Juego limpio: el meganegocio de la FIFA, bajo leyes más severas
Suiza está cerca de aprobar la primera de dos normas contra los sobornos y la corrupción en entidades deportivas; la ONG de Blatter, que con Brasil 2014 ganó US$ 2602 millones, en la mira
En Brasil 2014, la FIFA dispuso por 32 días de 786 futbolistas valuados en 8520 millones de dólares, según el sitio alemán Transfermarkt, para montar su meganegocio. A cambio, en total, sólo pagó 70 millones, el 0,82 del capital utilizado, como compensación a los clubes que cedieron los jugadores. Deducidas esa y las demás inversiones, su ganancia neta por el último Mundial fue de 2602 millones de dólares, acumulados durante el ciclo 2011/14.
La cifra surge del Informe de Finanzas que acaba de difundir la propia FIFA. El documento detalla que sus ingresos, sólo en el último año, totalizaron 2096 millones de dólares, por los que pagó 36,2 millones de dólares en impuestos. Apenas el 1,73% de lo que facturó en el período. En España, al mejor jugador del planeta, la máxima atracción para el fantástico show de la multinacional que maneja el fútbol, en 2014 la Agencia Tributaria le descontó el 56% de su sueldo bruto anual. Esto es: de los 52 millones de dólares que Barcelona le pagó, Lionel Messi cobró 22,9 millones. El resto corresponde al Impuesto a la Renta de las Personas Físicas.
Al amparo de la legislación suiza, la FIFA elude acusaciones de corrupción y relativiza maniobras escandalosas detrás de una actividad que moviliza cifras extraordinarias.
Entre muchas razones que explican esa diferencia hay dos sustanciales: la FIFA es una "organización internacional no gubernamental sin ánimo de lucro" y al tener sede en Zurich goza de exenciones impositivas. Esto, bajo el paraguas de proyectos de desarrollo y asistencia financiera a asociaciones miembros, con la misión de fomentar "el juego, emocionar y edificar un mundo mejor". Resulta inverosímil, pero así detenta un insospechado poder. Y reservas que treparon a 1523 millones de dólares, 20 veces más que los 76 millones reconocidos en 2003.
Al amparo de la legislación suiza, la entidad que el 21 de mayo cumplirá 111 años elude acusaciones de corrupción y relativiza maniobras escandalosas detrás de una actividad que moviliza cifras extraordinarias.
"Suiza da su territorio como una suerte de puerto de piratas. Y, para mí, tiene una responsabilidad", reconoció Mark Pieth en una entrevista con Ezequiel Fernández Moores en mayo de 2012. "La FIFA aprovechó las generosas condiciones para las ONG. Ante más controles, se está transformando en una multinacional para utilizar la ingeniería fiscal de las grandes corporaciones", sostuvo Pieth, profesor de la Universidad de Basilea, al frente de la Comisión Independiente de Gobernabilidad de la FIFA desde su creación, en 2011.
A partir de esas "condiciones", João Havelange, a quien sucedió el actual presidente, Joseph Blatter , obtuvo el lucro que la FIFA no persigue... Acumuló, por sobornos para influir en la asignación de contratos de comercialización de la Copa del Mundo, US$ 40 millones, un 10% más de los 36,2 millones que la dueña del fútbol abonó en impuestos en 2014. Havelange nunca tuvo castigo en los tribunales. El caso se archivó a cambio de cinco millones de euros. La FIFA también cerró el expediente, "sin necesidad de procedimientos", acaso inspirada en "los valores humanitarios" que debe promover.
Hans-Joachim Eckert, presidente del Órgano de Decisión de la Comisión de Ética de la FIFA, consideró que la renuncia del brasileño como presidente honorario ponía fin a los hechos. Esos días de privilegio, sin embargo, estarían llegando a su fin. En respuesta a públicas irregularidades sobre la mayor organización deportiva del mundo y Blatter, su máximo dirigente desde 1998, en Suiza se espera que entre en vigor la norma que facilitará la investigación de maniobras o transferencias de fondos sospechosas. La ley asimila a jefes de estado y primeros ministros a los responsables de las casi 60 entidades deportivas con sede en el país y las considera "personas políticamente expuestas" (PEP, de allí su nombre) a ser usadas para lavado de dinero.
En respuesta a públicas sospechas sobre la mayor organización deportiva del mundo y Blatter, su máximo dirigente desde 1998, en Suiza se espera que entre en vigor la norma que facilitará la investigación de maniobras o transferencias de fondos sospechosas
"La incapacidad de la FIFA de reformarse a sí misma", descripta por The New York Times en noviembre, será suplida por herramientas externas. La PEP, que sería aprobada antes del verano europeo, es el primer paso. El segundo será la sanción de la ley de "corrupción privada", por ahora bajo análisis en las comisiones parlamentarias, que convertirá en delitos penales esos hechos. Así, por ejemplo, se podrían investigar los sobornos que favorecieron las asignaciones de los mundiales de Rusia 2018 y Qatar 2022. Eckert, sí, el mismo que absolvió a Havelange, los consideró "de muy limitado alcance (...), nada que requiriese volver al proceso de candidaturas".
No sólo eso concluyó Eckert. Se negó, además, a identificar a los miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA involucrados en el caso, según la investigación que llevó adelante el ex fiscal federal de los Estados Unidos Michael J. García, a cargo del Órgano de Instrucción de la Comisión de Ética. García accedió al puesto tras el veto de la presidenta Cristina de Kirchner al ex fiscal de las juntas militares Luis Moreno Ocampo.
El informe de García confirmó que en 2010 Mohamed Bin Hammam, al frente de la Confederación Asiática de Fútbol, destinó cinco millones de dólares para que al menos 30 dirigentes votaran por la candidatura de Qatar 2022. Bin Hammam renunció a la FIFA en 2012. García renunció en diciembre último y demandó a Eckert por la tergiversación de su trabajo de 430 páginas sobre las irregularidades en las elecciones de los próximos Mundiales. El Comité de Apelación de la FIFA rechazó el pedido. "Esto sólo puede calificarse como una farsa construida en Zurich", resumió David Conn en The Guardian.
La impunidad con la que se conduce la FIFA tuvo otro capítulo en febrero. "Las revelaciones de Der Spiegel demuestran que la Comisión Independiente de Gobernabilidad fue cualquier cosa menos independiente", señaló Pedro Pinto, portavoz de la Unión Europea de Fútbol. Lo hizo en referencia a la denuncia del semanario alemán, según la cual el director de Asuntos Legales de la entidad, Marco Villiger, mandó cambiar algunas críticas de un informe de Pieth, el titular de la comisión, especialmente las referidas a la asignación de los próximos mundiales y a ISL, la empresa de marketing vinculada con la FIFA que quebró en 2001 y a través de la cual se canalizaban los sobornos a Havelange y a otros funcionarios deportivos por unos 100 millones de dólares.
Pieth quedó enredado en la oscura trama de manejos de la FIFA. Ya había manifestado su temor por la posible pérdida de "otros diez años" en conseguir su objetivo. "Sólo piensan en su propio poder, no ven más allá de sus narices", declaró con dureza en diciembre de 2013 al diario alemán Sueddeutsche Zeitung, molesto con los integrantes de la UEFA por no impulsar los cambios para democratizar y dotar de transparencia la conducción de la FIFA.
A Blatter, que el 10 de marzo cumplió 79 años, le preocupa otra fecha: el 29 de mayo, día en que buscará acceder al quinto período consecutivo de gobierno.
"La investigación continuará. El informe aborda asuntos del pasado, y yo estoy concentrado en el futuro. No revisaremos la votación. Un estudio de expertos independientes ratifica que no hay razones para revocar la concesión de los Mundiales 2018 y 2022", fijó su postura Blatter, el octavo presidente de la FIFA en más de un siglo de vida. Tan convencido, o comprometido, está que el jueves último redobló la apuesta: la entidad que encabeza anunció que la final de Qatar será la primera que no se desarrolle en junio o julio. Se disputará el 18 de diciembre.
De todos modos, a Blatter, que el 10 de marzo cumplió 79 años, le preocupa otra fecha: el 29 de mayo, día en que buscará acceder al quinto período consecutivo de gobierno.
Por eso, horas después de confirmar la fecha de la final de Qatar 2022, recurrió a la persuasión de su tesorería y anunció la ampliación de 70 a 209 millones de dólares de los fondos por distribuir entre los clubes, básicamente europeos, que cedan a sus jugadores a las selecciones en los próximos mundiales. La intención fue calmar la ira de las poderosas ligas del Viejo Continente. La respuesta llegó el sábado último, bajo la amenaza de una presentación judicial por "daños económicos y deportivos", sugerida por el francés Frédéric Thiriez, presidente de la Asociación de Ligas Europeas de Fútbol Profesional. "Jugar un Mundial entre noviembre y diciembre plantea serias dudas sobre los motivos de muchas personas implicadas en la toma de decisiones y muestra la falta de buen gobierno del fútbol", amplió Thiriez.
"Nos tomamos muy en serio la gestión. Seguimos fieles a los principios de transparencia y responsabilidad que gobiernan el funcionamiento de nuestra institución. Aspiramos a dar un buen ejemplo a otras organizaciones", se sostiene en el Informe de Finanzas 2014. "Intensificaré el proceso de reforma. Debemos hacer todo lo posible para mejorar la credibilidad de la FIFA. Todos los sectores deben participar," declaró Blatter el sábado último al periódico suizo Sonntags Zeigtung.
Como asegura no lucrar con su actividad, el estatus de la FIFA es el mismo que el de entidades con proyectos comunitarios. No importa que sus ingresos hayan crecido desde los US$ 257 millones en 1995 a los 2096 millones del último Informe, ya sin la firma de Julio Humberto Grondona, vicepresidente de la entidad, a cargo de la Comisión de Finanzas desde 1988 hasta su muerte.
"La FIFA ha experimentado un cambio impresionante. Pasó de una pequeña organización que regulaba el fútbol al agente económico de peso que es hoy", escribió, seguramente sin darse cuenta, el suizo Doménico Scala. Fue en 2012, a poco de asumir al frente de la Comisión de Auditoría y Conformidad. No obstante, sigue siendo una ONG. Tiene el mismo tratamiento fiscal que Unicef, la Cruz Roja, Médicos sin Fronteras?
Como asegura no lucrar con su actividad, el estatus de la FIFA es el mismo que el de entidades con proyectos comunitarios. No importa que sus ingresos hayan crecido desde los US$ 257 millones en 1995 a los 2096 millones del último Informe
En su estatuto aclara que "es una asociación y, por tanto, no paga dividendos". Tiene 209 países afiliados, en no pocos casos representados por dirigentes denunciados por el anormal desempeño de sus cargos. En 2014, el desembolso por sueldos a ejecutivos totalizó 39,7 millones de dólares. La necesidad de la difusión de los salarios de los directivos fue sugerida infructuosamente por el profesor Pieth, objetado por Transparencia Internacional por cobrar para supervisar las reformas en la FIFA.
Compañera de Pieth en la comisión de Gobernabilidad hasta su dimisión en abril de 2013, la canadiense Alexandra Wrage aseguró que su trabajo en la FIFA resultó inútil. "Casi tanto como un esmalte de uñas en un club de hombres chapados a la antigua", manifestó la fundadora y ex presidenta de Transparencia Internacional. La ONG de mayor prestigio en la lucha contra la corrupción denunció que la FIFA no cumple con "los patrones de rotación establecidos para los principales cargos de las grandes empresas y organizaciones". Además, pidió la difusión completa del informe de Michael García.
La percepción de las empresas ligadas a la entidad, que aportan 177 millones de dólares por año, sufrió cambios. Sony no renovó el acuerdo que venció el 31 de diciembre. Emirates Airlines dejará su lugar a Qatar Airways. En noviembre, Adidas extendió hasta 2030 su vínculo. Por el contrato entre 2007 y 2014 había pagado US$ 325 millones. Según The Wall Street Journal, Visa, el gigante de las tarjetas de crédito, sostuvo que "comunicaciones más abiertas y directas no sólo son de suma importancia, sino la única forma de restablecer la confianza del público en la FIFA". Coca-Cola y Hyundai completan el grupo de los socios comerciales.
La voluntad de promulgar el nuevo marco jurídico e investigar a fondo lo que hace tiempo dejaron de ser sospechas marcará el futuro. Mientras, ninguna de las cifras que hasta aquí reflejaron los turbios manejos de la FIFA son comparables con los que trascienden de Qatar 2022. Detrás de un país donde el fútbol es tan popular como el sumo en la Argentina, habrá mucho más que estadios refrigerados para que los partidos no se desarrollen en condiciones propias de un sauna, pese a jugarse casi en invierno. Hay 142.000 millones de dólares. Eso es lo que The Bank of Merrill Lynch calcula que costará el primer Mundial en Medio Oriente. Diez veces más que Brasil 2014. Demasiado tentador para la ONG de Blatter?
Los bancos deberán informar
"La ley, que considera a los dirigentes deportivos como personas políticamente expuestas, ayudará a investigar los hechos de corrupción. Por ejemplo, si se detectan movimientos extraños en las cuentas de cualquier entidad, los bancos deberán informar a las autoridades suizas, sin avisar a los involucrados", explicó a LA NACION el diputado Roland Büchel, de la Unión de Centro Democrático, impulsor de los controles a las ONG radicadas en su país.
"La norma es parte de la ley de lavado de dinero y fue votada el 12 de diciembre en el Parlamento. Su entrada en vigor depende del gobierno suizo, pero probablemente sea en mayo o junio. Aún se encuentra en las comisiones el proyecto que convertirá en delito penal la corrupción privada. Esta ley permitirá abrir una investigación ante la mínima sospecha de irregularidades", agregó el legislador.
Consultado por sus expectativas sobre una modificación en la forma de conducirse de quienes están al frente de la FIFA a partir del nuevo marco jurídico, sostuvo: "Una ley no va a cambiar la mentalidad de la gente, ni cambia la estructura de la organización, pero se aplicará con vigor".
Dinero, poder y religión
- "La FIFA, con las emociones positivas que despierta el fútbol, es más influyente que cualquier país o religión", dijo Blatter el sábado último. Más allá de sensaciones, hay números contundentes. Según la consultora Deloitte, sobre datos de 2013, el fútbol genera un movimiento US$ 500.000 millones al año, que ubicaría a la organización en el 27° lugar del ranking de economías, medidas por el PBI. La Argentina, de acuerdo con el ordenamiento del Banco Mundial, está 21ª, con US$ 611.755 millones. Por empresas, la N° 1 es Apple: factura US$ 175.000 millones, con 80.000 empleados. La FIFA tiene 474.
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