Investigación: con Gabriel Rabinovich como impulsor, lanzan un empresa para generar tratamientos contra el cáncer
El científico del Conicet, junto a emprendedores, presentaron la compañía Galtec; con la iniciativa buscan crear terapias también contra la esclerosis múltiple
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Un grupo de científicos y emprendedores argentinos inauguraron hoy un centro público-privado de investigación en cáncer para generar tratamientos en el corto plazo. La empresa de base tecnológica creada, bautizada Galtec, funcionará en el instituto Ibyme, que pertenece al Conicet y está ubicado en el barrio de Belgrano. La idea de esta compañía es trasladar a los pacientes el resultado de los trabajos del investigador del Conicet Gabriel Rabinovich iniciados en la década de 1990. Si todo sale como planean, en un par de años comenzarán los ensayos clínicos con pacientes argentinos. En particular, Galtec comenzará con dos terapéuticas, una para el cáncer colorrectal y otra, para la esclerosis múltiple.
En la inauguración, estuvieron el actual ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, así como Lino Barañao, que ejerció ese cargo en los gobiernos de Cristina Kirchner y Mauricio Macri, y la presidenta del Conicet, Ana Franchi, entre otros miembros de la comunidad científica nacional. Filmus saludó en su discurso a Barañao y le dijo que “es importante que estemos todos juntos en un momento tan particular”, en referencia a las declaraciones del candidato más votado en las PASO, Javier Milei, respecto de cerrar o privatizar el Conicet y eliminar el ministerio. Filmus también dijo que no hay que tener miedo, por otro lado, a la creación de empresas de base científicas, como Galtec.
“Toda mi carrera fue en la Argentina y debía finalizar todos mis trabajos acá con una plataforma de traslación del conocimiento básico a los pacientes, para impactar primero en el país y luego crecer de manera internacional”, dijo Rabinovich durante el acto de inauguración este mediodía de tormenta en la ciudad, en el que también aprovechó para referirse a “estos tiempos complejos en los que es necesario defender lo obvio: como dijo Houssay, la ciencia no es cara, lo caro es la ignorancia”.
Durante la presentación se mostraron videos con saludos por la creación de la empresa de investigadores como el inmunólogo norteamericano Jim Allison (Premio Nobel de Medicina en 2018) y Laurie Glimcher, CEO del Instituto Dana Farber contra el cáncer y profesora de Harvard, entre otros científicos internacionales que conocen y valoran el trabajo de Rabinovich.
Métodos
El objetivo, técnicamente, es “desarrollar productos terapéuticos que puedan modular la actividad de la galectina (Gal-1), aumentar o bloquear su expresión (encenderla o apagarla), con el objetivo de manipular el funcionamiento del sistema inmune frente a distintas enfermedades”. La galectina es la proteína que el científico argentino identificó y purificó durante años, lo que se vio reflejado en cientos de trabajos publicados en las mejores revistas especializadas del mundo. Y tiene la particularidad de ser villana a veces, porque ayuda a los tumores a eludir la respuesta del sistema inmune, pero también el de heroína cuando evita la aparición de enfermedades autoinmunes. “Es Dr. Jekyll y Mr Hyde”, suele bromear Rabinovich en referencia a la novela homónima de Stevenson, donde la misma persona era una benefactora de la humanidad y asesina.
Junto con Rabinovich –formado en la Universidad Nacional de Córdoba e investigador de la carrera científica del Conicet desde 2002– conforman la empresa un equipo de ocho personas en total que combina a científicos con expertos en economía y la formación de empresas. Entre ellos está Daniel Falcón, el licenciado en economía de la Universidad Católica Argentina (UCA), que es director ejecutivo y cofundador de Galtec. En diálogo con periodistas durante una recorrida por el laboratorio ubicado en el primer subsuelo del edificio, Falcón manifestó que la búsqueda es primero ir a estos productos contra el cáncer y la esclerosis múltiple, para luego ir sumando otros productos para otras enfermedades.
“Es un camino largo, con obstáculos y dificultades”, señaló Falcón. Y agregó que se trata de trabajos con desarrollo intensivo en capital, de alto riesgo y con período de maduración establecido en años. Aunque en este tipo de emprendimientos no suele divulgarse el tamaño de la inversión, hasta ahora los fondos obtenidos son del orden de los millones de dólares, mayormente de inversores argentinos. La ambición es que se logren en los próximos meses los objetivos de buenas prácticas de manufacturación y la autorización no solo de la agencia regulatoria argentina Anmat, sino de la europea (EMA) y la de los Estados Unidos (FDA), porque el objetivo es ambicioso. La idea, así, es poder sumar más inversiones –incluso internacionales– para las costosas fases clínicas dos y tres.
“¿Por qué crear una empresa de base tecnológica basada en tantos años de generación de conocimiento y no llevar adelante otra estrategia de transferencia?”, se preguntó Rabinovich, durante su discurso de agradecimiento, “en una semana particular para la ciencia argentina”. Y se respondió: “Porque queremos acompañar nuestras tecnologías, nuestros productos y cuidarlos para que maduren, para darles valor, asegurarnos que lleguen a quienes más lo necesitan, a los pacientes, que no se pierdan en el camino, que lleguen a la gente, absolutamente a todos, a cada rincón de la Argentina, de América Latina y del mundo”. Si todo sale como esperan, lo lograrán en los próximos años.
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