
El pedido de estudios sobre escenarios extremos es visto favorablemente por muchos activistas climáticos jóvenes, según los cuales el riesgo real del cambio climático no se ha abordado lo suficiente por temor a asustar a las personas.
“Es vital que tengamos investigaciones en todas las áreas del cambio climático, incluida la aterradora realidad de los eventos catastróficos”, señaló a la BBC Laura Young, una activista climática británica de 25 años.
“Sin la verdad completa sobre todos los impactos potenciales no tomaremos las decisiones informadas que necesitamos y no impulsaremos acciones climáticas con suficiente presión”.
“Durante años, el cambio climático ha sido un tema evitado, ocultado y desvirtuado por campañas de desinformación. Esto debe detenerse ahora, especialmente para las generaciones más jóvenes que tendrán que lidiar con las consecuencias de años de haber llevado la Tierra al límite”.
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