Joya racionalista: escondida en un barrio del conurbano, fue cobijo de artistas y ahora está a la venta
La casa, construida entre 1938 y 1939 por el arquitecto Vladimiro Acosta, está en el barrio de Villa Sarmiento, en Morón
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Cuando Morón era puro campo y tierra, la célebre pareja de fotógrafos conformada por la alemana Grete Stern y Horacio Coppola decidió instalarse en un barrio del oeste conurbano donde criarían a sus dos hijos. Lo hicieron en una casa que hoy está a la venta, diseñada por el arquitecto ruso Vladimiro Acosta, uno de los promotores de la arquitectura moderna en el país.
Es una vivienda racionalista y sustentable que se esconde en una de las calles tranquilas de Villa Sarmiento. El sitio fue cobijo de artistas por donde pasaron desde Jorge Luis Borges hasta Pablo Neruda, atraídos por el lugar y por la figura de la fotógrafa, una artista de vanguardia.
LA NACION visitó la casa y conversó con sus actuales dueños para conocer historias como estas y los secretos que se ocultan tras sus amplios muros amarillos.
Según cuentan los biógrafos de Grete Stern (Alemania, 1904-Buenos Aires, 1999), por ser judía tuvo que huir de la Alemania nazi cuando tenía 34 años. En 1932 había cursado un año en el taller de fotografía de la Bauhaus donde conoció al argentino Horacio Coppola; se casaron y se escaparon juntos a Berlín rumbo a Londres. En ese momento, no tenía idea de que Londres no sería su destino final y que iba a pasar la mayor parte de su vida en la Argentina, en un suburbio del Partido de Morón, aunque durante muchos años por error se decía que vivía en Ramos Mejía.
Una vez elegido el terreno donde construirían, el matrimonio buscó a uno de los mejores arquitectos de esa época, Vladimiro Acosta, quien levantó la casa entre 1938 y 1939. A pesar de su formación académica y de la singularidad de sus propuestas, Acosta nunca fue del todo reconocido por sus contemporáneos, y aún hoy, para muchos, es un maestro a descubrir.
“Su estilo era el del racionalismo moderno, despojado de ornamentos, opuesto al estilo clásico”, explica el arquitecto Rodolfo Besada quien, junto a su hermano Ernesto, ingeniero, son los actuales dueños de la planta baja y del jardín que posee al fondo la vivienda.
Acosta desarrolla un sistema que llama Helios, uno de los tesoros que ostenta la parte posterior de la construcción donde hay un jardín de 70 metros de largo. El objetivo era aprovechar el clima y para ello construyó una “losa visera que es algo así como la visera de un gorro que permite que el sol caliente las habitaciones en invierno y las mantenga frescas en verano”, explica Rodolfo Besada.
Subdividida
Según los arquitectos que conforman Moderna Buenos Aires, Acosta emplea un sistema similar en una casa en Villa del Parque. Además es autor del Edificio del Hogar Obrero, entre otras obras atribuidas a este arquitecto nacido en una familia de clase alta de Odessa, Ucrania, cuyo verdadero nombre era Wladimir Konstantinowsky.
La vivienda que diseñó para los fotógrafos, ubicada en Hilario Ballesteros 1073, tiene 17 metros de frente, y está dividida en dos propiedades: una en planta baja y jardín que pertenece a los Besada; y la otra en planta alta. El sector de los Besada está a la venta. Tiene tres habitaciones, dos baños, una sala de estar, living comedor, cocina, habitación de servicio y baño. La planta alta no está a la venta.
A principios de los 40, a pocos años de haberse instalado en la vivienda, Coppola y Stern se divorciaron, y él se fue de la casa. Grete la subdividió en dos y vendió la planta baja a un propietario transitorio. Ella se quedó con lo que fue su estudio de fotografía, parte de la planta baja, y la planta alta. “Mi familia era amiga de Grete desde hacía tiempo y, en el 63, ella le ofreció a mamá venderle el sector de abajo”, cuenta el ingeniero Ernesto Besada, hermano de Rodolfo.
“Era amiga íntima de nuestra madre, fuimos vecinos durante años y compartimos veraneos. Tengo muchos y muy gratos recuerdos de ella. Era una mujer muy generosa a la que le estaré siempre agradecido por todo lo que me enseñó”, dice el hombre, que habitó la emblemática casona hasta los 26 años.
Visitas en los suburbios
Stern, alegre, sociable e inquieta, buscó que su hogar fuera un lugar donde se discutía de arte durante la Segunda Guerra Mundial. Todos querían pasar por Villa Sarmiento y sentarse a conversar con esta sobreviviente, retratista, feminista, militante y artista vanguardista. Pero además se prestaban a posar para ella, tal como lo muestra la foto de Jorge Luis Borges en el patio de la casona.
“Nos divertíamos mucho: se cantaba, se tocaba la guitarra, el piano. Éramos jóvenes, estábamos descubriendo el mundo, y visitar la casa de Grete era una manera muy agradable de hacerlo. Había mucha alegría y mucha sensibilidad”, recuerda Ernesto Schoo, frecuente invitado, en una nota publicada en LA NACION con motivo de su muerte.
Entre los artistas que la visitaban se puede nombrar a los pintores Alberto Greco, Lino Spilimbergo, María Elena Walsh de adolescente y la cuentista Silvina Ocampo, entre otros.
En esa casa, amigos, familiares y vecinos se prestaban para que ella los retratara para la famosa serie Los Sueños. Se trataba de unos curiosos collages a través de los cuales debía interpretar los sueños que enviaban las lectoras a un correo abierto para tal fin. “Sacaba fotos y tomaba como modelos a todos para la serie. Incluso retrató a su empleada, Carmen Etelvina Alaniz, La Cacho, quien la acompañó muchos años. Se hacían exposiciones y fiestas en el jardín, en un lote de 100 metros que salía hasta la calle opuesta”, recuerda Ernesto Besada.
Por otra parte, en esa vivienda ella se consagró como madrina del llamado movimiento Madí, una corriente derivada del arte abstracto, creando la revista Arturo, siendo su hogar centro de producción y debate. Grete Stern, que toda su vida tuvo un ojo avezado, sufrió en 1985 una dolencia ocular que la obligó a dejar la fotografía. Falleció en 1999, pero sus obras y la casa donde vivió nos permiten imaginar la vida de una genial artista.
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