Jornadas más largas, sin horarios y con los chicos encima
Más de uno habrá soñado alguna vez con la posibilidad de trabajar desde el hogar, cerca de la familia, sin el estrés del tránsito, en pijama y con pantuflas. Pero ahora que el teletrabajo se convirtió en la realidad obligada de miles de trabajadores, el presente dista mucho de ser como se soñaba. Además de la nueva rutina laboral, se sumaron la suspensión de clases de los chicos en la cuarentena y la exigencia a veces diaria de cumplir con tareas de lo más variadas.
Como si fuera poco, muchas familias no cuentan con un espacio de trabajo apropiado en el hogar, y el mismo living se convierte en oficina, aula de escuela y patio de recreo de los chicos. Además, la permanencia de todos los integrantes a tiempo completo en la casa demanda también un plus de tiempo y energía para mantenerla limpia, cocinar, hacer las compras y, por sobre todas las cosas, convivir en paz y armonía.
La sensación compartida es que se trabaja todo el día, sin horarios y muy lejos de una rutina saludable.
Paola Gómez es contadora y se desempeña en el área de finanzas de una empresa que vende instrumental médico. Está casada con Marcos, con quien tienen dos hijos: Mateo, de 4, y Uma, de 9, y viven en un departamento en Villa Pueyrredón. Si bien antes de la cuarentena disponía de dos días mensuales de home office que utilizaba para ocasiones especiales, como actos en el colegio de los chicos o reuniones de padres, el teletrabajo diario ha sido para ella un cambio rotundo.
"Como los chicos van a un colegio de media jornada turno tarde y yo trabajo desde las 9 de la mañana, una señora los cuida cuando me voy y se queda con ellos hasta que yo llego del trabajo. Además, otra persona me ayuda con la limpieza una vez por semana, porque como en la semana trabajo, intento que los sábados y domingos sean para disfrutar en familia. Ahora todo cambió. Mi marido también trabaja desde casa y me ayuda, pero para algunas demandas, la primera palabra de los chicos sigue siendo mamá", asegura Paola, que es la encargada de las compras familiares, ya que su marido integra uno de los grupos de riesgo y no puede salir.
Por la naturaleza de su trabajo, estas semanas son, ya de por sí, complicadas. Aunque cada día impone su propio ritmo, trata de comenzar la jornada lo más temprano posible y aprovechar para trabajar cuando los chicos todavía duermen. "Cuando ellos arrancan, está también el desafío de hacer la tarea, tanto de la nena como del nene, que está en sala de 5. Tenemos dos computadoras, pero los dos trabajamos. Se hace difícil", agrega Paola, que cuenta haberse encontrado enviando mails a las dos de la mañana.
También reconoce que le cuesta mucho pautar una rutina, que van día a día y con una sola vía de escape: el balcón, que antes prácticamente no usaban y ahora lo utilizan para que los chicos descarguen un poco de energía.
"Yo trabajo con números, y a veces la concentración se hace difícil durante el caos del día, entonces espero a que los chicos se duerman para hacer ciertas tareas. Son días chicle, eternos", reflexiona.
Más de 3 millones de personas
- Desde casa. El trabajo a distancia alcanza a más de 3 millones de trabajadores, entre un 27 y un 29% del total, según un estudio realizado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec). Entre 8,3 y 8,5 millones no pueden hacer home office.
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