Jane Goodall: "No culpemos a los murciélagos por el coronavirus"
De pie en el centro del escenario con Mr. H el chimpancé de trapo que viaja con ella desde hace 60 años, Jane Goodall saluda a la audiencia emitiendo el sonido de esos animales. Cuando hace silencio, el público, como por arte de magia, se transporta a Tanzania, más precisamente a Gombe, adonde hace 60 años empezó la historia de esta leyenda viviente, la científica, etóloga y primatóloga de 86 años, considerada una de las 100 personas más influyentes del planeta.
A los 26 años, Goodall se fue a África a estudiar a los chimpancés en libertad, bajo la supervisión del doctor Leaky, un paleoantropólogo inglés. Allí descubrió que no solo tenían el mismo tipo de emociones que los humanos sino que todos contaban con diferentes personalidades, y muchas similitudes con nosotros. El chimpancé es nuestro pariente más cercano. Jane comprobó que eran capaces de crear sus propias herramientas para sobrevivir. Su trabajo de campo es uno de los mas valiosos y prolongados sobre animales en libertad que exista, ya que cambió el modo de comprender los animales y revolucionó el mundo científico.
Goodall, este ícono de la defensa de los animales y el medio ambiente, Mensajera de la Paz de la ONU y Dama del Imperio Británico, viaja 300 días al año para llevar su poderoso y claro mensaje hacia todos los puntos cardinales, haciendo oír su dulce y firme voz, alertando acerca del cambio climático y promoviendo una armónica coexistencia con todos los seres vivos. Es certera, empática, compasiva e inteligente. Apela siempre al corazón de la gente sin dejar de decir todo lo que los seres humanos no estamos dispuestos a comprender: o dejamos de manipular a la naturaleza y a los animales o nos quedaremos sin nuestra casa, la Tierra. En breve saldrá su último documental realizado por National Geographic: "The Hope".
La científica pasa la cuarentena en Inglaterra, en su casa natal, junto a su hermana, un whippet y un galgo, "Bean", rescatado de las carreras.
- ¿Dónde la encontró la cuarentena?
- Por suerte estaba en Inglaterra, en la casa donde nací, en Bournemouth, en la costa sur. Literalmente estaba subiéndome a un taxi para empezar una gira, cuando me llegó el mensaje de que mi vuelo se había suspendido. Al principio me sentí muy frustrada por no poder seguir trabajando, pero después entre todos creamos una "Jane virtual" y desde ese momento no dejamos de trabajar. ¡Creo que nunca he trabajado más en mi vida!
- ¿La sorprendió el coronavirus?
- No, para nada. Estaba anunciado. Somos nosotros los que hemos facilitado todas las condiciones para lo que está sucediendo debido a la manipulación que hacemos de la naturaleza y la crueldad con la que tratamos a los animales. Se sabía que llegaría, como sucedió con los otros virus anteriores, no es la primera vez que uno pasa de los animales a los hombres, y continuará pasando si no dejamos de maltratar al planeta y a los seres vivos. Estamos destruyendo el hábitat de los animales y ellos se ven forzados a tener un contacto más estrecho con los humanos, viven hacinados, estresados, destruimos su hábitat y los juntamos. Los virus saltan de una especie a otra y cuando se dan las condiciones pasan al ser humano como sucedió en un mercado húmedo con animales salvajes. No todos los mercados húmedos en Asia tienen animales salvajes. Pero también podría haber empezado en cualquier lugar: Asia, África, Europa o Medio Oriente, América, en crías intensivas de granjas, en "Bush markets" africanos, en tantos lugares. El vih se originó en África por comer chimpancés, y el Mers-Cov en Oriente Medio a través de un camello doméstico. La fiebre porcina en Iowa, Estados Unidos, y tenemos el Sars que estuvo confinado a un área y el virus originado por los caballos y el ébola que causó muchísimas muertes y quedó en África. Podríamos seguir.. Es tiempo de que empecemos a respetar a los animales, a dejar de tratarlos como commodities, a invadir los hábitats, destrozar los bosques y empezar a comprender que están directamente conectados. Todo lo que hacemos manipulando la naturaleza afecta directamente a los animales y crea las condiciones para que los virus pasen a los humanos
- ¿Usted cree que el efecto que produjo el Covid-19 que se esparció al mundo entero fue diferente al resto de los virus y que producirá un cambio de costumbres y forma de vivir?
- Esta vez lo que me sorprendió fue el efecto que generó el virus. La novedad fue la velocidad con que se traslada de un humano a otro y eso ocasionó que el mundo se parara. Millones de personas quedaron sin trabajo, sin poder salir de sus casas y se esparció por todos lados. Vimos miedo en los ojos de la gente. Cuando los chimpancés enfermaron de polio en Gombe y los que estaban sanos veían que no podían caminar se alejaban de ellos por miedo. Es algo parecido a lo que es hoy el aislamiento social por el coronavirus. Hay miedo en los ojos de la gente y se cruzan de vereda. Además sucedió algo muy importante y es que los ciudadanos realmente vieron el efecto que produjo en el ambiente. En las ciudades, la gente respiró aire limpio por primera vez en mucho tiempo, y eso no pasó inadvertido para nadie. Incluso algunos vieron las estrellas por primera vez. Nadie quiere volver a la polución y a esta forma de vida tan fea que hemos creado. Dentro de todo, con el coronavirus tuvimos suerte de que las muertes no fueron tantas, si pensamos en el porcentaje.
- ¿Cuáles son los principales problemas que deberíamos resolver?
- Tenemos cuatro grandes problemas. Estos son: la pobreza, la corrupción, la densidad de la población y la definición de éxito. Con respecto de la pobreza, si uno es muy pobre y debe sobrevivir no se le puede pedir que no dispare a un mono o lo capture para venderlo o tale el último árbol, sin darle otra alternativa. Desde hace años, a través de la fundación Roots & Shoots (Raíces y Brotes), ayudamos a la gente más pobre a generar su medio de vida alternativo sin destruir la naturaleza y los animales. Nunca vamos a poder responder a todos los problemas que hemos creado, a menos que nosotros reduzcamos este medio de vida insostenible. Para aquellos que no les importa la vida salvaje, creo que deberían pensar en sus hijos, pues estamos destruyendo nuestra casa. El planeta tiene recursos limitados y ese será nuestro fin. Nuestro modo de vida es insostenible y en ello me incluyo. Tenemos mucho más de lo que necesitamos. No podemos pretender que todos volvamos a ser pobres, pero sí creo que debemos repensar la definición del éxito. ¿Qué es el éxito? Ahora es plata y poder. El éxito es puramente económico y eso nos lleva a alejarnos y a destruir el mundo natural y a abandonar completamente nuestra vida espiritual. Tenemos 7.2 billones de personas en el planeta y estamos usando todos los recursos naturales. En 25 años se estima que va a haber 9.7 billones de personas. Y luego tenemos la corrupción, que está en todo el mundo. En algunos lugares más que en otros, pero está en todos lados y causa un daño enorme. Cuando salgamos de esta pandemia, que será con mucho dolor, tenemos que enfrentar el cambio y dejar de faltar el respeto a nuestra tierra, nuestra casa y en consecuencia a nosotros mismos. Es la única que tenemos. El ser humano tiene un intelecto capaz de todo y cuando lo usa para el bien es capaz de lograr todo. La gente joven está cambiando y hay esperanza.
- Su Fundación Roots & Shoots (Raices y Brotes) está también en China. ¿Cómo reaccionó este país ante el Coronavirus?
- Reaccionó muy rápido al prohibir comer, exportar y vender animales salvajes. Los mercados húmedos volvieron a abrir, pero la mayoría no venden especies salvajes. Están haciendo un proyecto para que la prohibición sea permanente. En China lo que hicieron -debido a que el Pangolín es conocido por ser muy bueno para la medicina tradicional- fue removerlo al principio de la lista de los animales protegidos. Además, allí se paga un impuesto por la medicina tradicional y hay una lista de los animales que se usan. Pero como en muchos países, hay mucha corrupción y esto es uno de los grandes problemas. Pero la mayoría de los chinos no come animales salvajes. Están empezando a cuidar el medio ambiente, pero se están trasladando hacia otros países, como hicieron las colonias europeas en su momento.
- Usted estuvo varias veces en Argentina. En una de esas ocasiones vino a filmar Jane & Payne en Patagonia. ¿Cómo fue esa experiencia?
- Fue mi primera vez en la Patagonia y pudimos ver las ballenas. Fue una experiencia mágica vivir y filmar allí con Roger Payne (quien descubrió el canto de las ballenas jorobadas y trabaja para su conservación) y Boy Olmi, el director. Además con Payne empezamos a investigar al mismo tiempo, en 1960. El a las ballenas y yo a los chimpancés. No nos conocíamos personalmente y fue muy enriquecedor poder hablar de todos los temas que nos preocupan y trasmitirlos en el documental. Y vivir allí, cerca de ellas.
Me sorprendió fue el efecto que generó el virus. La novedad fue la velocidad con que se traslada de un humano a otro y que ocasionó que el mundo se parara. Millones de personas se quedaron sin trabajo, sin poder salir de sus casas y se esparció por todos lados. Vimos miedo en los ojos de la gente
- ¿Recorrió el resto de Argentina?
- Estuve el tiempo suficiente como para ver los efectos de la deforestación para criar vacas en tierras que en principio no eran aptas para ello. Creo que la cría intensiva es muy cruel, no así la cría a campo, salvo el final, claro. Las vacas en general están mejor que otras especies, pero es muy malo para el medio ambiente. Se solucionaría en gran parte el tema del alimento si no debiéramos alimentar a todos los animales que luego se convertirán en carne, que además no es buena para la salud. Creo que tenemos que encontrar maneras para que el ser humano pueda vivir sin cazar, ni torturar y empezar a pensar en no comer animales, especialmente de las granjas intensivas. No solo es cruel sino que destruye enormes áreas solo para alimentar estos animales que luego van a convertirse en carne para nosotros. También usamos una cantidad enorme de agua. El cambio climático es algo todavía mucho más amenazante que esta pandemia que se va a ir. Pero si no hacemos algo el globo se va a calentar y va a llegar el momento en el que no va a ser apto para los humanos. Y tenemos que aprender que somos parte de este mundo natural y no estamos separados
- ¿Cuál es la principal diferencia entre los chimpancés y nosotros?
- Es que a pesar de que ellos pueden ser muy agresivos también, no lo hacen jamás a sangre fría. No elucubran. Pero sí hay ocasiones, recuerdo una en particular, que producen algo más parecido a una guerra civil. Chimpancés que habían pertenecido a una misma familia se aliaron con otros y mataron a los que habían pertenecido a su familia.
- Si tuviera que elegir un consejo...
- Acordarnos que cada día que estamos en este planeta, hacemos la diferencia. En cada acto que realizamos, pensar si estamos haciendo daño, si para hacerlo se ejerció la crueldad con los animales o si estamos estropeando algo. Preguntarnos con cada pequeño gesto y cada día si estamos creando un mundo mejor. Cada pequeño detalle de cada uno de nosotros, hace la diferencia.
- ¿Su próxima aventura?
- Una vez que termine aquí, que hay tanto para hacer, seguramente sea descubrir qué es lo que descubro el día en que muera.
RootsandShoots - Instituto Jane Goodall Argentina
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