Inquilinos expuestos: qué recomiendan los expertos en ciberseguridad para evitar caer en estafas por alquileres de propiedades
Los especialistas advierten que crece este tipo de delitos en redes sociales, en un contexto de poca oferta del mercado inmobiliario; chequear los perfiles de los potenciales locatarios y sus publicaciones, una de las claves
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La escasez de la oferta de alquileres y la incertidumbre respecto de lo que ocurrirá con la ley que los regula, generaron las condiciones ideales para que los delincuentes se aprovechen de familias que están en plena búsqueda de un hogar. Es que a través de las redes sociales publican inmuebles a precios competitivos para el mercado, pero los posibles inquilinos terminan resultando estafados.
El ardid usado es bastante simple: a través de Marketplace o grupos de Facebook publican viviendas en alquiler a precios bajos, que respetarían la actual ley y que aceptan niños y animales de compañía (estos dos últimos suelen ser excluidos en las ofertas). Cuando el inquilino se contacta, el presunto locatario le exige que abone por adelantado una seña –que oscilan entre los $10.000 y $30.000–, pero una vez que paga, la víctima es bloqueada por todos los medios de contacto y termina perdiendo el dinero.
El licenciado en Seguridad, abogado y exjefe del Área Especial de la Policía Bonaerense, Luis Vicat, explicó a LA NACIÓN: “Los delitos de estafa han aumentado prácticamente en un 200% en los últimos dos años, y sobre todo haciendo uso de la tecnología en muchos casos”. E indicó: “La estafa empieza como un cuento que puede sonar demasiado bien para ser cierto, con la oferta de un bien a precio vil, en este caso de un alquiler. Se usa mucho este tipo de estafas en épocas de verano, cuando se alquilan casas por temporadas o departamentos”.
“Presentan una propiedad con un montón de bondades, con un precio muy accesorio, muy posible para la gente que está desesperada buscándolo. Se quedan en que lo van a ir a ver, lo van a mostrar, y en ese momento se produce, en todos estos tipos de ardides, un quiebre: se pide algo a cambio antes. Se pide un depósito, un adelanto, un dinero para congelar y reservar este tipo de oferta, porque hay mucha gente, según el estafador, detrás de este mismo inmueble. Y es allí donde tenemos que detectar que, cuando nos piden algo antes de tiempo, comienza la ardid”, indicó.
Vicat remarcó: “Existen otros tipos de estafas cibernéticas, como el phishing y demás, que nos piden ciertos datos bancarios que, por supuesto, nunca hay que dar. Nunca hay que hacer este tipo de depósitos anticipados hasta que nosotros verifiquemos in situ que el bien existe y, además, verifiquemos que ese bien corresponde a la persona que nos lo está ofreciendo. Si nosotros hemos sido estafados bajo esta modalidad, lo que corresponde es que realicemos la denuncia penal correspondiente”.
Consejos
El comisario y miembro de la Superintendencia de Lucha Contra el Cibercrimen de la Policía de la Ciudad, Maximiliano Méndez, advirtió que en la Capital ya se han recibido denuncias respecto de esta modalidad de estafa. “Lo que ocurre es que los delincuentes utilizan publicaciones que no son verdaderas para cometer algún tipo de fraude. A veces la casa en cuestión no existe y otras veces roban las imágenes, las toman de páginas verdaderas, como las de inmobiliarias o de Zonaprop, y luego las publican en Facebook”, señaló.
“Los delincuentes usan varias publicaciones para hacerle creer al interesado que la oferta es verdadera. Por eso, recomendamos tener cuidado, cuando la oferta es demasiado tentadora y que se trata un precio que en el mercado no suele estar, ahí es cuando hay que tener cuidado”, indicó. Y aconsejó revisar las puntuaciones del supuesto locatario en el perfil de Marketplace y cuántas publicaciones tiene para evitar caer en este tipo de estafas.
Además, planteó: “Lo que está sucediendo es que los delincuentes utilizan ‘prestacuentas’, es decir, que van pasando el dinero de cuenta en cuenta. También lo que se está notando es que se hace una triangulación de cuentas, por ejemplo: el estafador le pasa al posible inquilino un CBU, pero no es el propio, sino que es de una persona que vende un servicio en forma legal. El delincuente habla con la persona que ofrece el servicio, le dice que el dinero lo va a enviar otra persona y se queda con el servicio”.
Para evitar caer en este tipo de estafas, los especialistas recomendaron verificar los datos de este tipo de propiedades, a quién pertenece, tratar de chequearlo por medios alternativos e intentar verificar fehacientemente el nombre y apellido de la persona que dice ser el dueño o encargado de mostrar la propiedad. También sugirieron evitar enviar dinero por anticipado y no bloquear a los estafadores en las redes sociales, dado que de ese modo podría perderse material necesario para la investigación policial.
Las víctimas
Lo cierto es que son cada vez más las personas afectadas por este tipo de estafas, como María de Los Ángeles Arias, que había intentado alquilar una vivienda para su padre en la zona de Morón, en la provincia de Buenos Aires. Al contactarse con la presunta propietaria del inmueble, le pidió una seña de $10.000.
Al día siguiente de haber hecho el pago, un familiar de Arias se acercó hasta la vivienda y se encontró con un cartel en el que se leía: “No se alquila. Es estafa”. Por lo que intentó contactarse con la presunta locataria, que ya la había bloqueado de todas sus redes sociales.
A través de otros familiares, logró contactarse con la estafadora, que, al verse expuesta, afirmó que le habían hackeado sus redes y accedió a devolver la seña.
El caso de Rosario, cuyo verdadero nombre se mantendrá en el anonimato, no tuvo el mismo desenlace, porque el estafador comenzó a amenazarla y extorsionarla. Es que la mujer contactó con el supuesto locatario a través de un grupo de Facebook, que le envío su número de teléfono para continuar con la negociación.
Al empezar a hablar con el hombre, este le solicitó una seña para poder ir a ver el inmueble en cuestión, pero, como ella detectó que se podría tratar de una estafa, el presunto locatario comenzó a amenazarla. “Cuando lo busqué por la lupita de Facebook, me encontré con que tenía varios escraches y no solo eran por alquileres. También se dedicaba, supuestamente, a anotar a gente en planes sociales y a vender productos truchos. Saqué una captura de pantalla y se lo envíe a esta persona, ahí fue cuando empezó a insultarme y me dijo que cambiara de número de teléfono”, sostuvo Rosario.
Tras el altercado, comenzaron a llegarle más de 250 mensajes de números desconocidos y videollamadas, con contenido pornográfico. Además, el delincuente la amenazó de muerte: “La que va a terminar muerta sos vos y tu familia. Yo no me hago drama”. Ella radicó la denuncia en Ciberdelitos.
En aumento
Si bien por el momento no hay cifras oficiales acerca de la cantidad de estafas que se han producido bajo esta modalidad, desde la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia, a cargo de Horacio Azzolin, dio a conocer un informe de su gestión en 2020 en el que hizo foco en el aumento en los casos asociados a la cibercriminalidad.
Dentro del trabajo se comparó la actividad que tuvo la Unidad en 2019 con lo sucedido en 2020. Así, se pudo registrar un aumento del 381% en los reportes atendidos entre ambos años: mientras que en 2019 llegaron 2369 (lo que equivale a 6,5 diarios), en 2020 se registraron 11.396, lo que llevó a un promedio de 31 por día. Se explicó, entonces, que ese número sería directamente proporcional al volumen de maniobras ligadas a la informática que tienen lugar y afectan a la ciudadanía.
Si la comparación se hace entre un período directamente afectado por la pandemia y uno anterior, se evidencia un aumento aún mayor. Entre abril de 2019 y marzo de 2020 se recibieron 2581 reportes y la Unidad inició 163 investigaciones preliminares, mientras que entre abril de 2020 y marzo de 2021 se registraron unos 14.583, lo que equivale a un 465% de aumento. Además, se iniciaron unas 289 investigaciones.