Juicio por abuso sexual: la Fiscalía pidió cuatro años y medio de prisión para el obispo emérito Zanchetta
En el juicio que se lleva a cabo en Orán, Salta, la defensa pidió la absolución del religioso, que no hizo uso del derecho a la última palabra; mañana será la sentencia
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La Fiscalía pidió una condena de cuatro años y seis meses de cumplimiento efectivo para el obispo emérito y exasesor del Papa Francisco, Gustavo Zanchetta, quien afronta un juicio oral en Orán, Salta, donde fue obispo durante cuatro años. Los fiscales pidieron la “inmediata detención” del religioso por entender que “puede evadir” la pena. Zanchetta es juzgado por el delito de abuso sexual simple agravado por ser cometido por un ministro de culto religioso en perjuicio de dos exseminaristas, quienes lo denunciaron. También debe afrontar un juicio canónico en el Vaticano.
Hasta el 2019, Zanchetta, de 57 años, fue asesor de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, en Roma y vivía en Santa Marta, la misma casa que ocupa el Papa Francisco; ese año fue apartado del cargo. A la Argentina llegó hace unos diez días acompañado de dos abogados canónicos para enfrentar el proceso.
Su defensor en el juicio fue el oficial, Enzo Gianotti, quien solicitó la absolución. El religioso decidió no hacer uso de su derecho a decir las últimas palabras. Mañana será el veredicto.
Según los testimonios de quienes lo conocían de cuando era obispo en Orán, en estas semanas Zanchetta se mostró “tranquilo pero cabizbajo, como golpeado emocionalmente”. La sala donde se celebra el juicio es chica, por lo que el obispo está a pocos metros de sus denunciantes; están ubicados todos contra una pared lateral. Cuando los dos exseminaristas declararon, el religioso salió del lugar a pedido de la Fiscalía.
Al pedir la pena, la Fiscalía, representada por Soledad Filtrín Cuezo y Pablo Rivero, plantearon que tuvieron en cuenta la “falta de antecedentes penales” del acusado pero también cómo los hechos “afectaron el proyecto de vida” de los denunciantes.
Durante su exposición, Filtrín Cuenzo repasó los dos hechos denunciados, dando detalles de lo descripto por G.F.L.G. y M.C., los dos exseminaristas denunciantes y de los testigos. En uno de los tramos se refirió a que Zanchetta hablaba “peyorativamente” de las mujeres y en otro hizo referencia a “condicionamientos” que hubo en el ambiente eclesiástico a los denunciantes y a otros que avalaron los cuestionamientos al obispo.
A su turno, Rivero planteó que el obispo ejerció “abuso de conciencia” con las víctimas quienes no actuaron por propia voluntad sino que “estaban dirigidos y manipulados” por Zanchetta. “Era el propio imputado el que decidía sobre sus personas”, señaló. Luego remarcó que puso en marcha “un juego de seducción”.
Subrayó que la Justicia tiene la “obligación” de darle “una respuesta” a los denunciantes y “a toda la sociedad de Orán y de nuestro país”.
Los testimonios
En la primera audiencia, cuando habló, Zanchetta negó las acusaciones y definió su relación con todos los seminaristas como “sana”. Planteó que detrás de la denuncia “hay otra connotación” y comentó que “tres sacerdotes le habían dicho que la denuncia se trataba de una venganza”.
Ese mismo día, los denunciantes ratificaron sus dichos. Uno aseguró que el obispo le había formulado “propuestas amorosas” y requerido “masajes” y el otro sostuvo que sufrió “episodios de significación sexual” y conductas inapropiadas “frente al público y en el ámbito privado”.
Las denuncias fueron en 2019 y los hechos datan de 2016 y 2017 y se habrían cometido en el edificio del Seminario Juan XXIII de Orán, en un domicilio particular del pueblito de Los Toldos y en la casa del religioso. Una investigación del diario El Tribuno fue la clave para que los casos salieran a luz.
El tribunal integrado por los jueces María Laura Toledo Zamora, Raúl Fernando López y Héctor Fabián Hoyos escuchó alrededor de 40 testimonios, varios de los cuales coincidieron en la descripción de que Zanchetta tenía tratos “diferenciales” con algunos seminaristas, a los que les hacía regalos, les daba más salidas y “hasta los dejaba tener novias”. También hubo referencias a “pedidos de masajes”, “abrazos desde atrás” y “apoyos desde atrás”.
En el juicio, tres psicólogas del Poder Judicial declararon que los dos denunciantes “no presentan signos de confabular o mentir” y que tenían “signos de abuso”. Por el otro lado, la defensa presentó a la psicóloga Eleonora Naranjo, que definió al religioso como “detallista, ordenado, meticuloso y autoexigente” y sostuvo que “no se advierten rasgos de perversión, o psicopatía” y que “tiene una identidad sexual adecuada”.
También declaró a favor de Zanchetta otro obispo, el de Corrientes, Andrés Stanovnik, quien fue el administrador de la diócesis luego de la renuncia del religioso. Dijo que supo de la investigación por medios periodísticos y que “no habló con las víctimas” y “no mantuvo relaciones personales con seminaristas referidos como víctimas”. Negó saber sobre “conductas indecorosas”.
El actual obispo de Orán, Luis Scozzina, declaró por escrito. Contó que tuvo coloquios formales con los denunciantes. Especificó que entre agosto y diciembre de 2018 se realizaron entrevistas y pidió a “todos los que tenían algo por denunciar que lo hicieran por escrito” para elevar los informes al Vaticano. Admitió que en sus charlas con seminaristas varios hablaron de “molestias” con Zanchetta, de “tratos discriminatorios” y “algunos expresaron sentirse acosados”. Habló de “conflicto relacional”, pero planteó que no recibió ninguna denuncia de abuso sexual.
M.C., con quien se reunió dos veces, le relató las “dificultades” que tuvo con Zanchetta y las describió por escrito después de hacer la denuncia penal. En el caso de G.F.L.G. le manifestó que en “con las expresiones cariñosas de Zanchetta se sentía abusado”. Ambos presentaron sus renuncias al seminario en 2018 aduciendo “motivos personales”.
Las fotos
Entre los momentos más tensos se contaron aquellos en que varios testigos se remontaron al momento en que encontraron fotos “pornográficas” en el teléfono móvil del obispo. Fue Luis Amancio Díaz, secretario del Obispado, quien las descubrió cuando Zanchetta le pidió que bajara unas imágenes había sacado por la firma de un convenio y otras del arreglo del campanario de la Catedral de Orán.
Díaz contó que encontró una serie de imágenes de sexo explícito entre jóvenes almacenadas en la carpeta de WhatsApp y varias selfies en las que el religioso aparecía “desnudo, mostrando sus genitales y en actitudes masturbatorias”. La declaración fue la misma que le hizo a las autoridades religiosas en su momento.
Ese material le fue entregado en un pendrive al Arzobispo Mario Cargnello. En octubre de 2015, Zanchetta fue convocado por el Vaticano para dar explicaciones; sostuvo que era un “montaje”, un “chantaje”. Dos años después, alegando problemas de salud, renunció al Obispado.
Cuando se conoció la primera denuncia de abuso del exseminarista, el Vaticano afirmó que cuando lo designaron asesor “no había denuncia de abuso sexual” y que su renuncia al Obispado estaba “ligada a su dificultad para gestionar las relaciones con el clero y a las relaciones muy tensas con los sacerdotes de la diócesis”. En ese momento no mencionaron la investigación canónica iniciada.
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