Comienza su carrera de fotoperiodista en 1958 en las más importantes editoriales del país, pero su mirada más potente está en sus fotografías hechas entre asignaciones de notas. Su búsqueda personal filosa y elegante lo convierte en un referente y un artista de culto para las generaciones posteriores de fotógrafos. Su muerte, en 1996, dejó en un suspenso triste las agradables tertulias en el bar San Nicolás de la avenida Córdoba y Paraná donde tomaba café y conversaba de Borges u Oscar Wilde, mostraba sus fotografías y miraba gentilmente las de otros fotógrafos.
Gracias al gran trabajo de Ataúlfo Pérez Aznar como curador de sus fotos (una tarea de cuatro años) ahora podemos admirar 120 obras en la muestra Jorge Aguirre Antológica 1957-1993 en Fola (Fototeca Latinoamericana), Godoy Cruz 2626 en Palermo, desde el 15 de marzo hasta el 23 de junio.
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