Javier Cercas: "Yo escribo sobre aquello que no conozco"
En Buenos Aires el escritor español habló de su última novela, Las leyes de la frontera
Lo primero que vio Javier Cercas al entrar en la cárcel fue a una adolescente rumana que lloraba a lágrima viva. La chica lo miraba a los ojos como un animal golpeado, como si preguntara: "¿Qué hago aquí?". Cuando Cercas quiso saber qué había pasado con ella, le respondieron: "Nada, ha robado un bolso".
"Debería ser una asignatura obligatoria en los colegios -asegura hoy Cercas-. Después de ver eso, no te dan ningunas ganas de pasar una temporada allí adentro."
No es que el escritor español haya estado ahí por cuestiones personales. La visita se dio en el contexto de una investigación para su última novela, Las leyes de la frontera (Mondadori), en la cual cuenta la historia de tres delincuentes juveniles de Cataluña que asaltaban bancos a fines de los 70. Aunque Cercas vivió en ese lugar e incluso conoció a varios de ellos, nada de lo que cuenta es biográfico, ni siquiera real. De ahí, dice, la necesidad de investigar. "Necesito saber de qué estoy hablando. Desde un punto de vista moral, yo escribo sobre aquello que no conozco. A mí lo que me pone a escribir son preguntas y el libro intenta formularlas de la manera más compleja posible", explica en diálogo con LA NACION, durante su visita a Buenos Aires, en el marco de la Feria del Libro.
En efecto, en Soldados de Salamina todo nace a partir de un episodio real de la Guerra Civil Española cuando el ideólogo de La Falange, Rafael Sánchez Mazas, es capturado por un soldado republicano que, pudiendo fusilarlo, lo deja vivir: la pregunta por ese gesto construye la trama. Y en el colosal Anatomía de un instante dedica más de 400 páginas a explorar por qué Adolfo Suárez, entonces presidente, permaneció inmutable en su butaca mientras las tropas golpistas de Tejero entraban en el Congreso a los tiros el 23 de febrero de 1983.
Esta vez, los interrogantes son de índole más personal: ¿qué hubiera pasado si él mismo, durante su adolescencia, se hubiera quedado del lado de los delincuentes, cruzando la frontera para siempre? "Este libro significa volver a la ficción", plantea Cercas, aunque para eso haya recurrido a los elementos de la no ficción: bajo la figura de la entrevista, recrea la vida de estos personajes imaginarios.
-¿Es intencional tu voluntad de horadar los géneros?
Es que la novela, tal y como yo la concibo, no es a la manera decimonónica, sino que es la primitiva, la previa al XIX: funciona así, horadando los géneros o, más bien, fagocitándolos. Para mí, la posmodernidad es ir a la premodernidad: ir a esa novela mucho más libre, un género de géneros. La novela primitiva: de Cervantes, de Sterne. En mis libros está eso; yo uso los géneros libremente y convierto la novela en un cóctel.
-¿Hay en tus libros una voluntad de entender al otro?
-Tratar de entender al otro es indispensable para un escritor, es ponerse en su piel. Entender no significa justificar: es lo contrario. Si un novelista consiguiera que entendiéramos a Hitler, sería maravilloso.
-En ese sentido, enAnatomía de un instante, te alejás del periodismo de denuncia...
-Cada género tiene sus exigencias. No tengo nada contra el periodismo de investigación, pero la función de la literatura no es ésa. Una literatura que dice que Hitler era malo... bueno, sí, ya lo sabemos. Hubo una película, La caída , que generó una de las polémicas más necias de la historia del pensamiento occidental. Denunciaban que presentaba a un Hitler humano. ¡Pero es que ése era el problema! Mi función no es decir que un chico que atracaba bancos era malo, sino contar sus complejidades. En Anatomía de un instante yo hice lo que había que hacer: en España se había presentado a los políticos de la transición o como héroes o como villanos. Yo los presenté como personas.
- ¿Buscás el cruce entre la historia y las pequeñas historias personales?
-Eso parece sí, al menos desde Soldados de Salamina , cuando descubro que el pasado es una dimensión del presente. No es algo archivado. Mis novelas no son históricas, hablan de ese presente ampliado. Vivimos una dictadura del presente, creyendo que se explica por sí mismo, y es falso. Y es imposible entender lo colectivo sin lo individual.
-De hecho,Anatomía de un instante remite a tu propia vida...
-Sí, al final ese libro no habla de Adolfo Suárez ni de la transición ni de la conquista de la democracia ni del golpe de Estado: ese libro habla de mi padre. Cuando él murió, yo entendí que el libro era un intento de reconciliarme con él.
-¿Las leyes de la frontera dialoga conLa ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa?
-Es posible, me gusta pensarlo. Picasso decía que la originalidad es parecerse un poco a todo el mundo, pues ojalá me parezca un poco a Vargas Llosa y un poco a Borges, y a un montón más.
-A propósito: ¿qué opinás de la polémica en torno a Vargas Llosa que se generó en la Feria del Libro de nuestro país, en 2011?
-Me hizo mucha gracia un comentario de Beatriz Sarlo, que dijo que era tan absurdo como si el rey de España se negara a estar en un sitio conmigo porque yo había escrito un libro crítico con él. ¡Y poco después su hijo me dio el Premio Nacional! No, no lo entendí muy bien, la verdad.
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