Cómo sobrevivió el kayakista jujeño dos días a la deriva en mar abierto
Marcos Tabarcachi, el jujeño de 29 años que estuvo dos días a la deriva en el medio del mar sin poder regresar a la costa, contó a LA NACION cómo sobrevivió a esta terrible experiencia. Dos días después del rescate, confesó en que "está cayendo en lo traumático que fue" y rememora momentos clave de esas 48 horas.
Relata que la primera noche, la del domingo, fue la más crítica porque las olas eran muy grandes. "Sentía mucho miedo, no podía ni pensar en otra cosa de lo enorme que eran las olas", señaló.
El lunes, alrededor del mediodía, lo revolcó una ola y se le dio vuelta el kayak. Logró recuperar el remo que se le había ido a una distancia pero no pudo volver a subirse dentro de la embarcación, y optó por sentarse sobre el revés.
A esta altura ya no podía divisar la costa, estaba únicamente rodeado de mar. Pensó que si se quedaba en ese lugar, no lo podrían salvar y lo darían por muerto. Por eso, se dedicó toda la jornada a remar sin parar. "Remé todo el día hasta que se me acalambraron los brazos y las piernas", describió.
No rendirse
Mientras tanto, a su alrededor, circulaban tiburones y lobos marinos. "Pasaban al lado mío pero no eran agresivos, siempre y cuando no les hiciera nada". La sed fue otra gran batalla, la desesperación por querer tomar agua. "Me dormía sentado del cansancio y soñaba que alguien venía y me daba agua".
Para poder seguir adelante, Marcos decidió alentarse a sí mismo constantemente. Se repetía que no le podía hacer esto a su familia y que iba a poder, como sea los iba a volver a ver.
También contó que era crucial mantenerse concentrado en lograr el objetivo de superar con éxito los obstáculos y no desesperarse. Como creyente confiaba en que Dios lo iba a ayudar.
Finalmente, el lunes a la noche, después de horas de remo, vio la luz del faro y de a poco fueron apareciendo cada vez más luces.
El martes, a las 15, ocurrió el rescate. Primero, lo sobrevoló una avioneta. El piloto lo había identificado, pero fue un barco de Prefectura el que lo levantó y llevó. "Me quebré, lloré de la emoción de poder volver", expresó.
Hoy, 48 horas después, rememora esos días de naufragio como la peor experiencia de su vida. "Todavía no entiendo cómo aguanté, por qué hoy estoy acá". "El extremo hace a uno valorar la vida, la familia, los amigos y el compartir con ellos", concluyó emocionado.
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