Un té de lujo inaugura una nueva tradición en las mujeres de esta familia
Una de las emociones más lindas de la vida es la sorpresa. Y sobre todo cuando se trata de dársela a quienes más queremos. Es evidente que agasajar a tu mamá, a tu marido o a una amiga es una práctica que deberíamos realizar con frecuencia, pero también es cierto que hay momentos que se vuelven clave para desplegar nuestra creatividad y poner nuestro mejor esfuerzo para mimar al otro.
Aunque ya sabemos que el Día de la Madre es todos los días, lo cierto es que esa fecha puntual nos toca a todas las mujeres de un modo especial: están las que hacen un festejo a lo grande con plan de jornada completa, toda la familia incluida y regalos al por mayor; las que creen que un detalle o pequeño gesto es más que suficiente para recordar el amor de una hija a una madre; las que reemplazan el obsequio tradicional por una experiencia memorable; hay infinitas formas de festejar, pero a todas nos atraviesa de algún modo u otro.
La historia de María Marta Barranco empieza igual: el deseo de hacer algo especial para su mamá, Marta, pero el final fue distinto al que esperaba. Al acercarse la fecha se le ocurrió invitarla a disfrutar de un té en un lugar especial. La idea fue simple, pero el resultado mucho más encantador de lo que tenía en mente: la cita se convirtió en una excusa para vivir una experiencia placentera y diferente a las que viven juntas en el día a día, sobre todo desde que María Marta se convirtió en mamá y su vida entre el trabajo y la maternidad se volvió mucho más ocupada. Y no solo ellas dos, sino que a la reunión fue invitada también la pequeña Sofía que se unió a esta celebración de tres generaciones de mujeres.
Una elección que se vuelve tradición
"Nunca sé qué regalarle a mi mamá porque nunca acierto con su gusto, entonces cuando me llegó por email la información sobre la posibilidad de canjear los puntos Membership Rewards® por un té en el Palacio Duhau, me pareció una buena idea, ya que es una forma de pasar una tarde juntas haciendo un plan distinto y tener un espacio para charlar y disfrutar de un momento tranquilas", cuenta María Marta sobre su experiencia.
Se trató de un festejo especial porque fue la primera vez que María Marta festejaba el Día de la Madre como mamá y junto a la suya. "La pasamos tan bien que nos gustaría repetirlo nuevamente para el próximo Día de la Madre y quizá hacer de esto un ritual", dice la mujer que recibió su primera Tarjeta American Express a los 16 años como regalo de cumpleaños, porque era la tarjeta que utilizaban sus padres, y cuando obtuvo su primer trabajo decidió sacar la propia.
"Tener una extensión de la American Express de mis padres para mí fue muy importante porque significaba que ya era grande y podía hacer mis compras con cierta autonomía", cuenta y recuerda, que su madre es socia desde 1988 y canjea sus puntos para los viajes.
En cambio, para María Marta, el té en el Palacio Duhau fue su primera experiencia de recompensa y fue tan placentera que descubrió allí una nueva forma de celebrar ese día especial para ella y las mujeres que más quiere en el mundo.