José C. Paz: brutal tiroteo en el Concejo Deliberante
La gresca entre defensores y opositores del intendente causó ocho heridos.
La sesión de ayer del Concejo Deliberante de José C. Paz se frustró por una sangrienta gresca entre concejales y militantes de facciones opuestas del oficialismo local que se enfrentaron a tiros, cuchillazos y trompadas. Primero en la puerta y luego dentro del Legislativo comunal.
Fueron 20 minutos a puro fuego. Eran las 10.20 y en una zona muy transitada se inició la batahola, que causó ocho heridos, cuatro de ellos de bala. No había policías en el lugar, donde hubo claros intentos de homicidio.
El enfrentamiento fue producto de la lucha interna del justicialismo, entre los seguidores del intendente, Rubén Glaría, y los del candidato a sucederlo, Mario Ishii.
Ambos bandos se acusaban mutuamente de promover el enfrentamiento que se produjo en ese partido, situado unos 35 kilómetros al noroeste de la Capital y en el que viven unas 250.000 personas.
Pese a perder las internas, Glaría estudia lanzarse como candidato por fuera de la estructura del PJ, a través de lo que llaman Frente Peronista Paceño.
El Concejo Deliberante de esa localidad estuvo un año tomado por adherentes al intendente, para evitar que éste fuera destituido. El cuerpo había vuelto a sesionar el 10 de junio último.
Peligro de muerte
La pelea empezó a las puertas del Concejo Deliberante, cuando se toparon militantes que trabajan con el edil Rodolfo Pino -hombre de Glaría en el recinto- y seguidores del sector de Ishii. Primero fueron gritos e insultos y en instantes empezaron los golpes.
De repente, uno de los militantes sacó un arma, disparó y se desató el caos. Aparecían armas por todos lados. Los concejales y los agresores corrían; algunos se refugiaron en sus despachos, otros se resguardaron en la vereda de enfrente. Un verdadero sálvese quien pueda.
Ricardo Denuchi -militante de Ishii- fue uno de los heridos de mayor gravedad. Recibió un balazo en la espalda, luego de lo cual buscó refugio en la oficina de la edila radical Juana Vega y escapó por poco de la muerte.
"Detrás de él, llegó un hombre armado con una Itaka -relató Vega-. Le apuntó desde la puerta como para rematarlo, pero el tiro dio en el piso. No entiendo cómo ocurrió."
El concejal Pino aseguró que el objetivo de la agresión era matarlos a él y a los otros tres concejales fieles al intendente. "Me querían matar. Todos tenían armas blancas y de fuego. Tiraban tiros como si fueran petardos. Algunos habían traído Itakas. Es insólito que no hubiera policía. Evidentemente, había una zona liberada", acusó Pino.
Su colega Marité Zamora (PJ) también afirmó que se salvó por milagro: "Iba a subir, pero me retrasé buscando unos expedientes. De pronto vi un montón de gente con las manos envueltas en camperas y un terrible revuelo en la vereda. Un periodista local me gritó: "Encerrate en la oficina ¡Resguardate como puedas". No le hice caso y salí desesperada. Uno de los tiros pasó a centímetros de mi cabeza".
Mientras eso sucedía, en la vereda, el empleado Adrián Rodríguez fue golpeado y pisoteado. Con una piedra le desfiguraron el rostro. Fue levantado después, desvanecido, por enfermeros del hospital local.
Oscar Pérez, presidente del cuerpo, echó culpas al otro bando. "Todos bajaron de camionetas traídas por Pino. Esto pasó porque nosotros queríamos instalar una comisión que investigara al intendente. Ellos no querían que se tratara la rendición de cuentas", señaló.
El tiroteo terminó antes de que llegara la policía. Según relatos de testigos, la mayoría de los agresores escapó con las armas en una camioneta blanca.
Al mediodía, las paredes y el suelo del Concejo Deliberante continuaban llenas de sangre. Igual que algunos de los concejales. Los vidrios mostraban agujeros de bala.
La policía y la fiscalía de San Martín tomaron declaración testimonial a integrantes del Concejo. Fuentes policiales confirmaron que se detuvo a seis personas. En el edificio se encontraron un revólver 38 especial y cinco balas servidas de escopeta.
En el hospital confirmaron que tres de los heridos se fugaron.