Irene Caselli, periodista de The Correspondent: "Lo más importante del periodismo de hoy es la calidad y la precisión"
Irene Caselli es periodista multimedia hace más de 15 años, en una tarea que desarrolló entre Europa y América Latina. Fue la corresponsal de la BBC en Venezuela cuando murió Hugo Chávez y sus trabajos se publicaron en The Washington Post, The Guardian, El País y otros grandes medios.
También produjo un documental de media hora sobre el fútbol femenino y la desigualdad de género. Políglota (domina seis idiomas: italiano, inglés, español, alemán, francés y portugués), Caselli es corresponsal de The Correspondent, un sitio internacional nacido a imagen y semejanza de su primo neerlandes fundado en 2013 por el periodista Rob Wijnberg, el director creativo Harald Dunnink, el director de tecnología Sebastian Kersten y el editor Ernst-Jan Pfauth.
El De Correspondent de los Países Bajos surgió de una increíble historia de éxito basada en lo que se conoce como el "crowdfunding", es decir los proyectos digitales sustentados en la donación de otros usuarios. La idea periodística es apartarse del ciclo de noticias veloces para explicar el contexto y hacer foco en los temas de agenda que tienen menos cobertura en los espacios tradicionales.
En una entrevista para la serie "Coronavirus y medios" de LA NACION, la periodista -autora de un newsletter de recomendable lectura sobre el ser padres y madres, y la importancia de la niñez- explica por qué es importante que los medios puedan contribuir a crear un mundo mejor, detalla cómo funciona el modelo de unbreaking news (en oposición al último momento clásico de los sitios de noticias) de The Correspondent y relata su experiencia como corresponsal, ahora con base en Lagonisi, una zona residencial ubicada a 30 km al sureste de Atenas.
- ¿Qué significa que The Correspondent cumpla un año de vida?
- Me da mucha esperanza con relación al periodismo y al mundo en el cual vivimos. No lo digo solo porque trabajo ahí: fui socia fundadora deThe Correspondent en 2018, durante la campaña de recaudación de fondos, mucho antes de postular por un trabajo allí. Me da esperanza porque significa que hay gente dispuesta a pagar para leer periodismo de calidad, sin publicidad ni intereses económicos que marquen la agenda, un periodismo que no está determinado por el ciclo de noticias de 24 horas, un periodismo que puede contribuir a crear un mundo mejor. Como dijo nuestra managing editor, Eliza Anyangwe, somos "desvergonzadamente optimistas e idealistas". El hecho de que 50.000 personas donaran para un medio que aún no existía en 2018 y que ahora una parte de ellos se quedara para un segundo año (y además hubo más miembros nuevos que llegaron durante este año) me confirma que no somos los únicos idealistas en el mundo.
- ¿Dónde se puede marcar una diferencia hoy en materia de producción de contenidos periodísticos digitales?
- La diferencia más grande se marca desacelerando el ritmo de producción. Después de trabajar más de 15 años como periodista freelance, siendo 10 años corresponsal en América Latina para medios internacionales como la BBC, me di cuenta de que el hacer noticias me estaba alejando del hacer periodismo. Un ejemplo: era la corresponsal de la BBC en Caracas cuando murió Hugo Chávez. Ese día estuve muchas horas conectada desde una terraza para poder hacer lives en televisión y radio, y la pregunta era siempre la misma: ¿Cómo está reaccionando el pueblo venezolano? Y realmente, no tenía idea. Estaba en una terraza, no tenía chance de bajar a hablar con nadie porque estaba haciendo 7 u 8 lives por hora. Tuve que convencer a mis jefes para poder bajar a reportear, o sea, a hacer periodismo. Con The Correspondent publicamos una historia o dos por día. En general son lecturas más largas (ahora incorporamos audio también), pero son notas que te ayudan a entender qué pasa en el mundo sin detenerse en los detalles diarios de la vida. Un ejemplo: cuándo pasó el Brexit, nosotros publicamos una historia sobre el hecho de que la noticia más importante en el Reino Unido no era el Brexit, sino que en los últimos años sus tasas de mortalidad han estado en aumento, principalmente por los recortes de gasto público. Considerando que publicamos esta nota en diciembre de 2019, y que en 2020 arrancó la pandemia, ese análisis del gasto en salud pública es aún más relevante ahora que hemos visto cómo el gobierno britanico ha tenido problemas en manejar la crisis del coronavirus.
- ¿Por qué resulta tan relevante el modelo de membresía para medios de calidad?
- El elemento más importante de este modelo es que se puede crear un periodismo sin publicidad. Me acuerdo que cuando trabajaba para la BBC en Ecuador, reporteaba a menudo sobre escándalos ambientales y el daño hecho por las petroleras en la Amazonía. La BBC es estatal, pero su sitio web funciona con publicidad afuera del Reino Unido. A menudo había notas mías sobre el medio ambiente acompañadas por publicidades de compañías petroleras. Este tipo de publicidad, que a veces es mucho más oculta, daña la reputación y eficacia del trabajo periodístico. Pero hay un elemento más: nuestros miembros no son solo personas que nos bancan. Nosotros los consideramos nuestra comunidad de expertos. En mi caso, algunos me han ayudado a buscar fuentes para notas, han leído mis notas antes de la publicación y han sugerido maneras de enfrentar temas. Así como ellos confiaron en nosotros, nosotros confiamos en ellos. Y al final es una cuestión numérica: 100 lectores saben más que un periodista.
- ¿Puede explicar con detalle que significa el modelo de unbreaking news que promueven?
- El eslogan es un juego de palabras con breaking news, o noticias de último minuto. Las breaking news se enfocan en noticias de eventos excepcionales, sensacionales, negativos y corrientes. Pero nosotros queremos hacer lo opuesto de las breaking news: creemos que escribir notas que cuenten el minuto a minuto de los eventos no explica lo fundamental del evento. Queremos explicar lo que pasa normalmente. Queremos explicar el clima, no el tiempo del día. Lo hacemos con corresponsales que, como yo, se enfocan en un tema específico, son expertos de ese tema, y explican en manera transparente su proceso periodístico y de investigación. Por ejemplo, yo me ocupo de los primeros mil días de vida, o sea, de la primera infancia, pero también de lo que implica eso, es decir, la sexualidad, los derechos reproductivos, el embarazo... Mi tesis es que hablamos de los niños solo cuando pasa algo negativo, pero ellos representan un tercio de la población mundial y los consideramos adultos no terminados… Recién escribí una nota sobre el hecho de que nunca había pensado en la infancia de Trump, y que de alguna manera sentí empatía por el abuso psicológico del cual el presidente de EEUU fue víctima durante esa etapa de su vida. Y terminé mi nota diciendo que deberíamos tener presente la niñez de nuestros líderes cuando votamos, y lo importante que es criar a niños amados para que no termine habiendo niños abusados que son adultos abusadores.
- Qué es más importante a la hora de producir contenidos periodísticos digitales: ¿velocidad, calidad y/o precisión?
- La calidad y la precisión son mucho más importantes que la velocidad. ¿Cuál es el punto de rápidamente tuitear algo, o publicarlo como breaking news, sin chequearlo? Los periodistas pensamos que es necesario ganar una batalla sobre quién llega antes a anunciar algo, pero el punto del periodismo debería ser funcionar como traductores de la realidad para la gente, contar algo del mundo que nosotros hemos llegado a entender y que los demás puedan entender también. Y también, claro, ser el watchdog del poder. Con el ritmo de la televisión 24 horas y las breaking news nos hemos empezado a confundir sobre cuál es nuestro rol.
- ¿Cómo están viviendo periodísticamente la pandemia de coronavirus?
- En un sentido parece que nuestra redacción hubiese sido creada para sobrevivir en una pandemia. Desde que arrancamos en septiembre 2019, los cinco corresponsales hemos estado trabajando remoto (desde India, Nigeria, EEUU, Londres/El Cairo y yo desde Italia, Argentina y ahora en Grecia), y los otros ocho miembros del equipo estaban en Amsterdam, en la misma oficina de The Correspondent, nuestra publicación hermana que arrancó en Holanda en 2013. Desde siempre nuestro pequeño equipo ha tenido reuniones editoriales por zoom con el resto del staff (dos veces por semana), más reuniones particulares entre redactores y editores, y una reunión diaria del equipo sin los corresponsales. Cuando la oficina, que tiene base en Amsterdam, tuvo que cerrar por el Covid-19, todos seguimos con nuestras rutinas en zoom. Y nuestro periodismo tuvo hasta más sentido: somos una publicación transnacional, que se basa en la idea de que hay que ser transnacional para entender lo que pasa en el mundo. El coronavirus en un ejemplo perfecto de cómo al periodismo encerrado en realidades hiperlocales puede perder perspectiva.
- En septiembre de 2018, The Correspondent estableció un récord de recaudación por medio del crowdfunding. ¿Qué enseñanzas deja esta experiencia para otros proyectos?
- En el caso de The Correspondent, se dio una recaudación increíble (en parte porque Jay Rosen, un profesor de medios de NYU, fue invitado a hablar en The Daily Show y así llegamos a muchas más personas). The Correspondent en holandés llevaba ya cinco años haciendo periodismo con miembros, creando cambios en la política holandesa, y había creado un ejemplo de un periodismo diferente. Cuando los fundadores decidieron lanzar en inglés, todo era más complicado. ¿Cómo crear una campaña transnacional para un medio transnacional que aún no existía? Pero la campaña fue un éxito y nos permitió lanzar la plataforma y arrancar. Creo que sin haber tenido la experiencia previa de The Correspondent y embajadores como Jay Rosen, hubiera sido mucho más difícil vender un "producto" que todavía no existía. En Holanda, cuando se hizo la recaudación de fondos en 2013, Rob Wijnberg, uno de los fundadores, era una personalidad conocida en el país y logró sumar miembros gracias a su recorrido como periodista. Creo que en este sentido el crowdfunding tiene sentido para medios en contextos locales donde se conoce a los periodistas o fundadores (por ejemplo, como con La Silla Vacía, en Colombia), y a nivel transnacional nosotros somos una excepción.
- ¿Por qué hoy es fundamental trabajar de manera más cercana a los lectores y qué mecanismos utilizan para establecer esta relación?
- Como reportera es imposible poder hablar de una realidad más allá de la mía, y aún menos escribir algo que tenga sentido para miembros en más de 130 países en el mundo. Es fundamental que los miembros me aporten sus experiencias. En mi caso, por ejemplo, he tenido miembros que han leído mis notas antes de la publicación porque me adelantaron en mensajes que eran expertos en los temas que iba a cubrir (por ejemplo, hasta cité a uno, un pediatra en EE.UU que se enfoca en trauma, en una nota que escribí sobre trauma infantil). También hay miembros que han ayudado a mi colega Tanmoy Goswami (que escribe sobre salud mental) a cambiar el enfoque de una serie que estaba escribiendo sobre cómo el coronavirus nos dejó a todos con una falta del sentido del tacto: un miembro que sufre de atrofia muscular espinal le escribió para decirle que para la gente con disabilidades esto pasa siempre, y Tanmoy se dio cuenta que estaba viendo el tema del tacto solo de su perspectiva, y cambió su plan de reportajes. En general, cada corresponsal tiene un newsletter semanal en el cual cuenta el detrás de escena de cómo hace periodismo. Yo misma he llegado a contar por qué decidí no publicar una historia que pensaba que no iba a aportar mucho. Ahí muchas veces les cuento a los miembros del sitio qué estoy pensando sobre un tema y pido consejos o ideas de libros para leer o anécdotas personales. Gracias a lo que me han escrito, pude usar anécdotas personales para arrancar una nota sobre los primeros recuerdos, y mi trabajo ha ayudado a un miembro a describir más sobre su propio nacimiento (en la cárcel iraní de Evin).
- ¿Qué significa ser inclusivo y diverso en el periodismo de hoy?
- Significa que sea una redactora trans que escriba sobre los comentarios transfóbicos de JK Rowling, que sea una corresponsal nigeriana que escriba sobre cómo el distanciamiento social puede funcionar solo en algunas sociedades del norte, que sean corresponsales negras que escriban sobre el significado de Black Lives Matter. Significa que líderes indígenas tomen la palabra para contar qué significa el cambio climático en sus regiones. Significa también que nuestro modelo de membresía es "pagá lo que puedas", y que hay miembros que pueden pagar solo 1 dólar al año (así lo hizo un estudiante de la India que nos dijo que esperaba poder aumentar su contribución apenas pueda). Significa también monitorear quién hace nuestro periodismo: las personas que escriben, las que ilustran y hacen fotos y gráficos, las que citamos y las que leemos. Al cumplir un año hicimos nuestro primer análisis y tenemos todavía mucho trabajo para hacer: los 225 artículos que utilizamos para el análisis fueron escritos por 64 redactores, la mayoría de los cuales son blancos (66.8%), mujeres (52%), y con base en el Global North (74%). En este reporte del primer año, nuestra managing editor explica con más detalle todo. El problema es más grande con las personas que citamos. Nuestras fuentes primarias son 59% hombres, 59% blancos, 62% en el Global North. Y de fuentes secundarias, 64% hombres, 77% blancos, 94% Global North. O sea, todavía estamos citando estudios y libros de hombres blancos en el hemisferio norte. Tenemos mucho trabajo para hacer.
- ¿Cómo vive la pandemia a nivel personal, familiar y profesional?
- Me siento afortunada por tener un trabajo fijo, especialmente después de muchos años que trabajé como freelancer. Y desde el punto de vista profesional siento que trabajo en un lugar que me da esperanza y que no me deja negativa al final del día, es un lugar donde puedo desarrollar mi creatividad y me exige seguir mi instinto. Desde el punto de vista personal, la pandemia nos agarró con una vida nomádica. Mi marido es argentino, y nuestro hijo tiene un año y medio. Pasamos tres meses en Argentina con familia y amigos, y llegamos a Italia (mi país natal) el 1° de marzo, cuando solo Milán estaba señalada como zona roja. Teníamos planes de viajar a varias conferencias pero en dos días se deshizo todo. Nos encontramos sin casa y pensamos alquilar algo en Sicilia, cerca del mar. Paramos un fin de semana a ver a mis padres en Nápoles, y la pandemia nos agarró ahí. Fue una convivencia forzada y difícil (duró casi cuatro meses), pero espero que con el tiempo voy a valorar más esas semanas compartidas. Nuestro plan para 2020 era mudarnos a Madrid. Pero por varias vueltas de la vida, terminamos en Grecia y ahora nos vamos a instalar en las afueras de Atenas. Mi trabajo hubiera sido imposible si mi pareja, que también es periodista, no hubiese relegado su trabajo para tomar la responsabilidad de cuidar a nuestro hijo todo el día, mientras yo trabajo. Creo que la pandemia evidenció que es importante estar bien esté dónde uno esté, y trabajar para llegar a ese lugar ideal.
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