Juntar firmas, el método para ser oído
Cada vez más causas son impulsadas por esa vía; sin embargo, sólo dos propuestas lograron llegar al Congreso en diez años
Juntar firmas está en boga. Todos los días, por causas tan variadas como impulsar proyectos de seguridad vial, proteger a los animales, oponerse a la ley antitabaco o promover el descanso dominical, se recolectan cientos de firmas en todo el país.
En la mayoría de los casos, sus promotores buscan sumar las casi 400.000 firmas en al menos seis distritos electorales que exige la ley de iniciativa popular para poder presentar un proyecto de ley ante la Cámara de Diputados de la Nación.
Sin embargo, desde la reglamentación de dicha herramienta de participación semidirecta, más de diez años atrás, apenas tres proyectos lograron juntar las firmas requeridas por ley e ingresar al Congreso. Y sólo dos de ellos, el de la derogación de las jubilaciones de privilegio y el denominado El Hambre Más Urgente, que proponía un seguro alimentario para los menores de cinco años en todo el país, fueron tratados y aprobados en el recinto.
El tercer proyecto, una propuesta presentada en 2001 por la CGT para reformar la legislación laboral, fue rechazada por incumplimiento de requisitos. Tampoco prosperó ninguno de los proyectos presentados por varios diputados nacionales en los últimos años para modificar la ley de iniciativa popular, con el propósito de ampliar su potencial utilización como instrumento de participación ciudadana efectiva y no meramente virtual.
"La ley tiene varios problemas. Exige demasiadas firmas y tiene muchos requisitos formales engorrosos", indicó a LA NACION el diputado nacional Adrián Pérez, del ARI, que presentó en 2006 un proyecto para derogar la mencionada norma.
En tal sentido, un manual de 1997 (año en que se reglamentó la ley de iniciativa popular) sobre nuevas herramientas para la acción ciudadana, realizado sobre la base de informes elaborados para la fundación Poder Ciudadano por el especialista en derecho constitucional Daniel Sabsay, adelantaba: "Las modalidades asumidas por la ley de iniciativa popular tienden a tornar la presentación de una iniciativa popular dificultosa y onerosa, requiriendo de conocimiento técnico y de un grado de información no siempre de fácil acceso".
Con ello coincide Belén Maggi, integrante del Proyecto Iniciativa Popular, programa gestionado por un equipo de ciudadanos independientes, que busca enriquecer y mejorar el mecanismo de iniciativa popular y así colaborar con el fortalecimiento de la democracia en la Argentina.
"En 2002, trabajamos como voluntarios juntando firmas para una ONG. Conseguir el 1,5% de firmas del padrón electoral federal fue imposible. Nos dimos cuenta de que el problema estaba en la herramienta; que si bien la ley de Iniciativa Popular es un buen mecanismo, tiene requisitos muy exigentes que sólo una organización muy grande y con mucho presupuesto puede llegar a cumplir", explicó Maggi a LA NACION.
Según está organización, algunos de los problemas -además de los ya mencionados respecto a la cantidad de firmas y requisitos formales- que presenta la actual legislación son los siguientes: que la ley no contempla una sanción en caso de que los diputados no traten el proyecto en el tiempo máximo establecido, de doce meses, y que un plazo de un año parece excesivo para un proyecto que trae la adhesión de tantos ciudadanos (cuando el Ejecutivo tiene apuro, los proyectos de ley se tratan en cuestión de horas).
"De todas maneras, llegamos a la conclusión de que el proceso en sí es muy valioso, más allá de si se logra el objetivo final, que es que el proyecto llegue al Congreso", opinó Maggi, ya que, según contó, durante la experiencia se logra instalar el tema en discusión en la calle; hay un contacto importante con la gente y las firmas juntadas pueden presionar a los legisladores a tratar un tema, a pesar de que no se haya juntado la cantidad de firmas necesarias por ley.
"Para bajar los niveles de ansiedad y de frustración, les recomendamos a los promotores de iniciativas populares no tener como único objetivo el de llegar al recinto, porque sobre la marcha surgen otras cosas importantes", agregó Maggi.
Juntar firmas es una manera de sumar apoyo para una determinada causa. Y es, asimismo, un mecanismo para ejercer presión a la hora de presentar la propuesta en el Congreso o ante un legislador en particular. Porque no todos quienes juntan firmas lo hacen para impulsar una iniciativa popular.
Petitorios
Hay quienes, por ejemplo, prefieren optar por otras vías para llegar al Estado, como por ejemplo presentar un petitorio ante el Poder Ejecutivo con la particularidad de que éste está respaldado por una determinada cantidad de firmas que le otorgan mayor fuerza e identidad propia.
El caso más emblemático de esta opción fue el petitorio presentado por el ingeniero Juan Carlos Blumberg, que con la cruzada Axel Blumberg por la vida de nuestros hijos, recolectó más de 5.500.000 firmas.
"Decidimos presentar un petitorio avalado por millones de argentinos, y en poco tiempo muchas de las propuestas allí plasmadas fueron tratadas en el Congreso y se convirtieron en ley", explicó a LA NACION Blumberg.
También los familiares y compañeros de los nueve alumnos del Colegio Ecos, de Villa Crespo, que murieron el 8 de octubre último en Santa Fe cuando el ómnibus en el que regresaban desde Chaco fue embestido de frente por un camión cuyo conductor estaba ebrio, comenzaron a juntar firmas para presentar un petitorio para reclamar a las autoridades nacionales más controles en las rutas y una ley integral de seguridad vial.
"Estamos de acuerdo con la iniciativa popular que lanzó el defensor del pueblo Eduardo Mondino [ver aparte], pero nosotros juntamos firmas para presentarle un petitorio al presidente Néstor Kirchner, porque creemos que él tiene la autoridad política para tomar el tema de seguridad vial como una política de Estado", indicó a LA NACION Sergio Levin, padre de Lucas, uno de los chicos que fallecieron en la tragedia.
Hasta la fecha, el petitorio suma más de 196.000 adhesiones. "Si las leyes no se cumplen, crear una nueva ley es lo mismo que nada. Nosotros buscamos una política de Estado impulsada desde el poder Ejecutivo", añadió Levin.
Por otra parte, también se están recolectando firmas para modificar la ley 14.346, con el propósito de conseguir la penalización efectiva del maltrato de animales.
La iniciativa surgió de un grupo de ecologistas, tras la muerte de Kike, un perro que en 2006 fue quemado vivo por un vecino por entrar a su terreno siguiendo a su perra en celo.
"Nosotros ofrecimos el medio, y la gente, en un foro, se propuso juntar firmas para modificar la ley. En principio, la idea no fue presentar una iniciativa popular, porque creíamos que era más fácil recurrir a un diputado... aunque nos llevó seis meses que uno de ellos nos atendiera. Las firmas sirvieron para que la propuesta tuviese más fuerza y así poder decirle al legislador que detrás de nosotros hay miles de firmas que avalan el proyecto", dijo a LA NACION el periodista Esteban Mirol, director de la página web proyectogeo.com.ar , en la que surgió la iniciativa, que ya suma 90.000 firmas.
Actualmente, el proyecto está en manos de la diputada Marta Maffei. "Si en tres meses vemos que no pasa nada, entonces sí vamos a juntar las 320.000 firmas que faltan y seguir el camino de la iniciativa popular", adelantó Mirol.
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