Julio Bocca emocionó a una multitud
Cientos de miles de personas acompañaron su adiós a los escenarios, en un espectáculo al aire libre en la avenida 9 de Julio
Después de tantas despedidas, de tantas últimas funciones, cualquiera podría pensar que cuando el día definitivo llegara finalmente las emociones estarían un poco aletargadas, diluidas, anestesiadas. Nada más alejado de eso fue lo que sucedió anoche cuando Julio Bocca, para despedirse ante un público de centenares de miles de personas, puso sus pies sobre el enorme escenario a cielo abierto que cruzaba la avenida 9 de Julio.
La gente, que se extendía hasta pasada la avenida Belgrano (medio millón de personas, según el manager Lino Patalano), había ido llegando desde temprano, buscando un buen lugar donde participar de este conmovedor encuentro. Para matizar la espera se proyectaban, por las muchas pantallas distribuidas a lo largo de las calles, imágenes de Manon , de Don Quijote y de otras de las muchas obras que Julio ha bailado y marcado con su talento, y que el público, ya emocionado de antemano, aplaudía.
"Es precioso lo que se ve", le decía una mujer a su vecina, ambas apretujadas pero felices mientras observaban el mar de cabezas que casi se perdía en el horizonte, justo en el momento en que en las pantallas apareció la palabra "Gracias", el nombre que habían elegido para este espectáculo de despedida y anuncio de que estaba por comenzar la tan esperada despedida. La emoción entonces las superó a ambas, que se abrazaron felices anticipando todo lo que vendría.
Diez minutos pasadas las 22 apareció en el escenario Marcos Mundstock, responsable de hacer una presentación muy divertida, a su estilo, que incluyó un gracioso recorrido por la vida y la carrera de Julio, el chico de barrio que recorrió el mundo.
Durante diez minutos la gente se rió con las ocurrencias de Mundstock hasta que, finalmente, apareció Julio Bocca. La ovación que estalló no sólo dejó opacada por varios minutos la música sino que tuvo la fuerza suficiente como para cortar la respiración y alocar el corazón de todos los presentes. Sensaciones y estados emocionales que permanecieron intactos -tanto arriba como debajo del escenario- durante todo este último show de Bocca, indudablemente una de las figuras más importantes en la historia de la danza.
Julio quiso que su gran fiesta final reflejara el modo en el que planteó su carrera desde el primer día, con un especial interés en incrementar el gusto popular por la danza, cosa que logró a fuerza de talento e ingenio para cruzar géneros y estilos. Entonces sin prejuicios a la vista, algo que su público devoto supo agradecer con la aparición de cada invitado, desfilaron sobre el escenario personajes y personalidades que fueron importantes en su vida y en su carrera. Característica que, de verdad, se vivió en la emoción de cada encuentro.
Un programa variado
Eligió comenzar por el pas de trois de El corsario , junto a Eleonora Cassano y a Maximiliano Guerra -dos compañeros históricos-, para luego dar paso a su Ballet Argentino con quienes bailó un malambo contemporáneo, "Repercusiones". La voz profunda de Mercedes Sosa en la popular "Tonada del viejo amor", de Eduardo Falú y Jaime Dávalos, le dio la excusa para seguir bailando, esta vez junto a otra compañera entrañable -y primera figura de su Ballet Argentino-, Cecilia Figaredo.
Luego, Manuel Legris - etoile de la Opera de París-, que viajó especialmente para participar de esta despedida, y Cassano dieron vida a la tragedia de Manon , parte de la bellísima pieza con la que Bocca se despidió el año pasado del American Ballet Theatre (ABT), compañía con la que bailó durante 20 años. Como no podía ser de otra manera, también estuvo su Don Quijote , pasajes que interpretó junto a la carismática española Tamara Rojo. La bailarina principal del Royal Ballet de Londres fue otra de sus invitadas de lujo. El clásico siguió de la mano del cubano José Carreño -bailarín principal del ABT- quien compartió escena con Figaredo en Diana y Acteon .
Luego de otra presentación de su Ballet Argentino, Julio compartió escena con la georgiana Nina Ananiashvili, compañera del ABT y directora artística del Georgian Ballet Company, para hacer el pas de deux del "Cisne negro". Manuel Legris tuvo luego su solo con L Arlésienne (es entendible que Julio necesite parar aunque sea cinco minutos para luego volver a salir con más fuerzas).
Después de ese intervalo -que de hecho no lo fue- llegó uno de los números más esperados y desopilantes de la noche: Julio Bocca y Carlos "la Mona" Jiménez haciendo juntos "Balada para un loco". Color, carisma y desparpajo le dieron vida a un encuentro por muchos impensado, pero disfrutado por los miles de espectadores que alfombraron la 9 de Julio.
Al cierre de esta edición se esperaban más y más números que lo tuvieran a él como centro indiscutible de todas las miradas hasta llegar al final definitivo con Bocca bailando "A mí manera", con la ayuda de su amigo Diego Torres. Así, solo y a la vez en multitudinaria compañía, Julio Bocca se despidió de su público, de su carrera. Pero no de su talento ni de sus inquietas ganas de hacer y multiplicar sobre un escenario su imaginación. Porque si algo es seguro es que, si él baja de un escenario, es sólo para volver a subir en otro papel.
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